Juegos peligrosos
La instrucci¨®n judicial del caso Fais¨¢n ha sacado a la luz datos nuevos sobre las negociaciones mantenidas entre el Gobierno y el PSOE, de un lado, y la banda terrorista y su brazo pol¨ªtico, de otro, entre 2005 y 2007. El PP parece dispuesto a reanudar con fines electorales la utilizaci¨®n de la lucha terrorista, que lleg¨® durante la anterior legislatura hasta el extremo de acusar a Zapatero de traicionar a los muertos. El deseo del PP de ampliar la ya considerable ventaja de intenci¨®n de voto registrada en los sondeos va de la mano con la voluntad de aniquilar la imagen de Rubalcaba como eventual candidato del PSOE en 2012.
La negociaci¨®n fue autorizada por el Congreso el 17 de mayo de 2005 con el voto en contra del PP. La moci¨®n apoyaba el di¨¢logo "entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia" bajo tres condiciones: 1. "Clara voluntad" y "actitudes inequ¨ªvocas" de ETA de renunciar al terrorismo; 2. Respeto al principio democr¨¢tico de que las cuestiones pol¨ªticas deben resolverse a trav¨¦s de los representantes leg¨ªtimos de la voluntad popular, y 3. Aceptaci¨®n de que "la violencia no tiene precio pol¨ªtico y la democracia espa?ola nunca aceptar¨¢ el chantaje de la violencia". Despu¨¦s de casi tres a?os sin v¨ªctimas mortales, ETA declar¨® el 22 de marzo de 2006 un "alto el fuego permanente". El presidente del Gobierno dio su visto bueno tres meses m¨¢s tarde. Pero el sangriento atentado de la T-4 del 30 de diciembre de ese mismo a?o pondr¨ªa fin en la pr¨¢ctica a la tentativa, cerrada oficialmente por ETA en junio de 2007.
El 'caso Fais¨¢n' revela nuevos datos sobre la negociaci¨®n del Gobierno con ETA en la pasada legislatura
Las notas pro memoriam incautadas al jefe del aparato militar de la banda muestran la falta de disposici¨®n de ETA a cumplir las condiciones establecidas por la moci¨®n parlamentaria. La discusi¨®n sobre la veracidad de esas supuestas actas es una p¨¦rdida de tiempo: aunque sean un apresurado testimonio de parte, no cabe invalidar esos papeles como una falsificaci¨®n. El tono maximalista de las declaraciones a Gara y de los comunicados de ETA, la agresividad y la chuler¨ªa de los presos durante los juicios en la Audiencia Nacional, la continuidad de la kale borroka y del env¨ªo de cartas de extorsi¨®n a empresarios, la exhibici¨®n armada de Oyarzun y el robo de pistolas en Francia fueron otros tantos indicios confirmatorios de que el presidente Zapatero se hab¨ªa tirado a una piscina vac¨ªa por defectuosa informaci¨®n o por optimismo antropol¨®gico.
El Gobierno hubiese debido adoptar la decisi¨®n de cerrar unas negociaciones abocadas al fracaso antes de la voladura de la T-4 y desde luego resistirse a la tentaci¨®n de prolongarlas despu¨¦s del atentado de Barajas. Y si bien la moci¨®n del Congreso hace jur¨ªdicamente extravagante la petici¨®n de responsabilidades penales, el Gobierno deber¨ªa haber asumido ante la C¨¢mara las responsabilidades pol¨ªticas de esa estrategia equivocada, en lugar de atribuir a su indeseado fracaso -los renglones torcidos de Dios- el m¨¦rito del posterior debilitamiento de ETA.
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