Vuelta a la ortodoxia
El BCE sube los tipos para prevenir la inflaci¨®n, pero no precisa los ritmos de la nueva pol¨ªtica
Horas despu¨¦s de que Portugal pidiera oficialmente ayuda financiera a la Uni¨®n Europea, Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), anunci¨® ayer una subida del tipo de inter¨¦s de 0,25 puntos, situando el precio de intervenci¨®n del dinero en el 1,25% y poniendo fin as¨ª a 23 meses de pol¨ªtica monetaria coherente con una situaci¨®n recesiva en varios pa¨ªses de la eurozona. Dej¨® entrever adem¨¢s que habr¨¢ nuevas subidas a medio plazo.
La decisi¨®n del BCE es inoportuna, ante todo, porque no se han agotado las convulsiones financieras (la llamada de auxilio de Lisboa as¨ª lo prueba) y algunos pa¨ªses siguen teniendo dificultades para crecer. Pero el marco pol¨ªtico est¨¢ muy claro para Trichet: Francia y Alemania han reencontrado la senda del crecimiento y la pol¨ªtica monetaria puede ajustarse (las facilidades de liquidez se mantienen) sin que peligre la actividad de estos dos pa¨ªses.
Trichet tiene razones para endurecer la pol¨ªtica monetaria. En los ¨²ltimos meses se han detectado fuertes tensiones en los precios de algunas materias primas. Por ejemplo, en los precios del petr¨®leo y de los alimentos (el encarecimiento del precio del trigo y de los cereales tiene mucho que ver con la rebeli¨®n en los pa¨ªses del norte de ?frica). El barril ya est¨¢ en la frontera de los 120 d¨®lares, lo cual presionar¨¢ al alza la media del coste del crudo durante 2011. Si no hay un descenso r¨¢pido del precio en los pr¨®ximos meses, el petr¨®leo puede convertirse en un foco inflacionista a trav¨¦s de la elevaci¨®n de las rentas. Lo que Trichet llama "efectos de segunda ronda" constituyen un riesgo cierto.
La vehemencia del discurso del presidente del BCE sugiere que en la subida del cuartillo hay mucho de fervor ortodoxo: "Estamos extremadamente alerta frente a los efectos de segunda ronda. No los vamos a tolerar, ya que a medio plazo tendr¨ªamos un nivel m¨¢s alto de inflaci¨®n que no estar¨ªa en l¨ªnea con nuestro mandato". Ahora bien, aceptados los motivos del banco, la cuesti¨®n es si se puede compatibilizar una pol¨ªtica preventiva de la inflaci¨®n con esquemas monetarios que no frenen la recuperaci¨®n de los pa¨ªses que tienen dificultades para conseguir tasas de crecimiento que creen empleo. En Espa?a, el encarecimiento del dinero drenar¨¢ rentas necesarias para estimular el consumo y puede elevar la morosidad de la banca.
Trichet podr¨ªa haber logrado esa compatibilidad si hubiera precisado el ritmo y dosis de las nuevas subidas de tipos. Los Gobiernos, los consumidores y las empresas reclaman una pol¨ªtica monetaria conocida y dosificada. Si el dinero ha de encarecerse, que lo haga en peque?as dosis. Pero el presidente del BCE nada precis¨®; se escud¨® en la discrecionalidad del "seguiremos adoptando decisiones que estimulen la estabilidad de los precios". Es muy poco decir con Grecia, Irlanda y Portugal en la UVI.
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