El comienzo de una nueva ¨¦poca
Hay acontecimientos que cambian el mundo en un instante. La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn aquel 9 de noviembre de 1989 inicia una nueva ¨¦poca. El fin de las dictaduras de T¨²nez y Egipto, con las enormes repercusiones en todo el mundo ¨¢rabe, a¨²n en pleno despliegue, nos hab¨ªa llevado a anunciar el comienzo de una nueva ¨¦poca, cuando el tsunami del pasado 11 de marzo, al dejar da?adas las centrales at¨®micas de Fukushima, da una fecha precisa al arranque. La ¨¦poca de la guerra fr¨ªa dur¨® 44 a?os, desde 1945 a 1989, y la posterior de una globalizaci¨®n sin un centro hegem¨®nico claramente definido tan solo 22, confirmando que la historia se acelera.
Ahora bien, en 1945 y en 1989 destacaba la confianza en que camin¨¢bamos hacia un mundo mejor; hoy, en cambio, se extiende el temor de que vendr¨¢n a?os muy duros. Al menos esta es la visi¨®n desde Europa, que seguro no comparten los pa¨ªses emergentes. La Uni¨®n Europea, el ¨²ltimo baluarte de nuestra esperanza, incapaz de reaccionar ante tan graves acontecimientos, ha puesto en evidencia una vez m¨¢s su gran fragilidad. En esta coyuntura, el presidente Sarkozy recupera la presencia internacional de Francia -con el objetivo, no desde?able, de fortalecer la suya en el interior- interviniendo directamente en la revuelta del mundo ¨¢rabe y en Jap¨®n, que ha sufrido tan grave accidente at¨®mico.
Europa teme que vendr¨¢n a?os muy duros, idea que no comparten los pa¨ªses emergentes
Tan pronto como el Consejo de Seguridad dio luz verde a las operaciones que evitasen una masacre de la poblaci¨®n rebelde en Libia, Francia inici¨® por su cuenta un ataque a¨¦reo que dejaba a Estados Unidos sin otra opci¨®n que asumir temporalmente la direcci¨®n. La potencia hegem¨®nica occidental no pod¨ªa ceder su puesto de l¨ªder, pero tampoco estaba muy dispuesta a entrar en una guerra, cuando el empe?o principal era salir de las dos heredadas. Empero, urg¨ªa intervenir, dada la superioridad militar del Gobierno libio, que, adem¨¢s de disponer de la aviaci¨®n y de las armas pesadas, a un Ej¨¦rcito regular que podr¨ªa tambalear a?ad¨ªa miles de mercenarios fieles; sobre todo ten¨ªa a su favor que en los ¨²ltimos a?os Gadafi se hab¨ªa ganado el apoyo de un mundo globalizado, en el que hacer negocios con los opresores parece norma de conducta establecida.
Alemania se abstuvo en el Consejo de Seguridad para no tener que intervenir militarmente, aunque luego se escudase en un apoyo ideal a los aliados. Evitar una matanza no hab¨ªa movilizado a ninguna potencia en Ruanda y en tantos otros pa¨ªses, ?por qu¨¦ ahora en Libia?, ?acaso por el petr¨®leo? Muchos han aplaudido la intervenci¨®n, pese a hacerse estas preguntas, porque, fueran los que fueren los motivos, ha evitado hasta ahora una matanza, y m¨¢s vale una vez que nunca. Lo grave de la posici¨®n alemana es que ha disuelto el eje franco-alem¨¢n, cierto, cuando ya hay se?ales inequ¨ªvocas de que se est¨¢ implantando uno franco-brit¨¢nico de mayor solera. No solo otra vez se ha puesto de manifiesto que la Uni¨®n Europea carece de una pol¨ªtica exterior y de defensa, sino que una vez que se ha quedado sin enemigo y sin un ¨¢mbito geogr¨¢fico de actuaci¨®n, la OTAN tampoco sabe cu¨¢l es su papel, interviniendo desde Afganist¨¢n a Libia.
Sarkozy ha sido tambi¨¦n el primer jefe de Estado en visitar un Jap¨®n que lucha contra un accidente nuclear de tanto o mayor alcance que el de Chern¨®bil. Quiere mostrar al mundo que Francia, el primer pa¨ªs en la utilizaci¨®n de la energ¨ªa nuclear, est¨¢ dispuesta a enarbolar la bandera de su defensa. Aunque comprensiblemente haya aumentado la presi¨®n popular por acabar con una fuente de energ¨ªa con riesgos que no cabe racionalmente asumir, pasados los primeros meses de desconcierto, cuando el problema se haya resuelto, las altas inversiones que se han hecho nos obligar¨¢n a pasar por el aro y seguir esperando que el pr¨®ximo accidente no ocurra antes de 20 a?os.
La rebeli¨®n en el mundo ¨¢rabe y el accidente nuclear en Jap¨®n aseguran que la nueva ¨¦poca comienza con una lucha encarnizada por el predominio de una de las energ¨ªas actualmente en liza, que traer¨¢ consigo, por lo pronto, que el precio de la energ¨ªa siga subiendo, haciendo mucho m¨¢s dif¨ªcil la salida de la crisis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Primavera ¨¢rabe
- Resoluciones ONU
- Opini¨®n
- Democracia
- Guerra civil
- Pa¨ªses ¨¢rabes
- Convenci¨®n Ginebra
- Libia
- Derechos humanos
- Pol¨ªtica exterior
- Tratados internacionales
- Misiones internacionales
- ONU
- Guerra
- Geopol¨ªtica
- Magreb
- Relaciones internacionales
- Organizaciones internacionales
- ?frica
- Relaciones exteriores
- Conflictos
- Pol¨ªtica
- Defensa
- Sociedad