Asustados
En ocasiones el mundo nos viene grande. Una cat¨¢strofe como la ocurrida en Jap¨®n, observada desde la barrera, nos conduce a pensar que hasta el pa¨ªs mejor pertrechado tecnol¨®gicamente es vulnerable a la brutalidad de un azote imprevisible de la naturaleza. De pronto, lo que no ha sido barrido por una gigantesca ola es amenazado por la radiactividad y lo que antes fuera el escenario de m¨²ltiples vidas se convierte en un territorio fantasma. Dado que comprender el alcance de tanto dolor ajeno es imposible y que el sentimiento de solidaridad siempre contiene una especie de alivio vergonzante por no haber sido tocados por la cat¨¢strofe, tratamos de aliviarnos con una mirada a lo dom¨¦stico, y lo que aqu¨ª nos encontramos es tan aburrido como irracional. M¨¢s de lo mismo. M¨¢s de lo mismo, en Espa?a, significa que puede salir el sol por Antequera, o sea, que el grado de provisionalidad es notable:
Un presidente que no sabemos si se va o se queda; un vicepresidente que a ratos pareciera que va a ser el presidente y otras, no; una ministra de Defensa que a veces da la impresi¨®n de postularse como candidata a esa presidencia y otras, no; un partido de la oposici¨®n que, a pesar de perfilarse como ganador, sigue en su l¨ªnea de destruir al adversario; un l¨ªder de ese partido de la oposici¨®n que mantiene en su puesto a un imputado por un delito de cohecho (Camps), pero se escurre como una anguila cuando tiene que hacerse una foto con ¨¦l; unos expresidentes que se forran en unos de los peores momentos econ¨®micos vividos en la democracia espa?ola; un expresidente que, movido por un peculiar patriotismo, se dedica a vocear por las tribunas del mundo que su pa¨ªs est¨¢ al borde del desastre, etc¨¦tera.
Y en medio de esto, usted y yo, agitados por la onda expansiva de un terremoto lejano; asustados por un panorama pol¨ªtico de tan poca categor¨ªa.
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