Arabia Saud¨ª delega en la Liga ?rabe el apoyo a una intervenci¨®n militar

Arabia Saud¨ª deleg¨® ayer en la Liga ?rabe la decisi¨®n de respaldar una eventual zona de exclusi¨®n a¨¦rea sobre Libia. Su ministro de Exteriores, el pr¨ªncipe Saud al Faisal, dijo que Riad no va a inmiscuirse en esa crisis y lanz¨® una advertencia a quien pueda tener la tentaci¨®n de alentar protestas entre los saud¨ªes. A¨²n at¨®nitos por las revueltas que sacuden al mundo ¨¢rabe, los responsables de Arabia Saud¨ª ven con creciente preocupaci¨®n la posibilidad de contagio. "Los problemas deben abordarse a trav¨¦s del di¨¢logo, no de la protesta", declar¨® Saud.

Las declaraciones del jefe de la diplomacia saud¨ª constituyen la primera respuesta p¨²blica de Riad a la b¨²squeda de respaldo ¨¢rabe por parte de EE UU y Europa para adoptar medidas que puedan frenar la guerra civil libia sin ser acusados de intervencionismo. Los l¨ªderes rebeldes de ese pa¨ªs han pedido a la comunidad internacional que imponga una zona de exclusi¨®n a¨¦rea para evitar el bombardeo de la aviaci¨®n de Muamar el Gadafi.

La Liga, casi siempre inoperante, decide el s¨¢bado sobre la zona de exclusi¨®n a¨¦rea

"Cortaremos cualquier dedo que se meta en el reino", advierte el Gobierno

"Las opciones para alcanzar el objetivo de proteger al pueblo libio y frenar el derramamiento de sangre dependen de la Liga ?rabe", manifest¨® el pr¨ªncipe Saud. Aunque durante sus 66 a?os de existencia ese foro se ha mostrado escasamente relevante, la reuni¨®n del pr¨®ximo s¨¢bado para tratar la crisis libia va a constituir una prueba de su capacidad de marcar una diferencia con el pasado y adoptar alguna medida eficaz.

Con Egipto e Irak fuera de juego por su situaci¨®n interna, Arabia Saud¨ª se ha convertido en el ¨²nico pa¨ªs ¨¢rabe con peso pol¨ªtico (y financiero) para dar el visto bueno a una acci¨®n de ese calibre. Sin embargo, los primeros indicios de que el reino tampoco es inmune a los vientos democratizadores que soplan en la regi¨®n aconsejan extremar la cautela. Cualquier decisi¨®n sentar¨¢ un precedente.

Saud, que lleva al frente de la diplomacia saud¨ª desde 1975, insisti¨® en diferenciar los motivos que alientan las revueltas en cada pa¨ªs. "Cada caso es distinto. No puedo vincularlos y decir que es un fen¨®meno galopante", dijo.

Los activistas saud¨ªes aseguran sin embargo que las revueltas en T¨²nez y Egipto les han servido de ejemplo. "Cuando vimos que se iba Mubarak, comprendimos que el cambio era posible y perdimos el miedo", asegura Eman al Nafja, una de las blogueras saud¨ªes de referencia. Como otros activistas entrevistados estos d¨ªas, asegura que desea una reforma del sistema, no un cambio de r¨¦gimen. Enseguida empez¨® a debatirse en los foros sociales la convocatoria de una manifestaci¨®n que, tras alg¨²n baile de fechas, se ha fijado para ma?ana viernes. Aunque pocos creen que vaya a obtener una gran respuesta, su mera existencia ha puesto a las autoridades a la defensiva.

Sin mencionar ese llamamiento, Saud asegur¨® que las manifestaciones no van a traer la reforma a Arabia Saud¨ª y record¨® que sus ulemas han prohibido las protestas. "En mi opini¨®n, el di¨¢logo es la mejor forma de abordar los problemas que aquejan a la sociedad", declar¨® antes de advertir contra posibles interferencias extranjeras. "Cortaremos cualquier dedo que se introduzca en el reino", concluy¨® usando una expresi¨®n hecha en ¨¢rabe.