De h¨¦roes a villanos
En 2005, Alan Greenspan todav¨ªa era el Maestro. Tres a?os despu¨¦s hab¨ªa ca¨ªdo a la categor¨ªa de villano, mientras el Banco de Espa?a era aclamado internacionalmente por su actuaci¨®n regulatoria y supervisora. Mientras en Estados Unidos el sistema financiero se tambaleaba, los bancos espa?oles sorteaban el inicio de la crisis con aparente tranquilidad. Claro que la longitud de la mecha era diferente en cada pa¨ªs: en Estados Unidos la mecha era muy corta, pues gran parte de las hipotecas estaban empaquetadas en t¨ªtulos cuyos precios reaccionaron r¨¢pidamente, lo que inmediatamente se traslad¨® a los balances bancarios. En Espa?a la mecha era larga: ten¨ªa que pasar por un aumento de la morosidad que poco a poco afectar¨ªa a la solvencia de las entidades bancarias.
Pinchar la burbuja supon¨ªa frenar la econom¨ªa. Nadie se atrevi¨® a hacerlo Ord¨®?ez ha evitado roces pol¨ªticos pero ha actuado tarde con las cajas
Tres a?os despu¨¦s de la proclamaci¨®n del Banco de Espa?a como el h¨¦roe de la crisis financiera internacional, el p¨¦ndulo parece moverse en la direcci¨®n contraria: desde 2009 se han intervenido dos entidades y se han puesto de manifiesto problemas de capitalizaci¨®n en muchas otras. El ¨²ltimo episodio es la publicaci¨®n de una carta de 2006 en la que los inspectores del Banco de Espa?a criticaban la actitud pasiva de los ¨®rganos rectores frente a la burbuja crediticia. Los organismos internacionales siguen reconociendo, como recientemente hizo el Financial Stability Board, las bondades de la regulaci¨®n financiera espa?ola, pero tambi¨¦n apuntan al retraso en hacer frente a las debilidades estructurales de parte del sistema. Mientras los sistemas financieros que primero entraron en crisis ya se han recapitalizado, en Espa?a este proceso a¨²n est¨¢ por completar.
Las alabanzas internacionales a la regulaci¨®n espa?ola se centran en dos aspectos. Uno es la obligatoriedad de consolidar las estructuras con riesgo fuera de balance, lo que permite contener las ratios de endeudamiento. Pero la regulaci¨®n m¨¢s innovadora y aclamada responde a las llamadas provisiones din¨¢micas. Las crisis bancarias de los a?os ochenta y los noventa llevaron a la conclusi¨®n de que era conveniente contar con un colch¨®n de provisiones antic¨ªclicas. Pero este colch¨®n tuvo alg¨²n inconveniente: pudo generar un exceso de confianza que retard¨® la toma de otras decisiones necesarias. ?Era el nivel de las provisiones din¨¢micas exigidas, basadas en la experiencia de los 20 a?os anteriores, suficiente para absorber los efectos de una burbuja de proporciones desconocidas?
Dicho esto, hay que reconocer la valent¨ªa de aprobar las provisiones din¨¢micas poco despu¨¦s de que Estados Unidos derogara la Ley Glass-Steagall, y frente a la corriente desregulatoria imperante. Tambi¨¦n es de admirar que el Banco de Espa?a no cediera a las enormes presiones de la banca para eliminar estas provisiones, que les imped¨ªan reportar mejores resultados.
Adem¨¢s de confiar en las bondades de su regulaci¨®n, el Banco de Espa?a avis¨®, tan temprano como en junio de 2002, de que los precios de la vivienda pod¨ªan subir o bajar, en un intento de atenuar las desorbitadas expectativas de crecimiento de los precios de la vivienda. Por desgracia, pronto caer¨ªa en la autocomplacencia y se apuntar¨ªa a la teor¨ªa del aterrizaje suave, a pesar de los exagerados precios alcanzados por los activos inmobiliarios y de la evidente hipertrofia constructora. De hecho, Jaime Caruana siempre neg¨® que existiera una burbuja inmobiliaria. La llegada de Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, convencido de la existencia de una significativa burbuja inmobiliaria, supuso un claro cambio.
Ord¨®?ez hizo reiterados llamamientos p¨²blicos a las entidades para que redujeran las r¨¢pidas tasas de crecimiento del cr¨¦dito inmobiliario. Adem¨¢s, plante¨® desde el principio la necesidad de realizar reformas (laboral, pensiones, rebaja de los costes de las cajas) que, de haberse abordado en su momento, podr¨ªan haber rebajado las suspicacias internacionales sobre nuestra econom¨ªa.
?Pod¨ªa el Banco de Espa?a haber hecho m¨¢s? Sin duda. Entre otras cosas se pod¨ªa haber penalizado la utilizaci¨®n masiva de hipotecas a tipo variable; se deb¨ªa haber controlado m¨¢s intensamente a las sociedades de tasaci¨®n, con un claro conflicto de intereses con las instituciones financieras. Pero, con todo, hay que ser realistas: cuando el tipo de inter¨¦s se mantiene muy bajo durante mucho tiempo es dif¨ªcil contener el crecimiento del cr¨¦dito. Lo que me hubiera gustado ver es qu¨¦ habr¨ªa hecho el Banco de Espa?a si hubiera tenido la capacidad de fijar el tipo de inter¨¦s. Pero eso nunca lo sabremos.
En resumen, podemos decir que en Estados Unidos y otros pa¨ªses se adopt¨® la estrategia de limpiar el desastre despu¨¦s de que sucediera, con la excusa de que identificar una burbuja es muy dif¨ªcil. Por suerte, en Espa?a se tomaron medidas preventivas, aunque probablemente insuficientes para el tama?o del problema inmobiliario. De todas maneras, no quiero ni imaginar qu¨¦ habr¨ªa podido pasar sin la seriedad y ortodoxia del Banco de Espa?a.
Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universitat Pompeu Fabra.
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