P¨²lpitos en las aulas

La estrecha alianza de la Generalitat de Francisco Camps con el arzobispado de Valencia ha dado otra vuelta de tuerca esta semana, con el acuerdo que permite a los obispos ofrecer a los colegios p¨²blicos y concertados un material alternativo sobre sexualidad. Tal acuerdo supone, de facto, expulsar de las aulas p¨²blicas una educaci¨®n sexual basada en criterios cient¨ªficos para sustituirla por un adoctrinamiento anclado exclusivamente en los valores religiosos de la Iglesia.

La excusa esgrimida por el arzobispado para lanzar esta nueva ofensiva es que la educaci¨®n impartida hasta ahora con los manuales de Sanidad y Educaci¨®n del Gobierno valenciano no ha logrado reducir el n¨²mero de embarazos, abortos, enfermedades de transmisi¨®n sexual y "dem¨¢s problemas derivados de una concepci¨®n de la sexualidad inadecuada". El argumento peca de inexactitud en algunos conceptos (la tasa de abortos en la Comunidad Valenciana se contrajo ligeramente en 2009 respecto al a?o anterior) y en ning¨²n caso parece la mejor opci¨®n extender entre los j¨®venes la ignorancia y el prejuicioso rechazo hacia el despertar natural de la sexualidad, agravando el problema que se pretende atajar.

La jerarqu¨ªa cat¨®lica sigue anclada en el pasado. Su obsesi¨®n por la sexualidad y la familia tradicional limita su entendimiento, convirtiendo a la suya en una instituci¨®n sorda y ciega ante determinadas inquietudes sociales. Antonio Mar¨ªa Rouco Varela desaprovech¨® el c¨®nclave que le confirm¨® recientemente como presidente de la Conferencia Episcopal para centrar su discurso, por ejemplo, en el desempleo, el problema que m¨¢s agobia a la sociedad espa?ola. En su lugar hizo un inoportuno llamamiento sobre las redes sociales, que para Rouco son poderosos instrumentos de "propagaci¨®n de f¨®rmulas de vida de todo tipo, sin excluir las menos acordes con la dignidad humana". Olvidaba el arzobispo, entre otras cosas, el papel decisivo -y la suprema dignidad- de esas redes en algunas de las revueltas de los pa¨ªses ¨¢rabes contra sus tiranos.

Tienen raz¨®n los cat¨®licos conservadores cuando afirman que la Iglesia tiene derecho a ejercer su magisterio en la ense?anza. Pero lo exigible es que limite su adoctrinamiento a sus fieles. Que la Generalitat Valenciana colabore en el traslado de sus p¨²lpitos a las aulas, con el dinero de todos, subvierte los valores en que debe estar basada la ense?anza p¨²blica.