Jos¨¦ Blanco, el gallego sin miedo
Los ni?os del rural lucense de antes respet¨¢bamos una tradici¨®n: ir a estudiar el bachillerato "¨¢ vila". Jos¨¦ Blanco es de Palas de Rei y la cumpli¨®, porque tambi¨¦n es gente de orden. En el instituto tuvo de profesor de filosof¨ªa y animador pol¨ªtico a L¨®pez Orozco, el alcalde que hoy probablemente ostentar¨ªa el r¨¦cord mundial de saludo a vecinos por minuto. Lugo entonces era una teletienda de escaparates iluminados bajo los soportales de la plaza de Espa?a, adonde los ni?os ¨ªbamos a escoger los Reyes mientras los padres le¨ªan peri¨®dicos en blanco y negro o asist¨ªan a cursillos del ministerio.
Como todos los bachilleres que no sab¨ªamos qu¨¦ hacer al acabar, se matricul¨® en Derecho en Santiago. Pero en la pol¨ªtica se pasaba mejor, se conoc¨ªa m¨¢s gente y hasta se aprend¨ªa m¨¢s. Tras foguearse en esa mezcla de internado y purgatorio que acostumbran a ser las organizaciones juveniles de los partidos, se hizo con los mandos provinciales, debut¨® como senador y tom¨® la manija del socialismo gallego. El cielo es el l¨ªmite, debi¨® pensar. Pero el m¨¦rito hay que reconocerlo a quien lo tiene. El primero que se fij¨® en ¨¦l como adversario a quien abatir fue don Manuel Fraga, que no perd¨ªa ocasi¨®n de comparar sus resultados en sus respectivos pueblos.
A Blanco no le asusta la derrota, ese miedo a perder que suele perder a los hijos de Breog¨¢n. Le tiran los problemas. Se crece ante la adversidad. Sus grandes victorias siempre han venido cuando casi todo trabajaba para el enemigo. Fue clave en el regreso de P¨¦rez Touri?o frente al virreinato estrafalario del vazquismo. Los nueve votos que separaron a Zapatero de Bono miden la distancia, aparentemente sideral, que hab¨ªa entre un candidato bendecido por el aparato y los medios, a unos j¨®venes de provincias con ambici¨®n pero poco mundo. Su contencioso con los controladores, dobladores de rodillas tan aclamadas como Cascos o Magdalena ?lvarez, resume un manual sobre c¨®mo manejar la comunicaci¨®n pol¨ªtica para derrotar a un enemigo ampliamente superior en capacidad de fuego.
Sus mayores decepciones han llegado jugando con todo a favor. El tamayazo que convirti¨® a Esperanza Aguirre en una lideresa invencible, tres meses despu¨¦s de ser una candidata perdedora. O la inevitable derrota de un bipartito que parec¨ªa haber venido para quedarse, pero se perdi¨® en in¨²tiles disputas sin que nadie pudiera remediarlo.
Todos los Zapateros del mundo sue?an con tener un Blanco a su lado para hacer ese trabajo que nadie quiere por triste, exasperante y sufrido: el trabajo de partido; una condena a galeras que requiere un capataz bregado, que lo entienda y lo gobierne. Todos los pa¨ªses peque?os y laterales como Galicia necesitan un ministro dispuesto a cumplir sus compromisos, aunque tenga que pelearse con todo el Ministerio de Hacienda. Sus enemigos de opereta le siguen llamando por el diminutivo, con ese tono suficiente que tanto gusta a quien desprecia cuanto no ha nacido en su pueblo. Los enemigos de verdad, los que hacen da?o, ahora le llaman ministro Jos¨¦ Blanco. No es de extra?ar que tantos por estos pagos dediquen su tiempo a opinar sobre lo que hace. Como Fraga, saben qui¨¦n es el rival a batir.
Pelda?os
- Palas de Rei, 1962. Casado y con dos hijos. Vivi¨® en Lugo su ni?ez y adolescencia.
- 1978. Se afilia al PSOE.
- Inicia estudios de Derecho en la Universidad de Santiago.
- Fue secretario general de las Xuventudes Socialistas de Galicia y presidente del Consello da Xuventude.
- 1989. Se convierte en el senador m¨¢s joven de la C¨¢mara Alta.
- 1996. Encabeza por primera vez la candidatura del PSOE por Lugo al Congreso de los Diputados.
- 2000. Es elegido secretario de Organizaci¨®n y Acci¨®n Electoral del PSOE.
- 2008. Es elegido vicesecretario general del PSOE. Actualmente es ministro de Fomento
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