Sobre el terremoto
Es algo diferente de lo que todos ustedes piensan. En Tokio, la gente lleva una vida pr¨¢cticamente normal. En lo referente al accidente de la central nuclear, estamos recibiendo bastante informaci¨®n, y los cortes en el suministro el¨¦ctrico tampoco son demasiado graves, ya que se realizan por franjas horarias y por zonas.
Sin embargo, puedo decir que la situaci¨®n en el ¨¢rea de Tohoku (la zona m¨¢s afectada por el terremoto y el tsunami) es mucho m¨¢s grave de lo que se ve en las noticias.
Tanta tragedia me hace perder las palabras. Rezo por las almas de las v¨ªctimas y espero que la situaci¨®n de los refugiados de esas zonas, que tanto fr¨ªo est¨¢n pasando sin ni siquiera suministro de productos b¨¢sicos para vivir, vuelva a la normalidad lo antes posible.
Se ha podido ver la grandeza de los japoneses cuando la gente comenz¨® a ahorrar energ¨ªa
Puedo sentir que la gente que est¨¢ en primera l¨ªnea de la cat¨¢strofe, Tepco (Tokyo Electric Power Company) y la Fuerza de Defensa Propia (SDF), est¨¢n haciendo todo lo posible, aunque siga habiendo cr¨ªticas.
Cuando se produjo el terremoto, yo estaba con mi marido en el coche en la zona de Meguro, Tokio. Iba de camino al colegio de mi hijo para recogerle. El coche fue sacudido por el temblor y mi marido tuvo que parar a un lado de la calle diciendo que pod¨ªa perder el control del volante. Contempl¨¦ que la parte superior de los rascacielos que se ve¨ªan a lo lejos estaba movi¨¦ndose de derecha a izquierda y el cielo ten¨ªa un color inusual. Entend¨ª que pasaba algo grave. Ve¨ªa a mucha gente salir de los edificios, pero extra?amente todos estaban en calma.
Twitter y Viber fueron los medios que m¨¢s sirvieron para comunicarse. Por ellos, pude saber que mis amigos y la gente de mi oficina estaban a salvo. Ni el tel¨¦fono m¨®vil, ni el chat de Facebook, ni Skype funcionaban en aquel momento. Recog¨ª a mi hijo del colegio y llegamos a casa sintiendo las r¨¦plicas. Todos los libros de las estanter¨ªas se hab¨ªan ca¨ªdo al suelo, pero pr¨¢cticamente nada se hab¨ªa roto. Creo que eso fue lo que pas¨® en Tokio.
Invit¨¦ a casa al equipo de mi oficina que no pudo volver a su hogar, y comenc¨¦ a ver las noticias en la televisi¨®n.
Viendo im¨¢genes tan tr¨¢gicas del tsunami, entend¨ª claramente que hab¨ªa muerto much¨ªsima gente. Pens¨¦ que, cuando hay una tragedia como esta, no es bueno tener encendido el televisor constantemente, aparte del momento necesario para mantenerse informado. Ver repetidamente esas tr¨¢gicas im¨¢genes hace que la gente tenga sensaci¨®n de culpabilidad e impotencia. Especialmente esto afecta a los ni?os.
TV Tokio fue la primera cadena que dej¨® de emitir este tipo de im¨¢genes, lo que supuso la aprobaci¨®n de la audiencia.
Durante los primeros d¨ªas despu¨¦s del terremoto estuve muy tensa ya que la situaci¨®n de la central nuclear era extremadamente grave, pero ahora estoy algo m¨¢s tranquila. Tampoco hab¨ªa un movimiento fluido de mercanc¨ªas, y mucha gente intent¨® comprar en exceso productos para la vida cotidiana, pero eso tambi¨¦n ha comenzado a calmarse, aunque todav¨ªa no es f¨¢cil conseguir gasolina.
Se ha podido ver la grandeza del pueblo japon¨¦s en el momento en que la gente comenz¨® a ahorrar energ¨ªa cuando se produjo el llamamiento por parte del Gobierno. La ciudad est¨¢ oscura, pero hay menos sensaci¨®n de impotencia. Incluso en Shibuya, el barrio habitualmente m¨¢s iluminado (sin tener necesidad), ahora tiene una iluminaci¨®n m¨¢s discreta. Creo que es una experiencia importante para todos.
Habr¨¢ gente que diga que decir esto es un sacrilegio, pero al mismo tiempo que pensamos en la gente que ha muerto y lloramos por ella, necesitamos esperanza para vivir. En estos momentos tan dif¨ªciles lo m¨¢s importante es sentir que estamos conectados con la familia y los seres queridos, verles y sentarte a comer con ellos. Mi familia y mis amigos, la noche que todos se quedaron en casa, decidimos salir a cenar a un restaurante. Me acordar¨¦ el resto de mi vida de aquellas sonrisas cruzadas con la gente del restaurante, el cual estaba muy oscuro por el ahorro de energ¨ªa. La amistad y el amor son, sin duda, la esperanza.
Pienso que es trabajo de un escritor expresar esperanza, no de una forma alocada, sino fundamentada en un m¨¦todo. Tenemos que ayudar a la gente para que se sumerja en la parte m¨¢s preciosa y libre de su propio coraz¨®n.
Cuando era peque?a me gustaba la pel¨ªcula de Dar¨ªo Argento Dawn of the dead y la vi muchas veces. Ver las im¨¢genes de peligrosidad en una situaci¨®n aislada en la pel¨ªcula me ayud¨® en la vida real, por vivir la misma experiencia. Mi coraz¨®n no se dobleg¨®. El arte es una fuerza real.
A¨²n llegar¨¢ mucha informaci¨®n incierta, pero seguir¨¦ escribiendo novelas, observando al mundo con m¨¢s calma.
Como persona del pueblo japon¨¦s me siento orgullosa de ver que casi toda su gente es amable, se ayudan mutuamente y piensan de una forma positiva.
? 2011, Banana Yoshimoto
Traducci¨®n del japon¨¦s: Toshihiko Fukuda y Zipango.
Banana Yoshimoto es escritora japonesa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.