Una cena con arquitectos
Eran 12 personas reunidas un s¨¢bado noche ante una espl¨¦ndida cena. Todos arquitectos menos quien escribe. Se va generando el cl¨ªmax adecuado para favorecer todo tipo de especulaciones y contrastes sobre lo bien o mal que est¨¢ Barcelona, la posibilidad y oportunidad de cambio en un Ayuntamiento gobernado por la misma coalici¨®n desde hace 30 a?os o los previsibles efectos que todo ello tendr¨¢ en el devenir de la ciudad. Cabe resaltar, adem¨¢s, que el debate estaba exento de las distorsiones que siempre provoca el que alguno de los comensales est¨¦ ocupando cargos de responsabilidad pol¨ªtica y que, por tanto, est¨¦ afectado directamente por su posible continuidad. Es evidente, por otro lado, y para que no faltase nada, que en la cena sobrevolaba la brutal crisis del sector de la construcci¨®n y los m¨¢s que evidentes impactos que ello est¨¢ generando en las perspectivas laborales de los miles de arquitectos radicados en esa meca de la arquitectura mundial que sigue siendo Barcelona.
Est¨¢ en crisis una forma de hacer arquitectura, de hacer ciudad
En esta reuni¨®n vespertina, experiment¨¦ una cierta sorpresa ante una relativa falta de percepci¨®n sobre el momento que estamos atravesando. Desde mi punto de vista, no estamos en una situaci¨®n de crisis, sino en un cambio de ¨¦poca. Y en este sentido, muchos ¨¢mbitos profesionales, no solo los arquitectos, pueden experimentar una mezcla de sentimientos y de reacciones que van desde a?orar y esperar que vuelvan tiempos mejores despu¨¦s de una mala coyuntura, a entender que hemos de ir cambiando muchas de las formas de operar a las que est¨¢bamos acostumbrados. Evidentemente, situarse en una u otra perspectiva modifica sensiblemente la forma en que se ve la ciudad, los pol¨ªticos, la profesi¨®n o las capacidades de cada cual para resituarse, cuando superemos la mala coyuntura o para reubicarse en la nueva ¨¦poca. Entre los contertulios, y m¨¢s all¨¢ de la ingesti¨®n de una magn¨ªfica pasta reci¨¦n tra¨ªda de Cerde?a, se apuntaba a la gran significaci¨®n que ten¨ªa el saber qui¨¦n ser¨ªa el nuevo responsable de la arquitectura y dise?o urbano de la ciudad despu¨¦s de las elecciones del 22 de mayo y tras la presencia de nombres como Bohigas, Acebillo y Clos en esa responsabilidad. Aunque, lo cierto es que ninguno de los tres ha gozado exactamente de las mismas prerrogativas ni de la misma posici¨®n en el organigrama municipal.
No creo que este tema sea ahora tan relevante. Me preocupa mucho m¨¢s la perspectiva pol¨ªtica de cada partido y el tipo de promesas y compromisos que ello implique con los evidentes poderes econ¨®micos y financieros de la ciudad, que la persona que acabe finalmente ocupando ese cargo p¨²blico. Cada vez es m¨¢s evidente que ha habido una p¨¦rdida de liderazgo p¨²blico sobre la transformaci¨®n social y urbana que ha ido gozando o padeciendo la propia ciudad. Y por mucho que no sea irrelevante la personalidad, el estilo y el prestigio profesional de quien acabe ocupando ese puesto de responsabilidad institucional, lo cierto es que la legitimidad pol¨ªtico-social y los m¨¢rgenes de discrecionalidad con los que podr¨¢ operar, no tendr¨¢n, probablemente, nada que ver con los que tuvo, por poner un solo ejemplo, Oriol Bohigas hace 30 a?os. Est¨¢ en crisis una forma de hacer arquitectura, una forma de hacer ciudad, una forma de hacer pol¨ªtica. Coincido con que es necesario renovar al gobierno de la ciudad, como creo que es necesario renovar y cambiar la forma de pensar e implementar las pol¨ªticas urbanas evitando confundirlas con las actuaciones urban¨ªsticas o la impronta de un determinado pedigr¨ª arquitect¨®nico. Lo que me preocupa es que la renovaci¨®n ahora en ciernes tenga m¨¢s de obsoleto que de renovador. Lo que me preocupa es que muchas profesiones, como la m¨ªa propia, afronte el futuro m¨¢s con las armas del corporativismo y la defensa numantina de lo conseguido que con la capacidad de repensar que es lo que cada uno logra aportar ante problemas que requieren abordajes complejos, intelectual y profesionalmente. Me gustar¨ªa seguir viviendo en una ciudad que ha sido y sigue siendo ejemplo de calidad urbana en el mundo, pero deber¨ªamos evitar el confundir la siempre deseable buena arquitectura con la calidad de las pol¨ªticas urbanas en su sentido m¨¢s general y social.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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