Geoeconom¨ªa y cultura de Estado
El orden internacional que resulte de la crisis supondr¨¢ una redimensi¨®n global del peso espec¨ªfico de cada pa¨ªs. Esta circunstancia provocar¨¢ un cambio de visibilidad y protagonismo que alterar¨¢ los equilibrios y liderazgos conocidos desde el fin de la guerra fr¨ªa. Influir¨¢n una mezcla de factores de diversa ¨ªndole. Unos cuantitativos y otros cualitativos. Entre los primeros seguir¨¢n estando la poblaci¨®n, el PIB, el tama?o, los recursos naturales y energ¨¦ticos. Entre los segundos cobrar¨¢n importancia, adem¨¢s del emplazamiento geogr¨¢fico, los recursos institucionales y culturales y, en especial, la creatividad, la innovaci¨®n y la transferencia del conocimiento.
Espa?a tiene por delante una oportunidad hist¨®rica para rentabilizar una suma de factores que juegan a su favor. Si lo hiciera, podr¨ªa obtener un posicionamiento estrat¨¦gico renovado que deber¨ªamos ser capaces de explorar con audacia y valent¨ªa. Para conseguirlo hay que actuar con rapidez, eficacia y responsabilidad. Rapidez, porque estamos ante una oportunidad perentoria que otros pueden aprovechar si nosotros permanecemos pasivos. Eficacia, porque hace falta impulsar una serie de est¨ªmulos institucionales que deben ser dise?ados con precisi¨®n instrumental. Y responsabilidad, porque se trata de un proyecto de Estado que los dos principales partidos nacionales deben consensuar al servicio de intereses generales.
PP y PSOE deben pactar los est¨ªmulos que permitan a Espa?a explotar sus potencialidades
En el realineamiento internacional que se producir¨¢ despu¨¦s de que se supere la crisis, Espa?a deber¨¢ estar preparada para maximizar varios activos relacionados entre s¨ª, todos los cuales tienen que ver con ser una naci¨®n europea, transatl¨¢ntica y mediterr¨¢nea a la vez.
Primero, hablar una de las dos lenguas universales de comunicaci¨®n, que adem¨¢s es la primera del planeta como idioma materno de una comunidad de 450 millones de hispanohablantes que viven un excepcional "v¨ªnculo de fraternidad", tal y como ya aventuraba Andr¨¦s Bello a mediados del siglo XIX.
Segundo, compartir con Iberoam¨¦rica una de las cuatro culturas m¨¢s pujantes del mundo y que, adem¨¢s, crece extraordinariamente en Estados Unidos debido al mestizaje biling¨¹e que experimenta ese pa¨ªs.
Y tercero, disfrutar de la fisonom¨ªa institucional de una sociedad abierta avanzada con un alto desarrollo de infraestructuras tecnol¨®gicas que puede desenvolverse como interlocutor privilegiado en tres ¨¢reas geogr¨¢ficas que deben interrelacionarse entre s¨ª, ya que Europa, Am¨¦rica Latina, Estados Unidos y la cuenca sur del Mediterr¨¢neo pueden articular una sinton¨ªa de intereses compartidos frente a China y los pa¨ªses que, en ?frica y Oriente Pr¨®ximo, van cayendo dentro de su ¨®rbita estrat¨¦gica. Sobre todo ahora que los acontecimientos demuestran
que se est¨¢n produciendo cambios subterr¨¢neos muy profundos en unos pa¨ªses ¨¢rabes que, por efecto de la globalizaci¨®n, pueden evolucionar hacia sociedades abiertas y pluralistas a medio y largo plazo.
Gobierne quien gobierne a partir de 2012, Espa?a debe desarrollar, por tanto, una pol¨ªtica de Estado que apueste por dotarnos de una nueva visibilidad global. Se trata de ofrecer una imagen de marca-pa¨ªs que nos muestre como lo que somos: uno de los pueblos europeos m¨¢s creativos, con una fisonom¨ªa mestiza y tolerante que puede atraer la innovaci¨®n creativa iberoamericana y mediterr¨¢nea, as¨ª como perfeccionar un entramado institucional que potencie nuestro papel como encrucijada cultural y enlace estrat¨¦gico entre Europa, Am¨¦rica y el Mediterr¨¢neo.
Y es que en la llamada era de la geoeconom¨ªa debemos orientar nuestros esfuerzos a posicionarnos dentro del tablero mundial como un receptor y exportador selectivo de valor a?adido cultural en torno al conocimiento y la innovaci¨®n de lo que Paul Romer ha descrito como las llamadas "metaideas", esto es, las "ideas sobre c¨®mo producir y transmitir nuevas ideas". Espa?a tiene que convertirse en el siglo XXI en un intercambiador eficiente de flujos culturales y de innovaci¨®n con valor econ¨®mico. Siguiendo la tesis que Rub¨¦n Arcos plantea en La l¨®gica de la excepci¨®n cultural. Entre la geoeconom¨ªa y la diversidad cultural (2010), tenemos que asumir que las industrias culturales y creativas son un eje de sentido de estrategias de influencia global, tal y como Estados Unidos puso de manifiesto con la industria cinematogr¨¢fica en el siglo pasado. Espa?a debe buscar un lugar bajo el sol de la econom¨ªa global y seguir la estela que Reino Unido ha logrado articular como una especie de hub cultural entre Am¨¦rica del Norte y la Commonwealth. No se trata de excluir a nadie, sino de ofrecer algo que otros no pueden hacer ahora de forma eficiente. Y todo ello con el objetivo de evitar que dentro de unos a?os seamos condenados a un papel marginal debido al peso que tendr¨¢n dentro de la explotaci¨®n econ¨®mica de la cultura en espa?ol pa¨ªses como Brasil y M¨¦xico, o la comunidad hispana dentro de Estados Unidos. En fin, lo que debemos impulsar es una apuesta por el valor a?adido que proporciona nuestro pa¨ªs y transformarnos en una plataforma desde la que Iberoam¨¦rica se asome a Europa y al Mediterr¨¢neo, y desde la que estas ¨¢reas geogr¨¢ficas se proyecten a su vez sobre todo el continente americano, ya sea sobre el norte, el Caribe o el sur del mismo. Para lograrlo hay que rentabilizar nuestro poder de ubicaci¨®n y combinar esa interacci¨®n creativa, din¨¢mica y constante sobre la que Richard Florida reflexion¨® hace ya algunos a?os cuando habl¨® de la llamada "clase creativa", y que gira alrededor de la creaci¨®n de estructuras sociales e institucionales que la potencien.
Estamos, por tanto, hablando de una acci¨®n transversal de inteligencia competitiva que encaje un equilibrio estable de tres vectores estrat¨¦gicos: ser europeos, transatl¨¢nticos y mediterr¨¢neos al mismo tiempo; disponer de un entorno institucional democr¨¢tico que brinda seguridad jur¨ªdica a contenidos culturales y de ocio tecnol¨®gicamente transmisibles a escala global y, por ¨²ltimo, ofrecer un espacio geogr¨¢fico que se asienta sobre una intersecci¨®n atractiva que propicia la divisi¨®n del trabajo innovador que, seg¨²n, Florida, favorece las "3T" del desarrollo econ¨®mico del conocimiento en el siglo XXI: tecnolog¨ªa, talento y tolerancia.
Para lograrlo Espa?a debe establecer un modelo cultural de Estado que facilite una estructura socialmente creativa. Primero, liberando la cultura de disputas ideol¨®gicas y partidistas. Segundo, apostando por una gesti¨®n eficiente de nuestras institucionales culturales de cabecera. Tercero, fomentando industrias creativas que se imbriquen dentro de una acci¨®n exterior que potencie una imagen de marca-pa¨ªs vinculada a la cultura en espa?ol y la explotaci¨®n econ¨®mica y comercial de la lengua castellana. Cuarto, desarrollando un marco de coordinaci¨®n competencial en el desarrollo de las pol¨ªticas culturales que transformen nuestro pa¨ªs fomentando entornos de red e intercambio cultural que trasciendan la fragmentaci¨®n territorial que padecemos actualmente. Quinto, favoreciendo el mecenazgo y la pol¨ªtica fiscal como soportes activos de los emprendedores culturales y de la innovaci¨®n creativa, dando a la sociedad civil mayor protagonismo y sustituyendo la trasnochada estrategia de la subvenci¨®n. Y sexto, facilitando un entorno legal que mejore la protecci¨®n de nuestro patrimonio cultural y favorezca un nuevo marco de propiedad intelectual que fomente modelos de negocio ligados a la explotaci¨®n digital de un mercado de 450 millones de consumidores de contenidos culturales en espa?ol.
Si edificamos entre todos una cultura de Estado dentro de las coordenadas que acabo de mencionar, Espa?a podr¨¢ aprovechar una oportunidad estrat¨¦gica que nos propulsar¨¢ en pos de una prosperidad estable y duradera basada en la cultura, el conocimiento y la innovaci¨®n. Una prosperidad sostenible y pujante que requiere un liderazgo cooperativo que sume esfuerzos y a?ada valor. En fin, una prosperidad del siglo XXI que haga del espa?ol el instrumento geoecon¨®mico de nuestra visibilidad en el mundo.
Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle es secretario nacional de Cultura del PP y diputado por Cantabria.
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