El estancamiento del conflicto en Libia acrecienta el riesgo de partici¨®n
La victoria no est¨¢ al alcance del r¨¦gimen, pero tampoco de los rebeldes
"Estancamiento" tras los ataques de la coalici¨®n contra los leales de Muamar el Gadafi. Esa descripci¨®n de la situaci¨®n sobre el terreno en Libia la hizo, entre otros, el general Carter Ham, jefe del mando unificado de Estados Unidos para ?frica (Africom). "Las fuerzas de tierra del r¨¦gimen tienen poca capacidad para reanudar sus operaciones" sin apoyo a¨¦reo y conquistar Bengasi, a?adi¨®.
La victoria de la oposici¨®n "es el escenario que todo el mundo desea, pero es tambi¨¦n el m¨¢s improbable", comenta a este corresponsal el almirante Jacques Lanxade, exjefe de Estado Mayor de la Defensa de Francia. Esa Armada Brancaleone que defiende Bengasi carece de capacidad, por mucha ayuda material que reciba, de emprender una ofensiva.
"La ca¨ªda de Gadafi es la ¨²nica forma de evitar la divisi¨®n", advierte un experto
?Entonces ni vencedores ni vencidos? "El conflicto puede desembocar en un callej¨®n sin salida", reconoc¨ªa en la cadena de televisi¨®n CBS el almirante Mike Mullen, jefe de Estado Mayor Interarmas de Estados Unidos.
Solo si alguno de los fieles de Gadafi perpetrase un atentado o si la coalici¨®n le aniquilase f¨ªsicamente se superar¨ªa el impasse. Si nadie asesin¨® al l¨ªder libio cuando parec¨ªa m¨¢s en apuros, despu¨¦s de que amagara la sublevaci¨®n en Tr¨ªpoli, es poco probablemente que surja ahora alg¨²n voluntario para acabar con su vida cuando ya ha consolidado su poder en la capital del pa¨ªs.
La segunda hip¨®tesis tampoco tiene visos de concretarse. El ministro franc¨¦s de Exteriores, Alain Jupp¨¦, fue sincero al declarar: "No contemos cuentos: es evidente que el objetivo de todo esto es permitir al pueblo libio elegir a su r¨¦gimen (...)", pero no por eso se intentar¨¢ eliminar al l¨ªder.
Los responsables estadounidenses lo repiten hasta la saciedad: Gadafi no es su blanco. Prueba de ello es que cuando la coalici¨®n atac¨® el recinto presidencial de Bab el Azizia en Tr¨ªpoli no destruy¨® viviendas, sino un puesto de mando militar.
Y, sin embargo, el derrocamiento de Gadafi es "la ¨²nica f¨®rmula que permite evitar a corto plazo el riesgo de partici¨®n del pa¨ªs" en dos, asegur¨® en una entrevista Fran?ois Heisbourg, exdirector del Instituto de Estudios Estrat¨¦gicos de Londres. "Ya estamos de hecho en la partici¨®n", recalca Lanxade.
Hasni Abidi, director del Centro de Estudio e Investigaci¨®n del Mundo ?rabe y del Mediterr¨¢neo, con sede en Ginebra, constata adem¨¢s que el actual reparto del territorio entre Gadafi y los sublevados "corresponde grosso modo con la antigua frontera entre la Tripolitania y la Cirenaica". "Gadafi se acomodar¨ªa m¨¢s f¨¢cilmente a esta soluci¨®n que a una capitulaci¨®n", asegura. Al este est¨¢ el petr¨®leo [de Libia] y al oeste, el gas", argumenta.
El dictador iraqu¨ª Sadam Hussein acept¨® tambi¨¦n, en 1991, perder el control de parte del pa¨ªs a causa de la instauraci¨®n de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea sobre Irak. Renunci¨® a las tres provincias kurdas a cambio de mantenerse en el poder 12 a?os m¨¢s.
La partici¨®n de Libia asusta porque es sin¨®nimo de una situaci¨®n de caos prolongado a las puertas de Europa, acaso incluso de una nueva Somalia. "No creo que debamos hacer nada que pueda alentar la partici¨®n o la divisi¨®n de ese pa¨ªs", declaraba Robert Gates, secretario de Defensa. "Ser¨ªa una f¨®rmula de inestabilidad".
La partici¨®n espanta pero tiene ra¨ªces hist¨®ricas. Como tantos otros pa¨ªses africanos, Libia es una creaci¨®n artificial compuesta de tres regiones -Tripolitania, vinculada a T¨²nez; Cirenaica, con nexos con Egipto, y Fezzan, con lazos con Argelia- que el colonizador italiano fundi¨® en un Estado al que otorg¨® la independencia en 1951. Convirti¨® a Idris, emir de la Cirenaica, en rey de Libia.
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