Los verdaderos patriotas
En medio de la tranquilidad que domina el debate pol¨ªtico en Euskadi, con el nuevo Gobierno de cambio presidido por el lehendakari Patxi L¨®pez, un asunto parece habernos devuelto al pasado.
Efectivamente, la irrupci¨®n de Sortu y, sobre todo, el tratamiento informativo de la noticia, ha podido causar la sensaci¨®n de vuelta al pasado. Sin embargo, si entramos en el fondo de la cuesti¨®n, nada es igual que en el pasado al menos en dos aspectos. En primer lugar, porque por primera vez parece ser la izquierda abertzale quien lleva del ronzal a ETA hacia la puesta en marcha de un proyecto pol¨ªtico en el que no quepa la connivencia con el terrorismo. Queremos creer que es as¨ª y s¨®lo el tiempo lo confirmar¨¢.
La normalizaci¨®n de los 'abertzales' en las instituciones da moral
Y en segundo lugar, tampoco se parece al pasado el hecho de que los promotores del nuevo partido hayan dicho con meridiana claridad que se trata de un proyecto de largo recorrido y que, por tanto, seguir¨¢ adelante al margen de su participaci¨®n o no en las pr¨®ximas elecciones locales y forales.
Respecto de este extremo, estar¨ªa bien que todas las formaciones democr¨¢ticas asumi¨¦ramos previamente la legitimidad del veredicto que adopte la Justicia. Ya que ser¨¢ la Justicia, y no el Gobierno, ni cualquier partido pol¨ªtico, la que decida en ¨²ltima instancia.
Habr¨¢ que ver si estas dos diferencias con el pasado, no se tornan en los viejos y conocidos hechos. Pero al margen de lo que ocurra, el 7 de febrero, d¨ªa en el que se dio a conocer Sortu, fue un d¨ªa feliz. Porque llevamos mucho tiempo luchando a trav¨¦s de la polic¨ªa, la Justicia y la colaboraci¨®n internacional con el objetivo ¨²ltimo de acabar con el terrorismo. Pero hab¨ªa que vencer y convencer tambi¨¦n pol¨ªticamente. Y todo lo que hemos venido haciendo en los ¨²ltimos tiempos -incluido el ¨²ltimo proceso de paz- buscaba tambi¨¦n lo que aparentemente se ha conseguido: que quienes han combatido de todas las formas posibles la democracia, hoy asuman sus normas, sea por convicci¨®n, sea por conveniencia.
Y este hecho, ha ocurrido con dos gobiernos socialistas, uno en Espa?a y otro en Euskadi. As¨ª, adem¨¢s de ser un d¨ªa feliz, fue un d¨ªa de orgullo para m¨ª. Orgullo porque algo habremos hecho bien para que esto ocurra precisamente ahora. Y orgullo porque, aunque con mucho dolor, creo que podremos contar a nuestros hijos que los m¨¢s de 800 asesinatos perpetrados por la banda terrorista, no sirvieron para nada m¨¢s que para alejarles de sus pretendidos objetivos. Que sus familias permanecimos aqu¨ª, en nuestra tierra. Que la democracia plena, de la que sin duda disfrutar¨¢n cuando se lo estemos contando, se consolid¨® gracias a los voluntarios de la libertad que cerraron el paso al fanatismo. Que vivir¨¢n en una sociedad digna gracias a las personas que defendieron que, incluso quienes despu¨¦s atentaron contra ellos o quienes les ampararon, tuvieran garantizadas leyes justas dentro de un Estado de Derecho.
Son cantidad los nombres que me vienen a la memoria. No citar¨¦ ninguno, porque quisiera poder citarlos a todos. Lo que s¨ª puedo decir es que, a pesar de los discursos inaceptables e inmorales que algunos profieren en estos tiempos, si alguien desea poner fin a esta negra parte de nuestra historia somos sus familiares, los de sangre y los pol¨ªticos.
Si alguien act¨²a sin mirar al resultado electoral en esta materia somos los compa?eros de quienes han dejado lo mejor de sus vidas, cuando no la vida misma, por esta tierra. Puede haber quien desee la paz tanto como nosotros, pero nadie lo desea m¨¢s que nosotros. Porque la libertad, el fin del terrorismo y la presencia normalizada de la izquierda abertzale en las instituciones, no s¨®lo no nos da miedo, sino que nos da moral.
El miedo, la pesadilla, el horror es lo que hemos vivido hasta ahora. Y esto es lo que todo el mundo deber¨ªa entender, en Euskadi, y en toda Espa?a.
El pasado 7 de febrero fue un d¨ªa feliz y de orgullo para m¨ª. Para m¨ª y para las miles y miles de personas -presentes y ausentes- que llevan m¨¢s de 30 a?os defendiendo la libertad. Para las miles de personas sin las que hoy no habr¨ªa democracia en Euskadi. Para los miles de, estos s¨ª, verdaderos patriotas vascos.
?scar Rodr¨ªguez Vaz es parlamentario Vasco y Secretario General del Grupo Parlamentario Socialistas Vascos - Euskal Sozialistak
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