Sobre la servidumbre voluntaria
Este texto debe mucho a 'El Discurso sobre la servidumbre voluntaria', del humanista franc¨¦s ?tienne de la Bo¨¦tie, publicado en 1576.
Don Mariano Rajoy ha dado su consentimiento. ?Por fin el se?or Camps ser¨¢ el candidato a las pr¨®ximas elecciones de la Generalitat Valenciana! Algunos, optimistas, esper¨¢bamos que no lo hiciera, pues "Mariano Rajoy no es tonto", como escribi¨® J. J. P¨¦rez Belloch en su columna de EL PA?S, sabe que mantener, contra viento y marea, la candidatura del actual president es un riesgo que no le convendr¨ªa correr. Las cosas han ido finalmente por donde quer¨ªan sus partidarios en la Comunidad Valenciana, quienes confiaban en que Rajoy -que no es tonto- habr¨ªa hecho bien los c¨¢lculos para ganar las elecciones. La servidumbre voluntaria estar¨ªa aqu¨ª justificada por motivos electorales.
Nadie, ni siquiera en la corte del PP, ignora el peligro de Camps, pero todos le apoyan
Quienes la practican se desinteresan de lo que esta servidumbre pueda da?ar a la pol¨ªtica. Poco les importa si con ello aumenta el malestar difuso de los ciudadanos, que est¨¢n desencantados, malhumorados o agrios a secas. Tiempo habr¨¢ -piensan- para poner un poco de vaselina en las rozaduras. Mientras tanto lo urgente es salvar la cara del l¨ªder; de modo que su resoluci¨®n o, lo que es lo mismo, su falta de resoluci¨®n en esta crisis no acent¨²e su imagen de pol¨ªtico d¨¦bil, incapaz de poner orden en su partido, como alguna desleal se lo reprocha desde sus propias filas.
Nadie, ni siquiera en la propia corte del Partido Popular, ignora el peligro de Camps: no solo por la torpeza del asunto de los trajes, sino sobre todo por la amenaza de las causas pendientes en los tribunales, que deber¨¢n juzgar los presuntos delitos en la adjudicaci¨®n irregular a la trama G¨¹rtel. Pero, con todo, destaca la coincidencia en la necesidad del apoyo -o de la servidumbre voluntaria- a Camps: ah¨ª tienen a Rita Barber¨¢ en cruzada permanente contra los enemigos del president y de Valencia. Pero me pregunto, absolutamente en serio, por qu¨¦ una pol¨ªtica tan aguerrida, que dicen amar tanto a Valencia y a los valencianos, tiene puesto su af¨¢n en la defensa a ultranza de un l¨ªder que ya no lo es. Se trata de una verdadera desgracia para todos, incluso para sus seguidores, que tendr¨¢n que acallar sus dudas para acordarse a la voluntad de sus jefes. Siendo Camps el presidente m¨¢s apoyado de todos los tiempos, pasados, presentes y, qui¨¦n sabe si tambi¨¦n futuros, ?a ver qui¨¦n se atreve a decir que el rey se pasea desnudo!
Todos saben que son malos tiempos, pero en tiempos electorales, m¨¢s que nunca, habr¨¢ que seguir ocultando los problemas: los gastos excesivos de los grandes eventos, el considerable aumento de la deuda, las facturas que no se pueden pagar, la degradaci¨®n de los servicios p¨²blicos; mientras, de paso, quienes apenas gestionan los asuntos de gobierno, le endosan las causas de los problemas a Zapatero: ah¨ª tienen a Gonz¨¢lez Pons dispuesto a incendiar Valencia y aun Espa?a para salvarnos de la corrupci¨®n y del mal gobierno de Madrid. Se trata de ganar las elecciones, para lo que af¨¢n no les falta, como dir¨ªa Soraya Saez de Santamar¨ªa. Pero nos encontramos ante gentes que se afanan m¨¢s en crear adhesiones que en procurar que los ciudadanos dispongan de mayor libertad, bienestar y todo cuanto puede contribuir a ser m¨¢s felices. El actual jefe de la radio y la televisi¨®n p¨²blica valenciana, al tomar posesi¨®n de su cargo, empe?¨® su palabra en que habr¨ªa cambios y en que las cosas iban a mejorarse. Altanero con las quejas de la oposici¨®n se atrevi¨® a decir que en adelante "ya nadie podr¨¢ decir que pierden las elecciones porque no salen en Canal 9". Su actuaci¨®n ha desmentido sus palabras, no sabemos qu¨¦ ocurrir¨ªa si la radio y la televisi¨®n p¨²blicas, en lugar de continuar estando al servicio del Gobierno, fueran plurales, se dieran debates y tuvieran cabida las opiniones contrarias; pero lo que s¨ª sabemos es que la estrategia de manipular la informaci¨®n que no les conviene ha contribuido a disminuir la audiencia y a que la gente est¨¦ cada vez peor informada. Pol¨ªticos que abusan de la estrategia de laminar a quien miran como contrario; que dejan de contestar las preguntas dif¨ªciles -es el caso del dinero pagado para los grandes eventos o a determinadas personas-; que hacen o¨ªdos sordos a las propuestas -o a las quejas- que plantean desde distintos ¨¢mbitos sociales: vecinos del Cabanyal, gentes del teatro, bandas de m¨²sica, Escola Valenciana, familias que necesitan ayuda para cuidar a las personas dependientes, etc., etc. Se falta a la justicia y se falta a la piedad: ?C¨®mo entender que el presidente Camps se haya negado a recibir a las victimas del accidente de metro de Valencia? Estas personas se re¨²nen los 3 de cada mes, a las siete de la tarde, a la puerta de la Catedral: su gesto demasiado solitario deber¨ªa ser una llamada a la rebeld¨ªa ante la innecesaria humillaci¨®n que supone para los ciudadanos que sus representantes miren para otro lado ante su dolor.
Las democracias son imperfectas, pero lo son mucho m¨¢s cuando el poder pol¨ªtico act¨²a como una m¨¢quina de producir consentimiento, reduciendo la libertad creando tensiones entre los ciudadanos, con la ¨²nica finalidad de mantenerse en el poder. Tal perversi¨®n se muestra hoy con toda desnudez en Italia, con un Berlusconi, sostenido por su dinero, su control de los medios de comunicaci¨®n y por tantas servidumbres como tiene, de forma que no le han tambaleado ni los esc¨¢ndalos ni excesos que se descubren a diario. En estos d¨ªas, las mujeres, por fuera de las servidumbres que han venido sosteniendo al pol¨ªtico (su partido y aliados, la iglesia o los votos comprados o adquiridos mediante mecanismos que rozan la ilegalidad) han logrado reunir a m¨¢s de un mill¨®n de personas para explicar que si se resquebrajan esas servidumbres disminuir¨¢ el consentimiento y el poder de Berlusconi habr¨¢ terminado.
Quiz¨¢ sea posible otra pol¨ªtica.
Isabel Morant. Universidad de Valencia.
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