Los pastores que leen el Cor¨¢n

Lo que sigue es la historia de un pastor rumano que toca el acorde¨®n. Se llama Mario Bocan. Es ingeniero agr¨®nomo. Trabaj¨® cinco a?os en Palencia cuidando un reba?o de ovejas y vacas. Por las noches dorm¨ªa en un pajar. Cierto d¨ªa, un carnero que pesaba m¨¢s de 100 kilos le pis¨® y le rompi¨® dos dedos. Desde entonces arrastra una cojera que se le nota al bajar por el camino de tierra que lleva hasta una finca de Colmenar Viejo, donde est¨¢ ahora al cuidado de 600 cabras.

Bocan presume de no usar la garrota con los animales. "No me hace falta. Llamo a cualquiera de ellos a 500 metros y reconocen mi voz. Les doy mucho cari?o". A una oveja marcada con el 33 la llama Livio, como un buen amigo que viv¨ªa en ese mismo n¨²mero de calle. La soledad del campo no es un problema para ¨¦l. "No me aburro. Cuido tambi¨¦n de dos yeguas, dos burras y seis gatos. A todos les doy de comer de mi mano. Excavo, riego en la finca, cuido de un huerto y de los ¨¢rboles frutales". Acompa?ado siempre de dos perros, le ayuda Hafet, un marroqu¨ª muy t¨ªmido de 42 a?os. Hacen quesos y yogures ecol¨®gicos con la marca Suerte Ampanera, el nombre de la finca.

El sueldo es de cerca de 1.500 euros, pero "es duro y sacrificado"

"Llamo a cualquier animal y reconoce mi voz", presume uno de los pastores

Juntos toman un caf¨¦ a primera hora de la ma?ana, orde?an a las cabras hasta las 11.00 y, despu¨¦s, se echa al monte con el reba?o. La mayor¨ªa de los pocos pastores que quedan en la Comunidad de Madrid, unos 1.000 calculando el n¨²mero de explotaciones en activo, son inmigrantes (el 70%) y la casi todos son de origen magreb¨ª, seg¨²n datos de asociaciones ganaderas. Cualquiera que pasee por los campos de Valdemoro podr¨¢ toparse con Abdul, un joven pastor, leyendo tranquilamente el Cor¨¢n. Rumanos, b¨²lgaros y polacos tambi¨¦n se han empleado en la trashumancia durante la ¨²ltima d¨¦cada. Un n¨²mero indeterminado de ellos no tiene contrato.

El sueldo de pastor ronda los 1.500 euros al mes brutos. Paloma D¨ªez de Tejada, veterinaria responsable de la agrupaci¨®n de defensa sanitaria, lo define como un trabajo "duro y sacrificado". "Requiere muchas horas en el campo, haga sol o un fr¨ªo que pela. Los ganaderos han tenido muchos problemas para encontrar mano de obra espa?ola y se ten¨ªa que echar mano de trabajadores de fuera". La veterinaria se?ala que, salvo excepciones, se trata de gente no cualificada que en muchos casos no ha visto un animal en su vida. "La rotaci¨®n es alta. Normalmente, cuando encuentran alg¨²n trabajo m¨¢s c¨®modo se marchan. Incluso con esta crisis es dif¨ªcil encontrar gente que quiera trabajar en el campo".

El pastor que toca el acorde¨®n lleva muchos a?os, pero ha tenido compa?eros de trabajo que solo le han durado un d¨ªa. ?ngel Trujillo, ganadero de Valdemoro, recuerda el d¨ªa que lleg¨® un chico tiritando de fr¨ªo a su finca. Le dej¨® una chaqueta. Se uni¨® a su equipo de pastores. Un a?o despu¨¦s se fue sin decir nada. Lo mismo que otro matrimonio, que estuvo dos a?os y cierto d¨ªa nunca m¨¢s supo de ellos. Pero desde hace tiempo tiene en la finca a cuatro pastores marroqu¨ªes, el m¨¢s antiguo de ellos un tipo serio que se llama Mousa y que trabajaba en su pa¨ªs como ferrallista. Lleva ocho a?os empleado en la finca, donde cuida de 1.200 cabezas de ganado ovino y caprino. Con ¨¦l trabajan Mohamed el Mamouni, un rehalero con barba que no sabe muy bien que edad tiene, capaz de cazar conejos con una honda; Abdul, un joven con experiencia en el campo, el mismo que lee el libro sagrado del islam; y Mohamed, antiguo empleado de una f¨¢brica de telas. Los cuatro viven en un caser¨®n dentro del recinto y se han encari?ado ¨²ltimamente de una peque?a oveja que se comporta como un gato mimoso.

Los pastores crean una relaci¨®n especial con los perros. Estos no atienden otra orden que no sea la de su due?o. Recuerdan a un mast¨ªn que paraba a los coches en mitad de los caminos para que pasasen las cabras (muri¨® atropellado) o aquellos a los que atan con una cuerda a sus padres para que les ense?en de primera mano el oficio.

El panorama en otras comunidades aut¨®nomas es distinto. Diego Albardonedo, secretario ejecutivo de Ovinos Precoces, se?ala que Madrid apenas tiene una peque?a parte del censo nacional de ovino (104.000 cabezas). El fen¨®meno de los pastores inmigrantes en otras regiones como Extremadura o Andaluc¨ªa, que superan las dos millones de ovejas, se ha reducido mucho en los ¨²ltimos a?os, sobre todo tras la crisis desatada en el sector en 2006. A diferencia de Madrid, tan solo unos cuantos ganaderos tienen pastores venidos de otras tierras.

Precisamente de donde vino el pastor Mario Bocan, un hombre que invita a la finca a todo el que quiera conocer de primera mano c¨®mo vive en el campo. Siempre recibe a las visitas tocando el acorde¨®n.