Canon central
El fin de la poes¨ªa rom¨¢ntica supone el cambio del predominio de la lengua inglesa (y alemana) por el protagonismo de la lengua francesa. Pero para que ese desplazamiento tuviera lugar, fue necesaria la asombrosa e involuntaria mediaci¨®n de un poeta, narrador y cr¨ªtico singular, Edgar Allan Poe, norteamericano de nacimiento, de ambigua e inestable reputaci¨®n en los medios angloparlantes pero de portentosa influencia en el poeta franc¨¦s Charles Baudelaire, el padre de la poes¨ªa moderna. En esa encrucijada empieza la historia de este libro fant¨¢stico y maravilloso, se mire como se mire, incluso si se tiene en mente el recuerdo de algunos posibles textos que pudieran estar pero no est¨¢n.
Matem¨¢tica tiniebla. Poe, Baudelaire, Mallarm¨¦, Val¨¦ry, Eliot. Genealog¨ªa de la poes¨ªa moderna
Selecci¨®n y pr¨®logo de Antoni Mar¨ª
Traducci¨®n de Miguel Casado y Jordi Doce
Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores
Barcelona, 2011
424 p¨¢ginas. 26 euros
El desdichado Poe, en efecto, sedujo poderosamente a Baudelaire por muchas razones, y, entre otras, porque le prest¨® una base te¨®rica para comprender la poes¨ªa que el mismo Baudelaire intentaba escribir y con la que pretend¨ªa alejarse de los predicamentos rom¨¢nticos, de los que claramente proced¨ªa (y de los que nunca consigui¨® desprenderse del todo). Poe, en sus ensayos La filosof¨ªa de la composici¨®n (?por qu¨¦ traducir de otro modo tan meridiano y bello t¨ªtulo?) y El principio po¨¦tico, hab¨ªa intentado cortar las alas a las convicciones te¨®ricas rom¨¢nticas afirmando, ante todo, que un poema no surge de la inspiraci¨®n ni de ninguna efusi¨®n sentimental sino de un c¨¢lculo premeditado y concienzudo, donde el trabajo tiene absolutamente mucho -si no todo- que decir. Adem¨¢s, un poema no tiene utilidad, excepto la de servir a la religi¨®n de la belleza, y solo por esa raz¨®n, y no por ninguna otra, debe conmover al lector.
Lo dicho: Baudelaire hace suya esa teor¨ªa pero nunca acaba de ponerla en pr¨¢ctica del todo, porque, lo quisiera o no, su poes¨ªa -muy superior a la de su maestro Poe- es mucho m¨¢s que un simple ejercicio formal y absolutamente m¨¢s que una simple apelaci¨®n a la religi¨®n de la Belleza. La semblanza que nos brinda el poeta franc¨¦s de su maestro tiene la penetraci¨®n de la mayor¨ªa de sus escritos cr¨ªticos, de una agudeza, inteligencia y brillantez sin iguales. Mallarm¨¦, el disc¨ªpulo de Baudelaire, parece caer, tambi¨¦n en apariencia, en la tiran¨ªa del c¨¢lculo y la composici¨®n, siguiendo en esto tambi¨¦n a su admirado Poe. El lenguaje se convierte en el gran argumento de la poes¨ªa, la b¨²squeda de ese purificado lenguaje de la tribu, a salvo de las corrupciones que lo alejan de su fundamento m¨¢s m¨ªstico. La conferencia que dio en Oxford -y que aqu¨ª se reproduce- es un documento de primera fila, con todas las aristas de su pensamiento y su prosa, con una especie de candidez equivalente a su connatural bondad y, a la vez, con un intransigente servicio a su Verdad, formulado con un lenguaje que parece titubeante pero que contiene salvas de una profundidad sin igual, donde la Vocaci¨®n reluce por encima de todo, muy por encima de las exigencias del triunfo social.
Val¨¦ry, disc¨ªpulo de Mallarm¨¦, prosigue esa senda de los fascinados por Poe, e insiste en la dimensi¨®n calculadora del trabajo po¨¦tico, donde solo valen las soluciones buscadas afanosamente, trabajando implacablemente, buscando en cierto modo la perfecci¨®n imposible. La manera lo es todo, pero, ojo, esa manera es inseparable de un escenario previo en el que se ha instalado un acontecimiento portentoso, sin el que nada es posible: "La emoci¨®n que le producen algunos aspectos de la naturaleza y de la vida y algunas obras del hombre". Todo ello comprimido y condensado en lo que Val¨¦ry llama "vida interior", el vivero decisivo al que acude el lenguaje para justificarse a s¨ª mismo y sin el que, con toda seguridad, ser¨ªa pura nader¨ªa.
Cierra la aventura en este libro imprescindible, preparado y prologado por el poeta Antoni Mar¨ª, T. S. Eliot, con lo que la lengua inglesa retorna a su protagonismo. La paradoja es notable y no menos maravillosa: Eliot se aliment¨® decisivamente de poes¨ªa francesa -los hijos menores de Baudelaire, sobre todo- para volver a innovar en su propia lengua, ?desde?ando absolutamente a Poe!, el que hab¨ªa fecundado a sus maestros franceses. ?Cabe mayor y asombrosa paradoja? El racionalismo cr¨ªtico de Eliot reluce aqu¨ª, colocando en su sitio a unos y otros, con refinada astucia, dejando claro que la religi¨®n del lenguaje en la poes¨ªa tritura su sentido m¨¢s profundo, que no es otro que el de interpretar el mundo, la vida del hombre. Tradici¨®n y talento individual se aleja un poco del hilo argumentativo de este libro, pero es en s¨ª mismo una obra maestra del pensamiento literario, y merece figurar por m¨¦ritos propios all¨ª donde la poes¨ªa -y la literatura en general- sean objeto de reflexi¨®n y debate, como lo son -lo repito- en este sensacional volumen.
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