La sombra de ETA
La existencia de un dise?o de la banda vicia, seg¨²n el Supremo, el proceso que lleva a Sortu
En un auto comunicado ayer a las partes, el Tribunal Supremo ha resuelto por nueve votos contra siete no legalizar al partido Sortu, emanaci¨®n de la ilegalizada Batasuna. El tribunal fundamenta su decisi¨®n en un documento de 2009, atribuido a ETA, que demostrar¨ªa que la creaci¨®n de Sortu responde a un dise?o gestado, impulsado y tutelado por la banda. La importancia de ese documento derivar¨ªa de su condici¨®n de nuevo eje estrat¨¦gico de ETA, tras el fracaso del proceso negociador de 2006.
En la nueva estrategia, ETA se atribuye la funci¨®n de "abrir el escenario pol¨ªtico" mediante un acuerdo con el Estado que establezca unos "m¨ªnimos democr¨¢ticos", de los que el primero es la legalizaci¨®n de su brazo pol¨ªtico, requisito imprescindible para iniciar la negociaci¨®n que ponga fin al conflicto pol¨ªtico, condici¨®n a su vez para superar el conflicto armado.
Los siete magistrados discrepantes, favorables a la inscripci¨®n de Sortu, niegan en su voto particular que un documento de hace a?o y medio tenga suficiente valor probatorio para invalidar tomas de posici¨®n m¨¢s recientes que demostrar¨ªan que una parte al menos de la izquierda abertzale ha optado por v¨ªas estrictamente pol¨ªticas, abandonando la violencia y toda connivencia con ella.
La cr¨ªtica de la minor¨ªa es jur¨ªdicamente s¨®lida y tambi¨¦n dura; acusa a la mayor¨ªa de recurrir a una "ilegalizaci¨®n preventiva", no sustentada en actividades y conductas de sus miembros, y de sustituir la argumentaci¨®n jur¨ªdica dirigida a probar una voluntad de fraude en los estatutos de Sortu por un relato lineal destinado a concluir que Sortu responde a un designio de la banda; algo, sostiene la minor¨ªa, que el documento analizado no prueba.
En la vista del juicio, el abogado de Sortu, ??igo Iru¨ªn, ya intent¨® restar valor probatorio al documento que ha resultado crucial para el rechazo del nuevo partido: se trata de un texto de debate, pero la mayor¨ªa del Supremo se ha resistido a creer que solo sea eso: fija unas fases sucesivas de actuaci¨®n, establece el sistema de coordinaci¨®n entre ETA y la izquierda abertzale y se?ala el modelo de mando a seguir.
En opini¨®n de la mayor¨ªa, si se admite que ETA es la impulsora del proyecto Sortu es irrelevante, a efectos de su inscripci¨®n, que sus estatutos sean legalmente impolutos o que proclame su rechazo a ETA. Ese impulso inicial vicia en su origen todos los pasos ulteriores y convierte la iniciativa de legalizaci¨®n de Sortu en un fraude de ley. El tribunal piensa que la estrategia dise?ada por ETA est¨¢ actualmente en marcha: relaciona el alto el fuego de enero de 2011 con la presentaci¨®n p¨²blica pocos d¨ªas despu¨¦s de Sortu.
El Supremo observa tambi¨¦n la existencia de t¨¦cnicas o estrategias ya constatadas en la sentencia de ilegalizaci¨®n de 2003: la de "desdoblamiento", que diferencia los roles de la izquierda abertzale y ETA, ¨¦sta como garante ¨²ltimo, y la del "enga?o", que recurre a un lenguaje destinado a ocultar aspectos esenciales de su actuaci¨®n que solo conocen los dirigentes.
El punto fuerte de la minor¨ªa es que existen fuertes indicios de que, una vez en marcha el proceso, Batasuna ha chocado con ETA e ido m¨¢s all¨¢ de lo previsto. Por ejemplo, para contar con el apoyo de los aliados soberanistas necesarios para la negociaci¨®n. Aunque hubiera un dise?o compartido en el origen, resulta dudoso (y no hay prueba de ello) que ETA autorizara a su brazo pol¨ªtico a rechazar su violencia. Y el punto d¨¦bil es que ni Batasuna ni Sortu han hecho nada por desmarcarse del papel que ETA daba a la existencia de un partido legal "para que la negociaci¨®n sea posible".
Al Constitucional le espera un trabajo arduo pero jur¨ªdicamente muy interesante: dirimir el debate de fondo entre los magistrados del Supremo sobre la valoraci¨®n de una prueba que ha incidido en la limitaci¨®n del derecho a la participaci¨®n pol¨ªtica.
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