Mujeres ¨¢rabes

La guerra contra Gadafi la perdieron los rebeldes a?os atr¨¢s, cuando Occidente le cambi¨® Pasado por Petr¨®leo y abri¨® sus palacios a la jaima del tirano y su bufonesca corte. Todo lo que ha tenido que hacer el dictador es seguir tom¨¢ndole el pelo a esta comunidad occidental m¨¢s codiciosa y despistada que un inversor en Rumasa de segunda generaci¨®n. Con suerte, conforme el tiempo avanza -y eso es lo que hace el s¨¢trapa, ganar tiempo-, iremos viendo que, bueno, qu¨¦ se le va a hacer, fue un bonito intento pero no dur¨®. Al fin y al cabo, la lecci¨®n de Libia aprovechar¨¢ a nuestros amiguitos que mandan en Argelia, Arabia Saud¨ª, Yemen, Bahr¨¦in y etc¨¦tera, un etc¨¦tera encabezado por Marruecos. De modo que no habr¨¢ mal que por bien no venga. Toma ya, revoluci¨®n Facebook. Lo de siempre sigue de moda.

?Qu¨¦ podemos hacer? Poco. Pero hay algo que s¨ª. Ayer publicaba este peri¨®dico dos informaciones, firmadas por mujeres -Georgina Higueras y Nuria Tes¨®n-, dando cuenta, la una, de las palabras de Nawal el Saadawi, y, la otra, de la brutal humillaci¨®n a que fueron sometidas en Tahrir, por sus propios compatriotas masculinos, cuando se manifestaron en favor de su igualdad de derechos en el nuevo Egipto. El machismo patriarcal atufa, con o sin revoluci¨®n. Sostengo que el rechazo del velo no puede imponerse, debe surgir de la propia mujer. Pero cuando esa mujer ya existe, y est¨¢ clamando por sus derechos, hay que ayudarla.

Puede que los gobernantes no sepan o no quieran sacar a Gadafi de su trono. Pero nosotras tenemos muchas formas -somos feministas del Primer Mundo- de colaborar con nuestras hermanas ¨¢rabes, de hacerles sentir que no est¨¢n solas.

?Para qu¨¦ sirve un D¨ªa de la Mujer, si el resto del a?o nos quedamos quietas?