China se opone a una intervenci¨®n en Libia y pide una salida negociada a la crisis
El Gobierno chino, tradicionalmente contrario a intervenir en los asuntos internos de otros pa¨ªses, pidi¨® ayer de nuevo una salida negociada a la crisis en Libia y dijo que cualquier acci¨®n autorizada por Naciones Unidas debe respetar la soberan¨ªa y la integridad territorial del pa¨ªs y garantizar que contribuye a devolver la estabilidad lo antes posible. China es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y, por tanto, con derecho a veto. De ah¨ª que su posici¨®n sea clave ante la posibilidad de una intervenci¨®n militar extranjera y la propuesta de Reino Unido y Francia de establecer una zona de exclusi¨®n a¨¦rea sobre el pa¨ªs norteafricano.
Pek¨ªn quiere que la comunidad internacional se centre en aplicar la actual resoluci¨®n del Consejo, y ayer urgi¨® "a todas las partes afectadas a que resuelvan el conflicto y calmen la situaci¨®n a trav¨¦s del di¨¢logo y otros medios pac¨ªficos", seg¨²n asegur¨® Jiang Yu, portavoz de Exteriores, informa Reuters.
Pek¨ªn censura la informaci¨®n sobre las revueltas y veta las manifestaciones
El Gobierno chino apoy¨® la resoluci¨®n de embargo de armas y otras sanciones contra el r¨¦gimen de Muamar el Gadafi y la investigaci¨®n de sus posibles cr¨ªmenes por parte de la Corte Penal Internacional, pero preferir¨ªa no ir m¨¢s all¨¢. "Si en el pr¨®ximo paso, el Consejo de Seguridad emprende alguna acci¨®n depender¨¢ principalmente de si contribuye a que Libia regrese a la estabilidad lo antes posible", afirm¨® Jiang. "La soberan¨ªa de Libia, la integridad territorial y la independencia deben ser respetadas", se?al¨® la portavoz, quien agreg¨® la importancia de escuchar tambi¨¦n la posici¨®n de los pa¨ªses ¨¢rabes y africanos.
Pek¨ªn se encuentra en una situaci¨®n inc¨®moda, pinzado entre sus crecientes responsabilidades internacionales, sus grandes intereses econ¨®micos en Libia y su tradicional posici¨®n de rechazar la injerencia extranjera.
China ha montado una efectiva operaci¨®n para evacuar a sus nacionales del pa¨ªs norteafricano, con el env¨ªo de barcos y aviones tanto civiles como militares. El domingo pasado anunci¨® que hab¨ªa completado el rescate de los ¨²ltimos ciudadanos chinos que quedaban de los alrededor de 36.000 que trabajan en Libia, principalmente en la industria petrolera, la construcci¨®n de ferrocarriles y el sector de telecomunicaciones.
Aunque no ha trascendido que haya muerto o resultado herido ning¨²n chino en Libia, obras y negocios realizados por el pa¨ªs asi¨¢tico han sido saqueados. Compa?¨ªas como China State Construction Engineering y China Railway Construction se han visto obligadas a abandonar a medias sus proyectos. La situaci¨®n ha supuesto a Pek¨ªn un nuevo recordatorio de las dificultades de su cada vez mayor presencia en el extranjero. Seg¨²n expertos de la Universidad de Pek¨ªn, las empresas chinas ten¨ªan contratos en Libia valorados en unos 18.000 millones de d¨®lares (12.900 millones de euros).
La posici¨®n china ante una potencial intervenci¨®n extranjera est¨¢ marcada tambi¨¦n por su propia situaci¨®n interna. El Gobierno est¨¢ siguiendo con gran inquietud las revueltas en los pa¨ªses isl¨¢micos, ante la posibilidad de que sirvan de catalizador a protestas dentro de sus fronteras.
Es poco probable que se produzcan revueltas similares en China, pero las autoridades han tomado contundentes medidas para atajar cualquier conato, como censurar la informaci¨®n y vetar el debate sobre las revoluciones ¨¢rabes; bloquear la difusi¨®n de las convocatorias a manifestarse cada domingo en China, realizadas a trav¨¦s de una p¨¢gina web en Estados Unidos; detener a decenas de activistas, y acusar de querer subvertir el poder del Estado a quienes propagan las convocatorias.
Adem¨¢s, han prohibido a los periodistas extranjeros que acudan a los lugares designados para las manifestaciones en Pek¨ªn y Shangh¨¢i, bajo amenaza de ser expulsados de China. Algunos informadores han sido detenidos, otros est¨¢n siendo acosados y seguidos por polic¨ªas o est¨¢n siendo vigilados en sus casas por agentes de paisano, seg¨²n el club de corresponsales de Pek¨ªn. Esta pr¨¢ctica habitualmente empleada con los disidentes se ha extendido ahora a los informadores extranjeros.
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