Al rescate del yen
La intervenci¨®n coordinada del G-7 amenaza su credibilidad ante los pa¨ªses emergentes
A finales de mes, la ciudad de Nanjing, al sur de China, acoger¨¢ un seminario de m¨¢ximo nivel sobre el sistema monetario internacional. Francia, que este a?o preside el G-20 y el G-7, ha convocado a ministros, banqueros centrales y altos funcionarios a discutir en suelo chino hacia d¨®nde se dirige el sistema de tipos de cambio. Parec¨ªa que las grandes potencias iban a acudir al seminario -que inaugura el propio Nicolas Sarkozy- con el objetivo de presionar, una vez m¨¢s, a China para que dejara que su divisa se apreciara. Pero quiz¨¢ las econom¨ªas desarrolladas hayan quemado algunos cartuchos decisivos antes de iniciar siquiera la discusi¨®n.
El anuncio el pasado d¨ªa 18 de una intervenci¨®n conjunta de los pa¨ªses ricos a favor del yen sorprendi¨® al mercado. Es verdad que no era la primera vez que las principales econom¨ªas del mundo se decid¨ªan a actuar de forma coordinada en el mercado de divisas. Pero hac¨ªa ya m¨¢s de 10 a?os desde la ¨²ltima intervenci¨®n de ese tipo y el cambio de discurso que impera en la econom¨ªa internacional desde entonces llevaba a pensar que esas actuaciones ya eran cosa del pasado.
La fuerte entrada de capital especulativo aceler¨® la intervenci¨®n
El G-7, salvo Jap¨®n, apenas ha inyectado 6.000 millones de d¨®lares
Una subida de tipos por el BCE y la Fed ser¨¢ m¨¢s efectiva para debilitar al yen
El foro poscrisis, el G-20, ha quedado relegado de la toma de decisiones
"La decisi¨®n del G-7 de intervenir en el mercado de cambio deber¨ªa ser visto como algo excepcional. En general, los pa¨ªses del G-7 se oponen a la interferencia pol¨ªtica y comparten la opini¨®n de que los tipos de cambio deber¨ªan estar determinados por el mercado", analiza desde Par¨ªs Raymond van der Putten, de BNP Paribas.
Haciendo buena una de las m¨¢ximas del inversor que es entrar en un mercado "cuando la sangre a¨²n est¨¢ en el suelo", el yen registr¨® su m¨¢ximo hist¨®rico frente al d¨®lar el pasado d¨ªa 17, apenas una semana despu¨¦s del terremoto. Los inversores anticipaban as¨ª una fuerte repatriaci¨®n de capitales por parte de las empresas japonesas para hacer frente a la reconstrucci¨®n y a la fuerte apreciaci¨®n que se produjo tras el terremoto de Kobe en 1995. "Entonces, tras mes y medio de estabilidad inicial, el yen empez¨® a acelerar su apreciaci¨®n hasta sumar un 16% en dos meses. Ahora lo ha hecho un 8% en apenas cinco sesiones", apunta Jos¨¦ Ram¨®n D¨ªez Guijarro, profesor de entorno econ¨®mico y an¨¢lisis de pa¨ªses del Instituto de Empresa.
Ante la evidencia de capitales especulativos, el G-7 acord¨® actuar. "De lo que se trataba era de lanzar una declaraci¨®n de intenciones inequ¨ªvoca. Por lo que sabemos hasta ahora, el G-7 no ha desembolsado mucho dinero. Seg¨²n las fuentes, entre 6.000 y 8.000 millones de d¨®lares, frente a los 25.000 millones que desembols¨® en un solo d¨ªa Jap¨®n a mediados de septiembre pasado", explica desde Londres Geoff Yu, analista de UBS. A su juicio, teniendo en cuenta la relaci¨®n coste/beneficio, la intervenci¨®n "puede considerarse un ¨¦xito. Pero para considerar que han alcanzado sus objetivos el nivel del yen deber¨ªa situarse entre las 80 o las 85 unidades por d¨®lar. Es un proceso muy largo en el que no descarto que haya dos o tres intervenciones m¨¢s de los pa¨ªses ricos para sostener el yen", remata Yu.
En todo caso, la efectividad de las intervenciones cambiarias es muy limitada. Este mercado mueve cada d¨ªa unos cuatro billones de d¨®lares, y el monto total de las reservas en manos de los pa¨ªses asciende a 9,4 billones, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Banco de Pagos Internacional. De hecho, algunos analistas han justificado la actuaci¨®n m¨¢s por motivos humanitarios y de solidaridad que econ¨®micos. Pero no se puede obviar tampoco el inter¨¦s propio. Si Jap¨®n empieza a repatriar fondos, empezar¨ªa a vender activos en divisas extranjeras, y Jap¨®n es uno de los principales tenedores de deuda estadounidense. En todo caso, el consenso apunta a que los fundamentos econ¨®micos de Jap¨®n justifican una divisa mucho m¨¢s d¨¦bil a medio plazo. M¨¢s a¨²n si el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de EE UU inician, antes o despu¨¦s, una senda alcista de tipos ante las presiones inflacionistas.
El presidente de Goldman Sachs Gesti¨®n de Activos, Jim O'Neill, advert¨ªa en una reciente nota a clientes de que "habr¨¢ un l¨ªmite tanto en el grado como en el tiempo en que EE UU pueda comprometerse a intervenir porque uno de sus principales objetivos monetarios -animar a China a intervenir mucho menos en los mercados de divisas- es prioritario".
No solo China. Han sido muchas las econom¨ªas emergentes que en el ¨²ltimo a?o han sufrido una fuerte apreciaci¨®n de sus divisas y a las que se les ha negado ning¨²n tipo de intervenci¨®n coordinada a nivel global. De hecho, fue el ministro de Finanzas de Brasil el que sac¨® a pasear el fantasma de la guerra de divisas.
Curiosamente, el marco elegido para la intervenci¨®n en el mercado ha sido el G-7 y no el nuevo foro multilateral poscrisis: el G-20, cuando, adem¨¢s, uno de sus miembros es el que m¨¢s reservas acumula en el mundo y el que podr¨ªa influir de verdad en el mercado cambiario. "La participaci¨®n del G-20 es irrelevante para ellos. Es un buen foro para que EE UU y China puedan discutir a nivel internacional sin tanta presi¨®n bilateral, pero no tiene mayor sentido econ¨®mico", aclara Geoff Yu.
"En Nanjing ser¨¢ interesante ver cu¨¢l es la disposici¨®n del G-7 frente a la efectividad del G-20", anticipaba O'Neill en su nota. El rescate del yen a¨²n tiene mucho que decir.
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