El tsunami nuclear alcanza Kioto

Tras el terremoto y posterior tsunami y accidente nuclear del pasado 11 de marzo en Jap¨®n, la Bolsa ofreci¨® evidentes signos de c¨®mo interpretaban los inversores lo ocurrido. Areva, el gigante nuclear franc¨¦s, cay¨® un 12% mientras que Vestas, fabricante dan¨¦s de aerogeneradores subi¨® a¨²n m¨¢s los primeros d¨ªas. Simplificando: lo que es malo para la energ¨ªa at¨®mica es bueno para las renovables.

S¨ª, pero no solo eso. La realidad rara vez es tan sencilla. Aunque las renovables crezcan a medio plazo, la forma de sustituir la energ¨ªa nuclear es el uso de gas natural o de carb¨®n, combustibles f¨®siles que emiten di¨®xido de carbono, lo que lastra a¨²n m¨¢s la lucha contra el cambio clim¨¢tico.

Jap¨®n fue el pa¨ªs m¨¢s duro en la Cumbre del Clima y ahora a¨²n m¨¢s

Tokio tiene nucleares paradas y proyectos at¨®micos congelados

Bruselas admite la preocupaci¨®n por la negociaci¨®n del clima en Bangkok

En marzo, tras el se¨ªsmo, la tonelada de CO2 subi¨® en la UE un 11%

Hasta que haya energ¨ªa perfecta hay que elegir entre males distintos

La Bolsa castiga a las nucleares y premia al carb¨®n y las energ¨ªas limpias

En la Cumbre del Clima de Canc¨²n, en diciembre pasado, Jap¨®n tuvo un papel estelar. Entre los 190 pa¨ªses reunidos, los delegados japoneses destacaron sobre el resto por la firmeza en una idea: Jap¨®n no admitir¨ªa una pr¨®rroga del Protocolo de Kioto, cuyo primer periodo de cumplimiento expira a final de 2012. Ni el hecho simb¨®lico de ser el pa¨ªs en el que en 1997 se pact¨® el hist¨®rico tratado contra el cambio clim¨¢tico le har¨ªa moverse. Jap¨®n hab¨ªa visto ya c¨®mo China le superaba como segunda econom¨ªa del mundo, as¨ª que tom¨® la decisi¨®n de no ir m¨¢s all¨¢ de su oferta de recortar sus emisiones un 25% en 2020 respecto a 1990.

Si Jap¨®n era el principal obst¨¢culo de la negociaci¨®n del clima -ya de por s¨ª un mar de dificultades- el accidente en la planta nuclear de Fukushima no ha hecho m¨¢s que empeorar la situaci¨®n. En la negociaci¨®n que se celebra esta semana en Bangkok, Hideki Minamikawa, representante de Tokio, ha declarado, seg¨²n la prensa japonesa: "Es cierto que nuestro objetivo de reducci¨®n de emisiones se ver¨¢ severamente afectado". Ayer le matiz¨® el portavoz del Gobierno nip¨®n, Yukio Edano, cuando dijo que a¨²n es pronto para conocer el impacto que tendr¨¢ el accidente en la estrategia del pa¨ªs contra el cambio clim¨¢tico.

Aunque, en efecto, es pronto, el impacto es evidente. Jap¨®n tiene parados un tercio de sus 59 reactores nucleares y, hoy por hoy, sin perspectivas de poder abrirlos en mucho tiempo. Los seis de Fukushima I se dan por perdidos, pero siguen paradas las centrales de Fukushima II, Onagawa... La prueba de lo complicado que resulta reabrir una nuclear afectada por un se¨ªsmo de tal magnitud es que la planta de Kashiwazaki-Kariwa, de siete reactores nucleares, cerr¨® en 2007 por un terremoto que super¨® las bases de dise?o de la central y a¨²n no ha reabierto del todo. Hasta ahora, un 30% de la energ¨ªa de Jap¨®n proced¨ªa de la nuclear, y Tokio pretend¨ªa elevar el porcentaje al 40%. Pero, ahora mismo, los planes para construir nuevos reactores est¨¢n en el aire o enterrados.

El negociador jefe de la Comisi¨®n Europea en Bangkok, el transparente Artur Runge-Metzger, ha afirmado: "Ciertamente [Fukushima] es algo que tiene un impacto en las negociaciones sobre medio ambiente. [...] Por una parte podr¨ªas decir 'no puedo usar energ¨ªa nuclear porque podr¨ªamos tener desastres nucleares', pero creo que todos en la mesa tambi¨¦n est¨¢n diciendo 'no podemos tener un cambio clim¨¢tico porque tambi¨¦n llevar¨¢ a desastres naturales".

El economista jefe de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa, Fatih Birol, ha lanzado una advertencia similar: "Habr¨¢ una dificultad mayor para construir nucleares y en algunos pa¨ªses crecer¨¢ la presi¨®n para anticipar el cierre de las existentes. Eso aumentar¨¢ el precio de la energ¨ªa en todo el mundo. Y tambi¨¦n ser¨¢ malo para la seguridad de suministro, porque supone menos diversificaci¨®n en el mix y ser¨¢n malas noticias para el cambio clim¨¢tico".

A menudo, se piensa en la energ¨ªa nuclear como lo antag¨®nico a la renovable. Pero en temas de cambio clim¨¢tico no siempre es as¨ª. Como explica Kepa Solaun, director de FactorCO2 una bolsa de CO2 , "menos nucleares implica m¨¢s emisiones" de gases de efecto invernadero.

La prueba es que, tras el anuncio de la canciller alemana Angela Merkel del cierre temporal de las siete nucleares anteriores a 1980, el precio de la tonelada de CO2 en Europa subi¨® inmediatamente. "El impacto sobre la continuidad de las centrales nucleares en Alemania, reforzado por el resultado electoral, provoc¨® subidas de un 11% en la primera quincena de marzo", explica Solaun.

Alemania, que cuenta con una potencia nuclear instalada de 21.497 megavatios, tiene actualmente en funcionamiento solo la mitad (adem¨¢s de las paradas por orden de Angela Merkel hay centrales en recarga). El resto ha sido sustituido por generaci¨®n por carb¨®n e importaciones de electricidad desde Francia y la Rep¨²blica Checa. Si en un d¨ªa t¨ªpico de marzo el pa¨ªs exportaba entre 70 y 150 gigavatioshora cada d¨ªa, desde que el pasado 17 Merkel anunci¨® el cierre temporal de las centrales m¨¢s antiguas, la importaci¨®n diaria ha sido de unos 50 gigavatioshora, seg¨²n Reuters.

As¨ª que las el¨¦ctricas tienen que comprar m¨¢s CO2 para producir electricidad y sube el precio de la tonelada. Si Alemania sigue cerrando plantas nucleares -los partidos han entrado en una carrera por ver qui¨¦n es m¨¢s antinuclear- el objetivo europeo para 2020 de reducir en un 20% las emisiones sobre los niveles de 1990 ser¨¢ a¨²n m¨¢s dif¨ªcil de cumplir.

Porque, aunque a largo plazo Jap¨®n apueste por la energ¨ªa geot¨¦rmica o la solar -que no emiten di¨®xido de carbono-, a corto plazo y con el pa¨ªs destrozado, las centrales nucleares ser¨¢n sustituidas por centrales de gas. Jeffrey Immelt, consejero delegado de General Electric, fabricante del primer reactor de la planta Fukushima I no solo defendi¨® ayer en Tokio la seguridad de sus dise?os nucleares sino que anunci¨® su ayuda para ese pa¨ªs: "Ya tenemos turbinas de gas embarcadas rumbo a Jap¨®n".

Marcel Coderch, uno de los referentes del movimiento antinuclear espa?ol, admite que el efecto del rebote en las emisiones de CO2 es inevitable: "Ese es un efecto colateral de la crisis nuclear. Lo l¨®gico es que Jap¨®n construya centrales de gas, que es lo m¨¢s r¨¢pido. A largo plazo veremos, pero a corto, Fukushima aumentar¨¢ las emisiones".

Coderch explica que "el sistema energ¨¦tico no lo puede cambiar de la noche a la ma?ana. Tenemos que ver qu¨¦ queremos hacer dentro de 20 o 30 a?os, porque c¨®mo ser¨¢ el a?o que viene lo decidimos hace d¨¦cadas".

El responsable de Energ¨ªa de Greenpeace en Espa?a, Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Ortega, admite que esa situaci¨®n se puede dar en algunos pa¨ªses, pero que no en todos: "En alg¨²n caso pueden aumentar las emisiones, pero en otros las renovables pueden sustituir r¨¢pidamente esa potencia. Espa?a ha demostrado que se puede instalar una gran potencia fotovoltaica en meses".

Ortega opina, adem¨¢s, que la nuclear supone un freno para la energ¨ªa limpia. Al no poder regularse -las nucleares funcionan siempre, no conviene estar subiendo y bajando su potencia- en noches muy ventosas en Espa?a han obligado a desconectar aerogeneradores porque no hab¨ªa demanda el¨¦ctrica suficiente. "Si esas nucleares fueran sustituidas por potencia t¨¦rmica no ser¨ªa necesario frenar las renovables, porque las centrales de gas se pueden regular".

La paradoja de la central nuclear de Fukushima demuestra que la forma perfecta de energ¨ªa -una renovable, barata, sin emisiones de CO2 ni de contaminantes atmosf¨¦ricos- no existe. No de momento. As¨ª que, hasta que los costes de las energ¨ªas renovables bajen o hasta que la fusi¨®n demuestre ser viable, la vida es elegir.