La derrota de Merkel
Baden-W¨¹rttemberg es el m¨¢s serio aviso de los votantes a la coalici¨®n gobernante alemana
Hasta la cat¨¢strofe nuclear japonesa pocos pensaban que Baden-W¨¹rttemberg pudiera caer despu¨¦s de casi 60 a?os en otras manos pol¨ªticas que las cristianodem¨®cratas. Pero ni el r¨¢pido crecimiento econ¨®mico del rico Estado alem¨¢n de 11 millones de habitantes ni su escaso paro han evitado a Angela Merkel el trago de entregar a los antinucleares verdes el mando del feudo conservador. El resultado de las elecciones, adem¨¢s de una humillaci¨®n para la canciller, resulta peligroso para la Uni¨®n Democr¨¢tica Cristiana (CDU) a nivel federal, porque la fortaleza del partido en el suroeste alem¨¢n ha sido requisito previo de sus victorias nacionales.
Si lo ocurrido en Jap¨®n explica el vuelco de un land donde existen cuatro reactores, y su derrotado primer ministro, Stefan Mappus, es el abogado por antonomasia de la energ¨ªa nuclear, ser¨ªa ingenuo atribuir exclusivamente al miedo at¨®mico los resultados de Baden-W¨¹rttemberg. Los Verdes han sacado un gran provecho de estas circunstancias, duplicando su voto hasta el 24% y consiguiendo por vez primera la llave de una regi¨®n que presumiblemente gobernar¨¢n con el SPD, pese a los malos resultados socialdem¨®cratas. Pero las elecciones eran tambi¨¦n un refer¨¦ndum sobre la ejecutoria de Merkel y su Gobierno. Y esta es m¨¢s que discutible para muchos alemanes en ¨¢mbitos tan diferentes como la pol¨ªtica fiscal o sobre el euro, el err¨¢tico papel de Berl¨ªn en la crisis libia -absteni¨¦ndose con Rusia y China en el Consejo de Seguridad para actuar militarmente contra Gadafi- o la reforma del Ej¨¦rcito. Los borrones de la alianza cristiano-liberal son tan determinantes como Fukushima. Los liberales (FDP), en ca¨ªda libre, han estado a punto de no entrar en el Parlamento de Baden-W¨¹rttemberg. Su jefe y ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, podr¨ªa no llegar a la convenci¨®n de mayo como l¨ªder del partido.
Lo ¨²ltimo que la canciller necesitaba era perder el basti¨®n de su partido, y sus consecuencias ir¨¢n presumiblemente m¨¢s all¨¢ del "dolor" expresado ayer. La primera ministra carece de rival destacado en la CDU y se dice dispuesta a no tocar el Ejecutivo ni variar de pol¨ªtica, pero la derrota del domingo sugiere una br¨²jula averiada en la coalici¨®n gobernante y avanza un deseo de cambio de los votantes. Parece dif¨ªcil que, sin alg¨²n movimiento r¨¢pido y decisivo, Merkel est¨¦ en condiciones de llegar inc¨®lume a las elecciones federales de 2013.
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