Waters levanta su muro en Madrid
'The Wall', la legendaria puesta en escena de Pink Floyd que cambi¨® las normas del espect¨¢culo en el rock, deslumbra en Espa?a 30 a?os despu¨¦s de su estreno
Anoche acab¨® una espera de treinta a?os para ver y disfrutar en directo The Wall, y el resultado fue algo m¨¢s all¨¢ de lo espectacular. Para empezar, por el sonido que pudo escucharse anoche en un abarrotad¨ªsimo Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Recordaba casi al de una sala de cine con un est¨¦reo en 5.1 surround, como no se hab¨ªa o¨ªdo jam¨¢s en este recinto un macroconcierto de rock. Los duelos de guitarras el¨¦ctricas sonaban limp¨ªsimos y furiosos. La voz de Roger Waters con una dicci¨®n perfecta y los efectos y grabaciones resultaron de un realismo casi incre¨ªble.
Roger Waters demostr¨® anoche que ha sabido aprovecharse de los grandes adelantos tecnol¨®gicos de estos a?os para actualizar este show que en los ochenta casi arruina a Pink Floyd. Los elementos de entonces siguen aqu¨ª, como los ladrillos de cart¨®n piedra que van creciendo poco a poco, tambi¨¦n las marionetas gigantes e hinchables de la madre y el profesor que toman protagonismo al principio del concierto y las secuencias de animaci¨®n del artista Gerald Scarfe que se proyectan en el muro y la pantalla gigante circular... Al final de la representaci¨®n, durante The Trial (el juicio), todo salta por los aires haciendo explotar el muro. S¨ª, todo eso est¨¢, pero multiplicado por mil con un juego de luces y de sonido de ultim¨ªsima generaci¨®n. Parece del futuro m¨¢s que del presente o del pasado.
Waters demostr¨® anoche que ha aprovechado las nuevas tecnolog¨ªas
La gira original se suspendi¨®. Su alto coste casi arruin¨® a Pink Floyd
Roger Waters solo se hab¨ªa atrevido una vez a montar en directo The Wall. En 1990. Para conmemorar el aniversario de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn en la Potsdamer Platz de la ciudad alemana. Unas 300.000 personas acudieron a aquella cita en la que Waters invit¨® a estrellas como Van Morrison, Scorpions, Joni Mitchell y Paul Carrack. El resto de los millones y millones de fans que hab¨ªan comprado y hasta hab¨ªan llegado a la obsesi¨®n con uno de los discos m¨ªticos de Pink Floyd no hab¨ªan tenido la oportunidad de asistir a una representaci¨®n en directo de The Wall. Para el p¨²blico espa?ol, esta espera termin¨® ayer en el primer concierto que Roger Waters ha ofrecido en Espa?a dentro de su gira mundial, que comenz¨® en Toronto el 15 de septiembre de 2010, sigui¨® con m¨¢s de 50 conciertos en Estados Unidos y tiene previstos otros 60 en Europa; entre ellos, otro en Madrid (hoy mismo) y dos m¨¢s en Barcelona (martes y mi¨¦rcoles en el Palau Sant Jordi). Un concierto actualizado tambi¨¦n con cr¨ªticas a conflictos b¨¦licos como los de Afganist¨¢n e Irak, o sucesos de brutalidad policial como los del asesinato de un joven brasile?o en el metro de Londres.
Cuenta la leyenda que el germen de la idea original de El Muro se resume en un escupitajo. Seg¨²n ha explicado Waters, durante la gira In the Flesh con Pink Floyd, en 1977, un grupo de fans montaba tal jaleo en primera fila que el m¨²sico se irrit¨® y termin¨® por escupirle a uno de ellos en la cara. Waters entonces comenz¨® a fantasear con la idea la de la alienaci¨®n y de construir un muro tras el que ¨¦l y sus compa?eros pudieran parapetarse de las inclemencias del p¨²blico.
Eso desemboc¨® en un doble disco grabado entre abril y noviembre de 1979 bajo la direcci¨®n del productor Bob Ezrin. Se trataba de una gigantesca sinfon¨ªa-¨®pera rock en cuyo libreto Roger Waters daba rienda suelta a todos sus miedos y se autopsicoanalizaba a trav¨¦s de su protagonista Pink, una estrella del rock perturbada por el peso de la fama y el consumo excesivo de drogas, en el que muchos vieron un homenaje al fundador de Pink Floyd, Syd Barret, que abandon¨® el grupo en 1968 y fue internado en una instituci¨®n mental con el cerebro destrozado por el LSD.
La castraci¨®n por una educaci¨®n estricta, los traumas de la ni?ez, el abandono del padre muerto en la Segunda Guerra Mundial, la imposibilidad de amar, la asfixiante presi¨®n sobre la estrella de rock, el abuso de las drogas... Son los ladrillos que el m¨²sico imaginario Pink coloca para aislarse en un mundo que, lejos de protegerle de las agresiones del exterior, le condena a una espiral de autodestrucci¨®n, ruido y locura. Parad¨®jicamente, estos ingredientes mezclados con una partitura magistral crearon uno de los mayores ¨¦xitos comerciales de Pink Floyd desde la creaci¨®n de la banda en 1965. Anoche brill¨® la actualidad de la partitura y la vigencia de los traumas y episodios descritos en The Wall.
Pink Floyd ide¨® entonces un gigantesco montaje para la ¨¦poca. As¨ª que entre 1980 y 1981, unas pocas ciudades como Nueva York, Los ?ngeles (concierto que anoche Rogers record¨®) Londres y Dortmund vieron aquella mastod¨®ntica producci¨®n en la que un muro de 70 metros de longitud se levantaba en directo e iba ocultando a los m¨²sicos, finalmente escondidos detr¨¢s de ¨¦l.
Fue el principio de las macroproducciones destinadas a sorprender al p¨²blico de rock en los grandes estadios y supuso un desastre econ¨®mico para Pink Floyd, que midi¨® mal sus fuerzas y tuvo que suspender la gira al borde de la banca rota. Anoche Waters recuper¨® el sue?o/pesadilla con una menci¨®n cum laude, m¨¢s que un sobresaliente alto.
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