Rusia saca partido de las revoluciones ¨¢rabes
Mosc¨² se presenta como un abastecedor energ¨¦tico fiable mientras teme el contagio a zonas isl¨¢micas de Asia Central
Rusia saca partido de las revoluciones ¨¢rabes del norte de ?frica. El alza de los precios de los hidrocarburos, su principal exportaci¨®n, permite a la econom¨ªa rusa superar las secuelas de la crisis de 2008, y el Kremlin aprovecha la inestabilidad de otros productores para presentarse como un fiable abastecedor de crudo a la UE.
Pol¨ªticos y analistas coinciden en que EE UU y sus aliados no deben intervenir militarmente en Libia. Seg¨²n el ministro de Exteriores, Sergu¨¦i Lavrov, es muy importante que ninguno de los jugadores externos haga "movimientos bruscos" o intente imponer recetas y valores. Lavrov es partidario de juzgar a los responsables de la violencia contra civiles en Libia. Lo que no explica es c¨®mo procesarlos y qu¨¦ hacer si la revuelta popular no acaba por s¨ª misma con el r¨¦gimen.
El Kremlin quiere que el Consejo de Seguridad canalice la acci¨®n sobre Libia
La coyuntura es buena para sus v¨ªas de suministro de combustible
Una intervenci¨®n militar da?ar¨ªa la relaci¨®n con Occidente
Las autoridades rusas observan con preocupaci¨®n Uzbekist¨¢n
En Rusia hay dos corrientes de opini¨®n sobre las revoluciones en el norte de ?frica. La primera, compartida por el ex primer ministro y arabista Yevgueni Primakov, considera que la lucha contra las tiran¨ªas tiene una l¨®gica interior, que es una lucha contra la injusticia, la corrupci¨®n y las desigualdades sociales. La segunda, influida por la teor¨ªa de la conspiraci¨®n, cree que los amotinados act¨²an instigados por fuerzas externas, especialmente norteamericanas, que persiguen sus propios fines. En este ¨²ltimo campo se sit¨²a Igor Sechin, el viceprimer ministro, quien dice sospechar que los directivos de Google "manipularon" la energ¨ªa popular en Egipto.
El presidente, Dmitri Medv¨¦dev, ha mostrado afinidad por la teor¨ªa de una conspiraci¨®n dirigida tambi¨¦n contra Rusia. Durante su reciente visita a Bruselas, el jefe de Gobierno, Vlad¨ªmir Putin, expres¨® el temor a que los radicales puedan llegar al poder en el norte de ?frica. "Recuerdo que no hace mucho nuestros socios exhortaban a [celebrar] elecciones libres y democr¨¢ticas en los territorios aut¨®nomos palestinos y fue [el movimiento islamista] Ham¨¢s quien las gan¨®", subray¨® Putin.
Rusia quiere que las decisiones sobre Libia sean canalizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. En Mosc¨², una eventual acci¨®n unilateral de la OTAN o de pa¨ªses de la Alianza en el Magreb reabre viejas heridas, ya que evoca las dos intervenciones unilaterales que da?aron gravemente las relaciones con Occidente. La primera de ellas, en 1999, cuando la OTAN bombarde¨® Yugoslavia, y la segunda, en 2003, cuando EE UU y sus aliados invadieron Irak. La diferencia es que ahora EE UU tiene ya dos frentes b¨¦licos abiertos.
Una "intervenci¨®n humanitaria" podr¨ªa causar a Rusia divergencias con Occidente, ahora que las "relaciones comienzan a estabilizarse", seg¨²n Vitali Naumkin, director del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias. Para este experto, el mundo ¨¢rabe ha iniciado una fase de "profunda transformaci¨®n" y tiene un "gran potencial y energ¨ªa", y hay que dejar que se desarrolle sin interferencias. Naumkin considera que Muamar el Gadafi como l¨ªder de Libia est¨¢ "condenado". Tambi¨¦n fuentes an¨®nimas del Kremlin, citadas por Interfax, se han referido al coronel como "un cad¨¢ver viviente sin lugar en el mundo moderno civilizado".
Pero Georgui Mirski, uno de los principales expertos rusos en Oriente Pr¨®ximo, hab¨ªa advertido que Gadafi era m¨¢s fuerte que los presidentes de T¨²nez o Egipto. La cuesti¨®n, para Mirski, es c¨®mo hacer para que el libio se vaya sin provocar un segundo Afganist¨¢n o Irak. Gadafi lucha con un armamento -"incluidos aviones Mig de fabricaci¨®n rusa"- superior al que poseen los rebeldes, afirma. Solo queda el argumento militar, pero una intervenci¨®n b¨¦lica norteamericana en apoyo de los rebeldes puede ser "contraproducente" y causar "confusi¨®n" entre quienes ven a EE UU como enemigo del mundo isl¨¢mico. Ahora bien, prosigue Mirski, una victoria de Gadafi mostrar¨ªa que, si un dictador tiene fuerza para resistir en el poder tras provocar un ba?o de sangre en un determinado pa¨ªs, la comunidad internacional, incluida Rusia, que dio por vencido al dictador antes de tiempo se ver¨¢ en una "situaci¨®n idiota".
Vista desde Mosc¨², la coyuntura internacional es buena para defender nuevas v¨ªas de transporte de combustible desde Rusia, como el gasoducto del Norte (por el fondo del B¨¢ltico), animar a los inversores extranjeros y criticar, en nombre de Gazprom, la pol¨ªtica energ¨¦tica de la UE. Para la petrolera francesa Total, Rusia aparece como un refugio "tranquilo y seguro" para las incertidumbres de otros lugares. Total, que opera en Libia, ha establecido una alianza estrat¨¦gica con la empresa de gas Novotek para explorar los yacimientos de la pen¨ªnsula ¨¢rtica de Yamal. Total tiene un 25% del consorcio para explotar los yacimientos de Shtokman, en el mar de Barents. Rosneft, por su parte, anunci¨® un acuerdo con la americana ExxonMobil para explorar una zona en el mar Negro.
Pero las revoluciones tienen tambi¨¦n efectos negativos sobre la econom¨ªa rusa. En Bruselas, Putin dijo que la subida de los precios del petr¨®leo supone una "amenaza grave" para el crecimiento mundial y las empresas rusas pueden ver perjudicados sus intereses. En febrero, Gazprom, que realiza exploraciones en Libia desde 2006, lleg¨® a un acuerdo con ENI para adquirir el 50% de la participaci¨®n de la empresa italiana en la explotaci¨®n del yacimiento del Elefante, cuyas reservas se estiman en 110 millones de toneladas.
Pese a sus importantes contratos de armamento, Mosc¨² apoy¨® la resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU que impuso sanciones a Libia, entre ellas la prohibici¨®n de venta de armas. Sergu¨¦i Ch¨¦mezov, jefe de la corporaci¨®n estatal Rostejnologia, calcul¨® que el montante de negocio no realizado en Libia es de 2.880 millones de euros. Seg¨²n el experto Naumkin, estas p¨¦rdidas ser¨¢n solo temporales y cualquier r¨¦gimen que llegue al poder en Libia diversificar¨¢ las compras de armamento, dado el fuerte antiamericanismo local. "Nuestros contratos volver¨¢n", afirm¨® el experto.
La subida de los precios del crudo ha alterado las previsiones econ¨®micas de Rusia para 2011. El fondo de estabilizaci¨®n no se gastar¨¢, como se preve¨ªa, sino que aumentar¨¢ (hasta 1.450.000.000 rublos o m¨¢s de 37.000 millones de euros), lo que permite a Rusia volver por primera vez al nivel de las reservas acumuladas antes de la crisis, seg¨²n el ministro de Finanzas, Alex¨¦i Kudrin. Sin embargo, habr¨¢ m¨¢s inflaci¨®n (hasta el 8%) y ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil impulsar alternativas al desarrollo basado en las materias primas. En su lucha contra la inflaci¨®n, a fines de febrero, el Banco Central increment¨® la tasa de refinanciaci¨®n un cuarto de punto (hasta el 8%), por primera vez desde la crisis econ¨®mica.
Rusia ve "revoluciones de color verde desestabilizadoras" donde Occidente las ve "liberadoras" y esta falta de sinton¨ªa ha producido alg¨²n desencuentro en reuniones con dirigentes occidentales. Mosc¨² teme que el ambiente revolucionario pueda contagiarse a su propio territorio en el C¨¢ucaso del Norte, y tambi¨¦n, a los pa¨ªses de Asia Central y el sur del C¨¢ucaso. Fuentes del Kremlin afirmaban estar muy preocupadas por Uzbekist¨¢n. En ese pa¨ªs centroasi¨¢tico, densamente poblado y de enormes diferencias sociales, el presidente, Islam Kar¨ªmov, dirige con pu?o de hierro una sociedad generadora de emigrantes y puede no tener los instrumentos necesarios para controlar protestas sociales, si estas se producen, seg¨²n dijeron fuentes del Kremlin a interlocutores occidentales.
Fuentes expertas en Uzbekist¨¢n afirman que se est¨¢ produciendo una fuga de capital desde all¨ª y se?alan que los precios de los alimentos en el mercado interno pueden aumentar y resultar desestabilizadores, en parte por los contratos por los que Uzbekist¨¢n abastecer¨¢ de bienes de consumo a los soldados norteamericanos en Afganist¨¢n, en sustituci¨®n de otros proveedores.
Desde medios liberales rusos, las revueltas del norte de ?frica son contempladas con envidia. Los ¨¢rabes, contemplados con arrogancia desde Mosc¨², han resultado "m¨¢s dignos que nosotros", en el sentido de que "dejaron de quejarse" y "echaron a los que les robaban", seg¨²n el experto Alex¨¦i Malashenko.
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