Misrata, mejor morir que rendirse
Un barco turco evacua a Bengasi a 250 heridos de la ciudad, la ¨²nica en manos rebeldes en el oeste de Libia, tras seis semanas de asedio de las tropas de Gadafi
El fornido maestro Ahmed Ramad¨¢n lleg¨® a Bengasi por mar. Solo una vez, cuando ten¨ªa 16 a?os, hace ya 34, hab¨ªa visitado la capital de Cirenaica para disputar un partido de f¨²tbol. La noche del domingo no pudo desembarcar. Naveg¨® desde su ciudad, Misrata, a bordo del transbordador Ankara tumbado en una camilla, en el garaje del buque. Escapaba del horror. Esta ciudad de 300.000 habitantes, a 200 kil¨®metros al oeste de Tr¨ªpoli, es la ¨²nica que resiste el asedio de las tropas y mercenarios de Muamar el Gadafi desde el primer d¨ªa. Paga el precio: casi 300 muertos desde que hace seis semanas morteros y artiller¨ªa vienen causando estragos.
"Me hirieron hace tres semanas. Estaba fotografiando el bombardeo de un edificio. O¨ª dos bombas. La metralla de la tercera me alcanz¨® en la pierna izquierda. Se ve¨ªa el hueso", cuenta Ahmed. Le acompa?an 250 heridos -dos ni?os, dos mujeres y alg¨²n anciano con la mirada perdida y la boca entreabierta, entre ellos- y 100 familiares de los postrados. La gran mayor¨ªa con heridas de metralla, las extremidades vendadas, y algunos con el suero en un brazo hac¨ªan el signo de la victoria. "La inmensa mayor¨ªa odia a Gadafi. La gente prefiere morir que rendirse".
"Los soldados asesinan, violan a las mujeres y saquean", dice Ahmed
El cerco ha causado m¨¢s de 300 muertos en la capital de Cirenaica
Tienen casi todos la mueca del espanto y la tensi¨®n marcada en el rostro, tambi¨¦n los que abarrotan los camarotes y salones de la nave, los m¨¢s afortunados, que pueden andar con muletas. "Los soldados de Gadafi vinieron a matar. Nunca hab¨ªa visto gente muriendo en las calles. Si alguien intentaba acercarse a ayudar a alg¨²n herido o rescatar un cuerpo, los francotiradores lo abat¨ªan, o lo intentaban. Hay cad¨¢veres abandonados sobre el asfalto. Otros murieron dentro de sus coches sin que nadie pudiera hacer nada", relata Ahmed en un ingl¨¦s decente. "Vi", a?ade a¨²n consternado, "gente despedazada. Uno era un ni?o de dos o tres a?os. Sus trozos estaban envueltos en una manta. Todos temen ser v¨ªctimas de unas bombas que causan varias explosiones, nadie sale de casa...".
Ramad¨¢n relata el mes y medio que perdura la cat¨¢strofe en una ciudad que, como casi todas en Libia, es muy extensa. "Los soldados han asesinado, han violado a mujeres y saqueado comercios y joyer¨ªas. La gente escapa de sus casas en los suburbios porque no se sienten seguros y se refugian en el centro de la ciudad. Las mezquitas y las escuelas del centro est¨¢n atestadas". Y el hospital no da abasto. "No hay luz, ni agua corriente. Yo estuve 72 horas y un d¨ªa los m¨¦dicos, que a veces operan en la calle, comenzaron a evacuar a los heridos porque tem¨ªan que los soldados vinieran a rematarlos". Ocurri¨® en la lejana Ras Lanuf, pero los v¨ªdeos en los tel¨¦fonos m¨®viles circulan r¨¢pido. En uno se ve a tres uniformados exigiendo a un herido de bala que jurara lealtad a Gadafi: el desdichado acaba siendo acribillado.
"Yo luch¨¦ solo unos d¨ªas", reconoce Ahmed, "pero cuando me hirieron no estaba combatiendo". Ceden los mayores el paso a los j¨®venes, que hasta la fecha han impedido que el Ej¨¦rcito se haga con el dominio de Misrata, martilleada de nuevo ayer. "Los militares rodean la ciudad. Nadie puede huir. Hay soldados libios, pero tambi¨¦n mercenarios de N¨ªger, Chad, Mal¨ª y Mauritania. Algunos son jovenc¨ªsimos. No s¨¦ si tendr¨¢n 18 a?os".
Pudieron zarpar rumbo a Turqu¨ªa cuando el Gobierno de Ankara decidi¨® que no esperaba m¨¢s el permiso del Gobierno libio para atracar en el puerto, la ¨²nica escapatoria de Misrata, que permanece en manos de los sublevados. Parti¨® el barco protegido por 10 cazas y dos fragatas turcas.
Para Ahmed, la singladura hacia Esmirna es una tregua. Tiene ganas de volver. No se enter¨® del respaldo de los bengas¨ªes, que se manifestaron ayer contra la OTAN. No porque rechacen su misi¨®n, sino porque aseguran que solo consumen combustible sobrevolando Libia. "Que vengan los profesionales, que vengan los americanos", clamaba Mutaz Naji bajo una bandera de las barras y estrellas y una pancarta que rezaba: "?D¨®nde est¨¢ la OTAN para proteger Misrata?".
En otra camilla del ferry, junto a la de Ahmed, Jaled Ali se esfuerza por comentar algo. "No s¨¦ nada de mis tres hermanos desde hace 10 d¨ªas", dice.
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