Poder femenino en la Galicia vasca
Una antrop¨®loga estudia el papel de las emigrantes del barrio guipuzcano de Trintxerpe, habitado durante los sesenta por marineros de las R¨ªas Baixas
Rosa Garc¨ªa-Orell¨¢n, hija de gallegos emigrados al barrio marinero de Trintxerpe (Pasaia, Guip¨²zcoa), usa el t¨¦rmino acu?ado por la feminista Betty Friedan en la d¨¦cada de los setenta para explicar el sentimiento de impotencia que, 40 a?os despu¨¦s y convertida en antrop¨®loga, percibe en las mujeres con las que creci¨®. Es el "malestar sin nombre" de las que fueron lavanderas, pescaderas, estraperlistas, armadoras, pujaron en las lonjas e incluso subieron el precio de los alquileres haciendo de intermediarias en el arrendamiento de habitaciones.
En teor¨ªa, las mujeres gallegas del barrio de Trintxerpe (Pasaia, Guip¨²zcoa) acompa?aban a sus maridos o padres, embarcados en la costera del bacalao. Emigraban porque ellos tambi¨¦n lo hac¨ªan. En la pr¨¢ctica, y a pesar de que el r¨¦gimen franquista no les reservaba otro papel que el de madres y esposas, se hicieron empresarias, ahorraron, especularon y llegaron a "sentirse libres". Garc¨ªa-Orell¨¢n, hoy profesora en la Universidad de Navarra, estudia desde 2006 el papel de la mujer en la configuraci¨®n de este barrio marinero que en los a?os 60 fue conocido como la ciudad del d¨®lar, la peque?a Galicia del Pa¨ªs Vasco o "la quinta provincia", porque el 90% de sus habitantes proced¨ªan de las R¨ªas Baixas. Durante la II Rep¨²blica, adem¨¢s, el Trintxerpe de los gallegos fue profundamente anarquista y proletario: una huelga por el incremento de salarios dej¨® seis muertos y numerosos heridos. El episodio lo estudi¨® el historiador Dionisio Pereira.
Los gallegos llegaron en 1916 atra¨ªdos por sueldos m¨¢s altos
Pocas cotizaron y hoy son el rostro de la "feminizaci¨®n de la pobreza"
Desde 2006, Garc¨ªa-Orell¨¢n ha entrevistado a 120 mujeres, pero su trabajo no ha hecho m¨¢s que empezar. La semana pasada present¨® un adelanto en el Museo do Pobo Galego, donde pronunci¨® una conferencia, Muller e imaxinarios na configuraci¨®n de Trintxerpe, enmarcada en la celebraci¨®n del 8 de marzo. La antrop¨®loga, que adem¨¢s estudia los rituales de la muerte en Galicia, "sent¨ªa la responsabilidad de trabajar con las voces de las mujeres". Ya lo hizo con la de los hombres, protagonistas directos de la pesca industrial de bacalao en Terranova. Habl¨® con 320 entre 2002 y 2008.
La historia de Trintxerpe, que desde mediados del siglo XX ha crecido tanto que hoy sus calles se mezclan con las de la ciudad de San Sebasti¨¢n, arranca en 1916 de la negativa de los marineros vascos a faenar en las parejas de arrastreros. Fue entonces cuando llegaron los gallegos, atra¨ªdos por sueldos m¨¢s altos. "Es un barrio peculiar, que se configura en torno a la pesca industrial", explica Garc¨ªa-Orell¨¢n. Los patrones eran vascos, pero en las calles se hablaba gallego y, al menos en la primera generaci¨®n de marineros emigrados, la endogamia era tal que la mayor¨ªa de matrimonios se hac¨ªa dentro de la comunidad.
Pero cuando ellos embarcaban o mor¨ªan faenando, Trintxerpe se convert¨ªa en dominio femenino. "Se agrupan, establecen turnos para pujar en las lonjas. Especulan con las viviendas, se hacen gestoras, toman el espacio p¨²blico y crean peque?os nichos de negocio, como talleres de ropa de agua. ?D¨®nde queda la ideolog¨ªa del R¨¦gimen cuando ellas discuten con los hombres o pujan con ellos en la lonja?", se pregunta la antrop¨®loga, que sostiene que no es hasta la ¨¦poca de bonanza de los a?os sesenta - favorecida por los cr¨¦ditos blandos que la dictadura franquista concede a los armadores para aumentar la producci¨®n- cuando las mujeres empiezan a replegarse a la vida dom¨¦stica.
Para la segunda generaci¨®n de marineros, criados o nacidos en el puerto, comienza a cobrar prestigio el hecho de emparentar con la poblaci¨®n local. "Se aspira a casar a la hija con un buen patr¨®n de pesca", reconoce. Los ni?os tienen prioridad sobre sus hermanas a la hora de estudiar y "todav¨ªa se constri?e el cuerpo de la mujer". Pero algo est¨¢ cambiando. Finiquitada la cartilla de racionamiento, el contrabando contin¨²a con productos prohibidos. La p¨ªldora anticonceptiva entraba en Trintxerpe por la frontera francesa y las familias extensas dejan de ser la norma. "El control de la natalidad lleg¨® antes a Trintxerpe que al resto de Guip¨²zcoa", relata Garc¨ªa Orell¨¢n, "porque las mujeres interiorizan que tener m¨¢s de tres hijos es una miseria". Su trabajo, sin embargo, pocas veces fue entendido como algo distinto al refuerzo de lo ganado en el mar: nunca cotizaron y hoy son, lamenta Garc¨ªa-Orell¨¢n, un buen ejemplo "de la feminizaci¨®n de la pobreza".
La crisis del sector pesquero en los setenta y ochenta trajo a muchas familias de vuelta. Otras se quedaron, pero el ¨¦xodo de los marineros gallegos al Pa¨ªs Vasco acab¨®. "El relevo se hace con marineros portugueses. Los j¨®venes ya no quieren embarcarse. Ser marinero es lo ¨²ltimo". Los que se quedaron, cuenta Garc¨ªa-Orell¨¢n, "se volvieron m¨¢s vascos que los vascos". Se cambiaron los nombres, adoptaron el euskera como lengua principal y algunos llegaron a militar en partidos abertzales.
![Descarga de bacalao en la factor¨ªa de Pesquer¨ªas y Secadores de Bacalao de Espa?a (PYSBE), en Pasaia (Guip¨²zcoa).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4CEOQFTC6CXVDHTQJGE65DZVL4.jpg?auth=42097f98c4d55d66ac7f129ecc6ea84ab4e5f26f507291394aa521203eb2bab4&width=414)
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