Diccionario del nuevo Oriente Pr¨®ximo
La rebeli¨®n triunf¨® pronto en T¨²nez y Egipto y se extendi¨® a Libia, donde Gadafi opt¨® por aplastarla a sangre y fuego. Pero nadie lograr¨¢ detener la lucha por la libertad de unas sociedades humilladas por sus tiranos
Hace tres meses, la inmolaci¨®n del joven tunecino Mohamed Buazizi aceler¨® la historia en el norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo. El viento que soplaba a favor de los luchadores dem¨®cratas del mundo ¨¢rabe, y que consigui¨® el pronto derrocamiento del tunecino Ben Ali y el egipcio Mubarak, cambi¨® de direcci¨®n cuando Gadafi, confiando en la pasividad mundial, opt¨® por aplastar a sangre y fuego la rebeli¨®n libia. La esperanza regres¨® el viernes con la justa, necesaria y tard¨ªa resoluci¨®n del Consejo de Seguridad a favor de una intervenci¨®n militar para contener al Ner¨®n de Tr¨ªpoli. En todo caso, nada ser¨¢ igual despu¨¦s de estos 100 d¨ªas. El diccionario de Oriente Pr¨®ximo precisa una puesta al d¨ªa.
Israel ya no es el pa¨ªs en torno al que gira todo; Ir¨¢n es una dictadura sin el menor atractivo
Al Qaeda ha perdido la batalla ideol¨®gica y pol¨ªtica; Turqu¨ªa se refuerza como modelo
Al Qaeda. Lo sucedido en T¨²nez, Egipto, Libia y otros pa¨ªses sella el fracaso ideol¨®gico y pol¨ªtico en el mundo ¨¢rabe de la red de Bin Laden y, en general, del yihadismo, afirma Gilles Kepel. Otro especialista franc¨¦s, Olivier Roy, considera significativo que el yihadismo opere hoy desde zonas des¨¦rticas como el Sahel o pa¨ªses no ¨¢rabes como Afganist¨¢n y Pakist¨¢n. El milenarismo ha perdido la batalla de los corazones y las mentes en las ciudades ¨¢rabes. Sigue siendo, eso s¨ª, una fiera peligrosa.
?rabes. Unidos por v¨ªnculos hist¨®ricos, ling¨¹¨ªsticos y culturales, se extienden desde Mauritania a Irak. En los ¨²ltimos lustros casi desaparecieron para la mirada occidental al ser sistem¨¢ticamente etiquetados como musulmanes -y no todos lo son- y, a¨²n peor, como islamistas y hasta yihadistas potenciales. La revoluci¨®n democr¨¢tica de 2011, que algunos de ellos consideran su segunda Nahda o renacimiento, les ha devuelto la visibilidad.
Arabismo. Los movimientos en curso comparten -y saben que comparten- elementos comunes: el rechazo a reg¨ªmenes desp¨®ticos y corruptos y la exigencia de derechos y libertades. Los egipcios siguieron el pionero ejemplo tunecino; los libios, el tunecino y egipcio. Despunta un nuevo panarabismo secular y democr¨¢tico.
Ben Ali o Bin Laden. Los ¨¢rabes se han alzado contra la maldici¨®n de la falsa alternativa entre autocracia y teocracia.
Estados Unidos. Bush dec¨ªa que iba a llevar la democracia a Oriente Pr¨®ximo a lomos de tanques, aviones y misiles. Fracas¨®, como era predecible. La libertad llegar¨¢ desde dentro, a partir de alzamientos populares, que, eso s¨ª, deber¨ªan ser alentados y apoyados por todos los dem¨®cratas. Irak fue la ¨²ltima aventura imperial de un pa¨ªs que a¨²n pretend¨ªa ser la ¨²nica superpotencia mundial. Hoy el poder¨ªo norteamericano no es irrebatible en Oriente Pr¨®ximo, el propio Israel lo pone en cuesti¨®n.
Europa. El establishment europeo compadreaba con los dictadores de la ribera sur del Mediterr¨¢neo, que le garantizaban gas y petr¨®leo, controlaban la inmigraci¨®n y reprim¨ªan a los islamistas. Los sucesos de T¨²nez y Egipto le pasmaron e inquietaron. Luego, su tardanza en reaccionar a la brutalidad de Gadafi, con Alemania en el triste papel del pantouflard, confirma que los dem¨®cratas del sur deben esperar poco de la Europa de los mercaderes.
Hiyab. La obsesi¨®n europea por el velo isl¨¢mico irrita a muchas ¨¢rabes, lleven o no esa prenda. "No me gusta el velo, pero me proh¨ªbo juzgar, y mucho m¨¢s quit¨¢rselo a quienes lo llevan, admito su libre albedr¨ªo", dice la intelectual tunecina H¨¦l¨¦ B¨¦ji. La igualdad en los terrenos laboral, familiar, pol¨ªtico y social les parece mucho m¨¢s importante a las ¨¢rabes que el debate eurocentrista sobre el hiyab. Por razones complejas, su uso voluntario es com¨²n entre muchas j¨®venes de vanguardia.
Ir¨¢n. El r¨¦gimen jomeinista es decr¨¦pito a los ojos de la juventud iran¨ª y perdi¨® toda legitimidad con el pucherazo de 2009. De teocracia polic¨¦fala pas¨® a vulgar dictadura policial. Las revoluciones seculares de T¨²nez y Egipto entierran sus aspiraciones a convertirse en un referente que vaya m¨¢s all¨¢ del mundo chi¨ª. Un Egipto democr¨¢tico puede devolverle a este pa¨ªs la condici¨®n de faro regional. Turqu¨ªa ya lo es.
Islam. Ni es el problema de los pa¨ªses ¨¢rabes y musulmanes, como cree el estereotipo occidental, ni es la soluci¨®n, como predican los Hermanos Musulmanes.
Islamistas. Los que hacen pol¨ªtica a partir de una lectura literal del Cor¨¢n y la vida de Mahoma no tienen ahora un protagonismo espec¨ªfico, corren tras los movimientos populares. Los modelos islamistas de Arabia Saud¨ª (sun¨ª) e Ir¨¢n (chi¨ª) son poco atractivos para las nuevas generaciones.
Israel. En Haaretz, Aner Shalev insta a sus compatriotas a abandonar la idea, "arrogante y egoc¨¦ntrica", de que todo lo que ocurre en el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n tiene que ver con Israel: sea a favor, sea en contra. "Un nuevo Oriente Pr¨®ximo merece m¨¢s que un viejo Israel", sentencia Roger Cohen en The New York Times.
Juventud. La gran novedad en el mundo ¨¢rabe en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha sido la explosi¨®n demogr¨¢fica. Entre la mitad y las dos terceras partes de sus poblaciones tienen menos de 30 a?os. Las nuevas generaciones no soportan el trato humillante que los gobernantes infligen a sus pueblos, quieren ser ciudadanos y no s¨²bditos.
Mirada. Las c¨¢maras occidentales solo fotografiaban o filmaban a barbudos exaltados y mujeres tapadas desde la coronilla a los pies. Estas semanas muchos se han sorprendido al ver cu¨¢nto se asemejan los j¨®venes ¨¢rabes a los europeos y americanos. Llevan vaqueros, tienen m¨®viles y port¨¢tiles, usan las redes sociales de Internet y sue?an con la libertad.
Mujeres. Decenas de miles de mujeres han participado en los movimientos tunecino y egipcio. "Muchas llevaban pa?uelos u otras se?ales de conservadurismo religioso, otras se deleitaban con la libertad de poder besar a un amigo o fumar un cigarrillo en p¨²blico", observa Naomi Wolf. El protagonismo de twiteras como Mona Seif y Gigi Ibrahim ha sido recogido en los medios internacionales. Es el resultado del creciente acceso de las ¨¢rabes a la educaci¨®n y al trabajo fuera de casa. La lucha contra el machismo contin¨²a.
Neoliberalismo. Se dec¨ªa que la liberalizaci¨®n econ¨®mica deb¨ªa preceder a la democracia pol¨ªtica. Pero, como se?ala el pol¨ªtico jordano Marwan Muasher, "los beneficios de las privatizaciones y otras medidas econ¨®micas solo recayeron en las minor¨ªas pol¨ªticas y empresariales dominantes". El resultado fue, a?ade, "la falta de pan y de libertad al mismo tiempo".
Obama. "Los americanos a¨²n no se han dado cuenta del cambio radical que, a los ojos del resto del mundo, hicieron con la elecci¨®n de un presidente negro de nombre musulm¨¢n", dice Thomas Friedman. Obama hizo luego una importante aportaci¨®n a la guerra ideol¨®gica contra el yihadismo con su discurso de El Cairo de 2009. "Intereses nacionales" -petr¨®leo, bases militares, Israel- lastran su acci¨®n. En Libia puede unir los hechos a la palabra.
Palestina. La colonizaci¨®n israel¨ª en Jerusal¨¦n Este y Cisjordania apenas deja espacio para un Estado palestino viable.
Plaza. Se hablaba de la "calle ¨¢rabe" para aludir a los humores y rumores de El Cairo, Argel, Damasco, Casablanca, T¨²nez y otras ciudades. Ahora los ¨¢rabes hablan alto y claro en las plazas (Tahrir en Egipto, La Perla en Bahrein). Son su nuevo ¨¢gora.
Redes sociales. Wael Ghonim, un joven directivo egipcio de Google, cre¨® en Facebook la p¨¢gina Todos somos Khaled Said, as¨ª bautizada en memoria de un chaval golpeado hasta la muerte por la polic¨ªa en Alejandr¨ªa. Esa y otras p¨¢ginas convocaron el movimiento egipcio del 25 de enero. Al Ahram informa de que un agradecido vecino de Ibrahimiya ha llamado Facebook a su hijita. Pero a Mubarak lo derrib¨® la calle y a la vieja usanza. La sangre, el sudor y las l¨¢grimas fueron reales, no virtuales.
Revoluci¨®n. 2011 confirma la universalidad de los valores de las revoluciones americana y francesa, se emparenta con Berl¨ªn-1989 y no con Teher¨¢n-1979. Aunque, en realidad, se?ala Kurt Andersen en Time, lo que m¨¢s se le parece son las revoluciones democr¨¢ticas europeas de 1848 contra monarqu¨ªas autoritarias. En la dimensi¨®n continental de 1848 tuvieron un papel importante las nuevas tecnolog¨ªas: el tel¨¦grafo, los peri¨®dicos, el ferrocarril. En la revoluci¨®n ¨¢rabe, el canal televisivo Al Yazira y las redes en Internet. Como en 1848 y en todos los procesos revolucionarios, esta va a conocer avances y retrocesos, victorias y derrotas, traiciones y hero¨ªsmos.
Turqu¨ªa. Se ha convertido en el paradigma de pa¨ªs democr¨¢tico y con crecimiento econ¨®mico de tradici¨®n musulmana. Lo gobierna un partido, el islamista moderado de Erdogan, que dice ser como la democracia cristiana. Incorporar Turqu¨ªa a su seno ser¨ªa un acierto geoestrat¨¦gico de la UE.
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