En el pa¨ªs del Libro Verde
En Tr¨ªpoli hay un edificio consagrado a estudiar la obra escrita por Gadafi, llena de contradicciones, en la que unos ven la verdad revelada y otros, un desvar¨ªo
El Libro Verde, escrito por el coronel Muamar el Gadafi entre 1976 y 1979, ha acabado dividiendo a los tripolitanos en dos grupos. Los que lo consideran la palabra revelada del l¨ªder y una soluci¨®n a todos los problemas de la existencia, y los que creen que sus 100 p¨¢ginas son un insulto a la inteligencia. Imposible saber por ahora cu¨¢l de los dos grupos es mayoritario.
En las afueras de la capital, un edificio con reminiscencias del pasado colonial italiano acoge desde los a?os ochenta el Centro Internacional de Estudios e Investigaciones del Libro Verde. En su momento pas¨® por ser un lugar de encuentro con filiales por todo el mundo para debatir sobre el libro y organizar conferencias internacionales con un presupuesto millonario proporcionado por el r¨¦gimen. Incluso la marca del Libro Verde lleg¨® a publicitarse en las camisetas de un equipo alem¨¢n de hockey que estaba en bancarrota. El centro es hoy una especie de biblioteca con retratos descoloridos del dictador y algunos ordenadores, donde las p¨¢ginas del libro, traducido a 90 lenguas, cogen polvo en las estanter¨ªas.
"Las mujeres son femeninas y los hombres masculinos", se lee
"La educaci¨®n obligatoria es dictatorial", dice otro pasaje del libro
"El libro no se entiende en el resto del mundo. Se piensa simplemente que es la palabra de un dictador. Pero si lo leen ver¨¢n los hechos", dice Isham Arab, un periodista encargado de editar una de las revistas que publica el centro. El libro de Gadafi est¨¢ lleno de incoherencias. Su visi¨®n del mundo es confusa. El libro es una diatriba contra la democracia occidental bajo la premisa de que el pueblo no puede ser representado por nadie. Establece una divisi¨®n del poder en unas asambleas populares que aportan ideas al Congreso del Pueblo, controlado en ¨²ltima instancia por el propio Gadafi.
Pero sobre todo, el Libro Verde es un compendio de extra?as explicaciones sobre la vida. "Las mujeres son femeninas y los hombres masculinos. Seg¨²n los ginec¨®logos, las mujeres menstr¨²an cada mes o as¨ª, mientras que los hombres, siendo machos, no menstr¨²an ni sufren durante el periodo", dice Gadafi en uno de los pasajes. "La educaci¨®n obligatoria es una educaci¨®n coercitiva que suprime la libertad. Imponer espec¨ªficos materiales did¨¢cticos es dictatorial", asegura en otro. Y otra frase: "La poblaci¨®n de otras razas ha disminuido por el control de los nacimientos, las restricciones al matrimonio y el trabajo constante, no como los negros, que se obsesionan menos con el trabajo por el clima caluroso".
El Libro Verde se ense?a en los colegios libios y los ni?os aprenden su doctrina desde muy peque?os. Para los partidarios de Gadafi representa la forma m¨¢s simple de entender el mundo y la soluci¨®n a todas las cosas. "Nuestra cultura es diferente. A nosotros nos gusta hablar", dice Abdulayid, un traductor del Gobierno. "El libro pone las bases para que podamos hablar durante horas en los comit¨¦s del pueblo. Podemos estar en desacuerdo, pero al final, la verdad vence". La verdad, para Abdulayid, es por supuesto el Libro Verde.
"No son m¨¢s que tonter¨ªas. Hasta cu¨¢ndo vamos a aguantar que nos enga?en y nos traten como a ni?os", se pregunta un joven disidente educado en el extranjero. "El libro es una prueba de que estamos gobernados por un loco. Cuando salgamos a la calle haremos una pira y los quemaremos. Y luego tendremos una Constituci¨®n de verdad", asegura.
Tras semanas de conflicto, muchos de los que han estado escondidos durante d¨ªas en sus casas empiezan a salir a la calle. Los bombardeos sobre Tr¨ªpoli les han dado moral para sentir que pronto podr¨¢n volver a manifestarse. Conf¨ªan en que los rebeldes de Bengasi lleguen pronto a Tr¨ªpoli. De vez en cuando, alguien en la calle se acerca a un periodista y le susurra: "Todo eso que te est¨¢ contando el Gobierno es mentira".
Algunos se atreven a retar las fuertes sanciones que conlleva beber alcohol y beben peque?os tragos de alg¨²n licor camuflado en una botella de agua. "Pronto llegar¨¢n mejores tiempos. Y nosotros los veremos", asegura un hombre en un local comercial de Tr¨ªpoli. Por supuesto, ninguno de ellos quiere que se publique su nombre.
Ayer, hubo funerales en la capital. Miles de personas acudieron al cementerio para enterrar a 18 personas. El Gobierno asegura que sus cuerpos pertenecen a civiles fallecidos por los ataques a¨¦reos de las fuerzas extranjeras. Los estruendos de las bombas y las luces de las r¨¢fagas de disparos volvieron ayer, como un reloj, pasadas las ocho de la noche.
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