Estilos de vida t¨®xicos
"Qu¨¦ oportunidad perdida: ?la han llamado Las Arenas en lugar de Les Arenes!", escrib¨ªa, escandalizado, un ciudadano en aquel peri¨®dico barcelon¨¦s. Y nadie le respondi¨®: se?or m¨ªo, el negocio no entiende otro idioma que el del dinero. Adem¨¢s, ?no estamos en una plaza de toros sin toros purificada por el consumismo, lo cual implica que se puede pasear por Las Arenas sin comprar? ?Eso es lo que han hecho miles de personas estos d¨ªas en Barcelona: mirar nost¨¢lgicamente el esplendor de aquella ¨¦poca del p¨®ngame dos destinada a desaparecer?
En paralelo, el presidente Zapatero segu¨ªa al minuto la guerra humanitaria en Libia, combat¨ªa en las trincheras econ¨®micas -preparando "cambios de gran calado"- junto a los 40 superempresarios espa?oles y organizaba con los superl¨ªderes europeos un "Pacto Euro Plus" -cifras de v¨¦rtigo- que pretende poner en orden el cicl¨®n financiero. Sin olvidar el ojo -?avizor o miope?- fijado en la cuesti¨®n nuclear y en el l¨ªo del ?ser¨¦ o no candidato a las elecciones generales? Todas las teclas juntas parecen pocas para el presidente Zapatero, que conclu¨ªa su diagn¨®stico sobre la econom¨ªa con un "no hay que bajar la guardia" digno de Churchill o de Gila. Una altura equiparable a la hiperactividad de la se?ora Merkel, el se?or Sarkozy o el se?or Cameron. El espect¨¢culo de los dirigentes del mundo -?qu¨¦ hacemos con Gadafi?, ?y con la energ¨ªa nuclear?, ?y con las armas?- nos deja tan at¨®nitos como el esplendor de Las Arenas. ?Son estos los mejores o los peores dirigentes del mundo que hemos visto en a?os?
?Qui¨¦n leer¨¢ un libro con lo entretenidos que estamos con el espect¨¢culo que protagonizan nuestros l¨ªderes?
Todo lo cual suced¨ªa mientras el superl¨ªder de la oposici¨®n y sus adl¨¢teres dec¨ªan defender a los trabajadores, su futuro y su bienestar, e inauguraban la innovaci¨®n de los aeropuertos para peatones. Al tiempo, nuestro president Mas ya imaginaba a unos catalanes como alemanes mirando TV-3 en ingl¨¦s. Cualquier cosa con tal de salir en el telediario. Es tan solo una muestra del frenes¨ª de los l¨ªderes: van como locos. Y se nota.
Envueltos en el marasmo de crisis, contracrisis, guerras y guerritas muy humanitarias, medidas, contramedidas europeas, espa?olas, americanas y de cualquier parte, puede suceder que confundan a Moody's con la primera potencia mundial, un pa¨ªs donde atan los perros con longanizas como fruto de su culto a los mercados. Un pa¨ªs de gente -?sin ideolog¨ªa?- que solo tiene en la cabeza ganar el m¨¢ximo de dinero posible de la forma que sea. Un pa¨ªs mani¨¢tico de la creatividad, la innovaci¨®n y la libertad de ideas para vender m¨¢s ?Van a explicar a los ¨¢rabes que este es el estilo de vida en democracia? ?Acaso les a?adir¨¢n que estamos en venta (por cierto, me cuentan que el paseo de Gr¨¤cia ya es medio chino)?
Claro que a¨²n no hemos llegado a esa historia tan ejemplar del presidente de Guatemala -de nombre tan catal¨¢n como Colom- que se divorcia de su mujer para que ella pueda presentarse a las elecciones: la Constituci¨®n guatemalteca impide que a un presidente le suceda alg¨²n familiar. Todo el mundo lo ha entendido: ellos aseguran que se divorcian porque se aman. (Sobre lo que sucede en Guatemala, ver El arte del asesinato pol¨ªtico -Anagrama- ,de Francisco Goldman). El poder, pues, muestra su cara real: puro amor a s¨ª mismo.
Parece l¨®gico que toda esta gente, enfrascada en, al menos, tres crisis a la vez -crisis econ¨®mica, b¨¦lica y energ¨¦tica-, no tenga tiempo para nada y vea el mundo y la gente que lo habitamos a trav¨¦s de un agujero peque?ito y exclusivo. ?No ejemplifican un estilo de vida t¨®xico del que habr¨ªa que salir corriendo si nuestro destino no estuviera tan ligado a lo que ellos deciden en una situaci¨®n de ataque de nervios? Nos hacen sufrir, claro: su estr¨¦s es el nuestro. Todo se contagia, el l¨ªo llama al l¨ªo.
Para rizar este marem¨¢gnum, el D¨ªa del Libro, con Sant Jordi a la cabeza, se mezcla este a?o con el S¨¢bado Santo. ?El libro contra la Iglesia?, ?Sant Jordi pagano?, ?leer contra rezar? Dios nos libre. Claro que Sant Jordi, en nuestra tradici¨®n de adoradores del vil metal, es como esa loter¨ªa que, a veces, toca a escritores y editores. Pero ?qui¨¦n leer¨¢ un libro con lo entretenidos que estamos con el espect¨¢culo de nuestros l¨ªderes?
Margarita Rivi¨¨re es periodista.
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