Ruiz-Mateos descarrila
Es un maestro del 'marketing'. La realidad no modifica su mensaje: sostiene que el Estado le debe dinero pese a que m¨¢s de 200 sentencias niegan ese derecho. Nunca ha firmado despidos a pesar de comprar empresas en crisis, otra cosa es lo que oculta su contabilidad
El directorio de la fachada de un edificio de oficinas de la madrile?a calle de Vel¨¢zquez muestra vac¨ªo el casillero de la segunda planta. En apariencia, ninguna empresa la ocupa. Pero no es cierto. Llegado a ese piso, la puerta est¨¢ abierta y un modesto r¨®tulo despeja cualquier duda: Rumasa. Rumasa existe. Sigue existiendo 28 a?os despu¨¦s de su expropiaci¨®n por el Estado. Es un inmueble alquilado por el Patrimonio del Estado, donde sus empleados gestionan los flecos de un proceso judicial interminable, el m¨¢s largo que haya conocido Espa?a, inagotable porque alguien ha querido mantener la ficci¨®n de una eterna cuesti¨®n pendiente: Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos, alma m¨¢ter de aquella Rumasa y de Nueva Rumasa. Ambas empresas conviven como almas gemelas.
Ruiz-Mateos ha vuelto. Cansado eso s¨ª: ha cumplido 80 a?os. La voz agotada, el rostro hier¨¢tico, posiblemente por alg¨²n retoque est¨¦tico. Menos locuaz, salvo en su correspondencia. Junto a ¨¦l ha regresado la estampa de la Virgen del Perpetuo Socorro y otras im¨¢genes del santoral, sus americanas cruzadas y sus corbatas con el nudo Windsor perfectamente ajustado. Ha vuelto como capit¨¢n de un nuevo ej¨¦rcito de un centenar de empresas y 10.000 trabajadores. Como Napole¨®n regresando de la isla de Elba al tiempo que sus fieles (que parecen legi¨®n) vitorean su llegada utilizando los nuevos mecanismos de las redes sociales. Porque si algo ha dominado Ruiz-Mateos en todo este tiempo ha sido la comunicaci¨®n, si de algo se puede considerar un maestro ha sido en su capacidad para hacer llegar un mensaje claro, conciso, repetido hasta la extenuaci¨®n, violento o exc¨¦ntrico si es necesario, con mecanismos propios de las estrellas de la telebasura: Ruiz-Mateos ha sido un adelantado a su tiempo. Ha vuelto, como no pod¨ªa ser de otra manera, con un enemigo bajo el brazo: esta vez no es un Gobierno socialista biso?o con ganas de cobrarse su primera v¨ªctima, sino el primer banquero del pa¨ªs, Emilio Bot¨ªn, presidente del Banco de Santander. Al cabo, un poder f¨¢ctico con el que poder manejarse en la dial¨¦ctica victimista que tan buenos resultados le ha dado.
La cuesti¨®n es que entre aquel Ruiz-Mateos y el nuevo no parece haber m¨¢s diferencia que el paso de los a?os. Su personal de confianza est¨¢ monopolizado ahora por sus seis hijos varones, ya mayores de edad y dedicados por entero a la empresa. Las mujeres en su vida ocupan otro lugar, trabajan en sus empresas en puestos secundarios porque, como ¨¦l mismo manifest¨® en una entrevista, "fueron educadas para ser madres de familia". La estirpe de Ruiz-Mateos tiene la dimensi¨®n de sus imperios mercantiles: 13 hijos y 52 nietos.
Algunas de sus costumbres no han cambiado. Su vestuario no conoce el paso del tiempo. Tampoco su capacidad para la adulaci¨®n superlativa sobre todo hacia las mujeres ("aparte de tu belleza f¨ªsica y distinci¨®n, que es mucha", le escribe a una ejecutiva) o el uso de su fervor religioso ("si un d¨ªa llegaras a ser canonizado te llamar¨ªan San Javier Peralta. Dios te ha dotado de cualidades inconmensurables", le escribe al director general del Santander). Ruiz-Mateos sigue siendo un obseso de la limpieza. Lo comentan antiguos colaboradores suyos. "No hab¨ªa instalaciones m¨¢s limpias que las de Rumasa", dice un exempleado. Cuando el jefe anunciaba su visita a una f¨¢brica, las instrucciones estaban claras antes y ahora: hab¨ªa que tener todo limpio. El personal se afanaba en esas tareas para tener todo bien dispuesto a su llegada.
Acumula cientos de sentencias contrarias a sus intereses, pero ¨¦l mantiene su mensaje intacto: le deben dinero
As¨ª se hizo cuando rindi¨® visita a la planta de Clesa en Caldas de Rei (Pontevedra) tras producirse su adquisici¨®n por Nueva Rumasa en 2008. Cuando Ruiz-Mateos pis¨® las instalaciones, aludi¨® a la belleza del personal femenino y se gan¨® el fervor de los asistentes prometiendo una paga extraordinaria como preludio de los ¨¦xitos econ¨®micos que sobrevendr¨ªan tras su llegada. "Me han dicho los asesores que para mejorar la empresa es necesario reducir su plantilla", dijo, "y yo les he contestado que aqu¨ª quienes sobran son ellos", proclam¨® entre aplausos de los trabajadores. Otras visitas reprodujeron el mismo guion: labores de limpieza previos, adulaci¨®n a la plantilla, promesa de mantenimiento de los puestos de trabajo y anuncio de nuevas inversiones.
Ese ha sido su proceder durante los ¨²ltimos 40 a?os. Simple y efectivo. Nada ha cambiado en el guion: crea riqueza y puestos de trabajo. Y as¨ª lo muestra cualquier an¨¢lisis superficial de sus dos imperios: 700 empresas y 45.100 trabajadores en Rumasa y 100 empresas y 10.000 trabajadores en Nueva Rumasa. El resto es un estilo de hacer marketing y una peculiar t¨¦cnica de entender las finanzas. Nunca ha despedido a trabajadores de sus empresas. Es cierto. Otra cosa es qu¨¦ tipo de riqueza ha creado y qu¨¦ se oculta detr¨¢s de la contabilidad de sus empresas.
Ruiz-Mateos ha sobrevivido a una expropiaci¨®n y a la c¨¢rcel, despu¨¦s de ser protagonista del proceso judicial m¨¢s largo y tedioso habido en Espa?a, proceso cuyos resultados se ha encargado de modificar a fuerza de repetir una y otra vez determinados mensajes muy simples. Uno, que un Gobierno socialista le despoj¨® de su patrimonio injustamente. Dos, que no ha perdido una sentencia. Y, tres, que el Estado tiene una cuenta pendiente con ¨¦l y le debe 18.000 millones de euros. Eso le permite aventurar que todos sus problemas financieros con Nueva Rumasa se resolver¨ªan de un plumazo una vez cobre dicha cantidad.
"Una vez m¨¢s soy objeto de calumnias, falsedades, cretinadas e imbecilidades", escribi¨® en una carta a la opini¨®n p¨²blica. "Voy a decir una cosa para que todos me entiendan: una vez me dijo directamente el fiscal jefe de la Audiencia Nacional: 'Ruiz-Mateos, a estas alturas, t¨² no has sido juzgado'. En tanto esto no se produzca todo cuanto se diga de Rumasa y de mi persona es completamente falso. Quiero que todos los espa?oles sepan que, si para conseguir ser juzgado, despu¨¦s de 28 a?os, hace falta ingresar en la c¨¢rcel estoy dispuesto a ello esta misma tarde, a pesar de que tengo 80 a?os. Si cuanto antecede no es cierto, dudo mucho de que el se?or fiscal antes mencionado, me hubiera enviado una carta con su reconocimiento y poni¨¦ndose a mi entera disposici¨®n. Ello confirma cuanto manifiesto. Toda mi vida me he dedicado a crear empleo. He dado, y doy, miles de puestos de trabajo. La campa?a que estoy sufriendo una vez m¨¢s es inexplicable, miserable y canallesca. Despu¨¦s de estos 28 a?os, el Estado sigue sin pagar los 18.000 millones de euros correspondientes a la indemnizaci¨®n de Rumasa".
No hay prueba alguna de que un fiscal jefe de la Audiencia Nacional haya dicho o escrito algo semejante. Tampoco de la cifra que reclama el empresario, que no figura en documento judicial alguno. La realidad no perturba su mensaje. No hay una sola sentencia que reconozca derecho alguno a favor de los accionistas mayoritarios de Rumasa, seg¨²n fuentes oficiales. Las tres sentencias y el auto dictados sobre la constitucionalidad de la expropiaci¨®n de Rumasa son contrarias a los intereses de Ruiz-Mateos. Lo mismo sucede con la legalidad de la reprivatizaci¨®n: hay un informe de Fiscalizaci¨®n del Tribunal de Cuentas de 28 de junio de 1988 y, al menos, ocho sentencias del Tribunal Supremo que lo confirman. Hay otras 190 sentencias del Supremo que deniegan el derecho a la reversi¨®n de los antiguos accionistas de las empresas. Hay tres sentencias en el extranjero (una de la Alta Corte brit¨¢nica en 1986, otra del Tribunal Federal de Primera Instancia de Estados Unidos en 1991 y una tercera del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 1993), que desestiman sus peticiones. Finalmente, respecto a la reclamaci¨®n de cantidades, el Supremo confirma en m¨¢s de 200 sentencias las resoluciones dictadas por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Todas ellas desfavorables a los intereses de Ruiz-Mateos, a quien no le ha importado, desde 2006, volver a hacer reclamaciones.
As¨ª, mientras el Estado ha indemnizado a los peque?os accionistas de Rumasa con 110 millones de euros, las sentencias han confirmado que el valor de las acciones de los accionistas mayoritarios de Rumasa (es decir, Ruiz-Mateos) es cero. Y es cero, porque consideran que el patrimonio consolidado de Rumasa era negativo. Es decir, el agujero que dej¨® Ruiz-Mateos era de 261.129 millones de pesetas seg¨²n el Supremo.
Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos gestionaba ante la Conferencia Episcopal la canonizaci¨®n de su padre, Zoilo Ruiz-Mateos
Naturalmente: que la justicia haya dicho m¨¢s de 200 veces que nada se le debe, no es un obst¨¢culo. Vuelve a reclamar, a pesar de que algunos de esos nuevos recursos (caso de uno en Murcia recientemente) hayan sido nuevamente denegados.
Una tras otra, cada sentencia repite como hechos probados que Ruiz-Mateos, adem¨¢s de las sociedades oficiales del grupo, hab¨ªa creado "otras 556 sociedades controladas por ¨¦l mismo, cuya existencia se ignoraba". Sentencia tras sentencia, se describe c¨®mo utilizaba sus bancos casi exclusivamente para conceder cr¨¦ditos a sus empresas, c¨®mo compraba sociedades para multiplicar ese mecanismo financiero y c¨®mo, incluso, desvi¨® divisas a para¨ªsos fiscales por cantidades que superaban los 30.000 millones de pesetas. Aquel imperio con los pies de barro lleg¨® a preocupar al Gobierno de la UCD y al Banco de Espa?a, antes incluso de la llegada de los socialistas al poder. A pesar de las advertencias y de la apertura de expedientes, Ruiz-Mateos no ces¨® de crecer: meses antes de la intervenci¨®n "para eludir la prohibici¨®n impuesta por el Banco de Espa?a de adquirir nuevos bancos y el posible control de algunas empresas, fue operando con personas interpuestas para comprar 4 hoteles, 2 bancos y 34 empresas m¨¢s". Durante todo este periodo, jam¨¢s procedi¨® al despido de trabajadores.
28 a?os despu¨¦s, se presenta en el escenario el caso de Nueva Rumasa. La aparici¨®n de sociedades residentes en para¨ªsos fiscales y la t¨¦cnica de adquirir una tras otra empresas en dificultades parecen inspiradas en las actividades que llev¨® a cabo en su d¨ªa con Rumasa. Un jurista, que asesor¨® durante un tiempo al empresario, explica que la diferencia entre la antigua Rumasa y la nueva no es otra que "la no intervenci¨®n del Gobierno. La situaci¨®n actual le llevar¨¢ a la quiebra y ahora todo el mundo sabr¨¢ qui¨¦n es. Hace 28 a?os, se hizo cargo de 14 bancos para darse cr¨¦ditos a s¨ª mismo. Ahora no lo ha podido hacer y por eso recurri¨® a los pagar¨¦s. Su ventaja es que nadie quiere enfrentarse a ¨¦l".
Meses antes de iniciar una poderosa campa?a de publicidad para captar ahorradores con rentabilidades del 8% que doblaban las ofrecidas por los bancos, Ruiz-Mateos hab¨ªa conseguido recuperar su popularidad y, sorprendentemente, cierta credibilidad: algunas asociaciones le premiaban como empresario del a?o y en algunas encuestas aparec¨ªa como uno de los 100 espa?oles m¨¢s influyentes. A su actividad empresarial sumaba otras actividades relacionadas con la religi¨®n. Una de ellas no dejaba de ser curiosa: Ruiz-Mateos gestionaba ante la Conferencia Episcopal la canonizaci¨®n de su padre, Zoilo Ruiz-Mateos, exalcalde de Rota, venerado en varias fundaciones creadas por el entorno del empresario como "se?or de la vid y ap¨®stol de los pobres". Entre misas y actos sociales, hac¨ªa crecer un nuevo imperio.
Finalmente, lleg¨® la crisis de sus empresas a comienzos de a?o y la apertura de una investigaci¨®n de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n por una posible estafa en el caso de los pagar¨¦s, que pueden afectar a unos 900 impositores. Lleg¨® la hora de poner a sus mejores empresas en fase concursal, proceso en el que los administradores judiciales van a desnudar la realidad de su contabilidad. Ahora se sabe que muchas de sus empresas alimentarias se dedicaban a producir marcas blancas a unos precios por debajo del coste.
La respuesta de Ruiz-Mateos no se hizo esperar y filtr¨® a la prensa parte de su correspondencia con la c¨²pula del Banco Santander. Ning¨²n empresario har¨ªa algo semejante, pero ¨¦l tiene otro registro. La correspondencia desnuda su cambio de opini¨®n ante Emilio Bot¨ªn, con quien pas¨® de la adulaci¨®n ("que Dios siga ayud¨¢ndote porque para m¨ª y para muchos sin duda alguna pasar¨¢s a la historia como el mejor banquero del mundo") a la amenaza ("dejar¨¢s de ser el ombligo de oro del mundo y debes saber que los banqueros sois los m¨¢s odiados de la sociedad en la que vivimos. T¨² sabr¨¢s"). Quien piense que es una treta inocente, se enga?a. Ruiz-Mateos ha vuelto al escenario.
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