Versos para la redenci¨®n... y la rebeli¨®n
"Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de L¨ºdo Ivo. L¨ºdo Ivo es un hombre viejo que vive en Brasil y que sale en las antolog¨ªas con cara de loco". Esto dice un pasaje de uno de los poemas m¨¢s celebrados de la poes¨ªa espa?ola reciente. Amancio Prada le puso m¨²sica y pertenece al libro La casa roja (Calambur), con el que Juan Carlos Mestre obtuvo en 2009 el Premio Nacional de Literatura. Mestre (Villafranca del Bierzo, Le¨®n, 1957) participa estos d¨ªas en C¨®rdoba en la octava edici¨®n del festival Cosmopo¨¦tica y all¨ª ha coincidido con L¨ºdo Ivo.
El poeta brasile?o (Macei¨®, 1924), un mito en las letras del siglo XX en lengua portuguesa, es un hombre bienhumorado que camina por la ciudad andaluza tres metros por delante de los j¨®venes y al que el holand¨¦s Cees Nooteboom, tambi¨¦n invitado, define delante de una copa de vino subrayando sus palabras con los pu?os cerrados: "Ayer fue la estrella del festival". Ivo, que se hace el sordo cuando le interesa, sigue a lo suyo. Acaba de publicar en versi¨®n de Mart¨ªn L¨®pez-Vega su nuevo libro, Calima (Vaso Roto).
L¨ºdo Ivo: "Puede que un preso sea el lector m¨¢s exigente posible"
Juan Carlos Mestre: "No hay que confundir lo dif¨ªcil con lo oscuro"
Ivo: "Los poetas son una voz inc¨®moda, cantan por los que no pueden cantar"
Mestre: "La poes¨ªa propone una pertinaz resistencia al discurso ¨²nico"
Ayer, L¨ºdo Ivo y Juan Carlos Mestre -que lo tradujo hace dos a?os junto a Guadalupe Grande en la antolog¨ªa La aldea de sal (Calambur)- se reunieron para hablar de poes¨ªa con EL PA?S. El autor leon¨¦s ven¨ªa de leer poemas en la c¨¢rcel cordobesa y su amigo lo esperaba con cierto desasosiego: "Me dijeron que estaba en prisi¨®n y pens¨¦: ?qu¨¦ habr¨¢ hecho? Parec¨ªa un maleficio".
Pregunta. ?C¨®mo escucha un preso un poema?
Juan Carlos Mestre. En una c¨¢rcel solo hay una posibilidad de escuchar un poema y es coloc¨¢ndose en la misma posici¨®n del escritor: convirti¨¦ndolo en un acto de leg¨ªtima defensa contra la corrupci¨®n que del lenguaje ha hecho el poder, pensando en lo que han dejado de significar las palabras justicia y misericordia. Uno no puede llegar all¨ª y decir que est¨¢ muy contento de que lo hayan invitado. ?C¨®mo va a estar contento si aquello est¨¢ lleno de gente condenada a cinco a?os por delito contra la salud p¨²blica porque los han pillado con unos gramos de hach¨ªs? Si aqu¨ª fuera todo el mundo se mete de todo. Han le¨ªdo algunos presos que participan en un taller, entre ellos, una pareja que vive en distintos m¨®dulos. Cada uno ha le¨ªdo un poema dedicado al otro. Estremecedor.
L¨ºdo Ivo. La palabra puede ser consuelo o rebeli¨®n. Puede que un preso, o alguien en una situaci¨®n extrema, sea el lector m¨¢s exigente posible. No hay mayor prueba para un poema.
P. ?La escritura es libertad o es ¨²nicamente una met¨¢fora?
L. I. La poes¨ªa es a la vez libertad y, por lo que tiene de arte sometido a unas reglas, esclavitud. La poes¨ªa no es solo un impulso, tambi¨¦n es un aprendizaje que solo interrumpe la muerte. El poeta es un alumno perpetuo, alguien que trata de ampliar su propia tradici¨®n buscando en otras lenguas. Tal vez los espa?oles no lo necesitan porque -con G¨®ngora, con San Juan, con Rub¨¦n Dar¨ªo...- pertenecen a la poes¨ªa m¨¢s rica de la historia. Mestre ha nacido en una cuna de oro. Mi tradici¨®n es m¨¢s pobre. Pertenezco a un pa¨ªs en formaci¨®n.
P. Ahora su pa¨ªs genera grandes expectativas.
L. I. Por su poblaci¨®n y por su extensi¨®n geogr¨¢fica, Brasil tiene una vocaci¨®n de grandeza, en ese sentido es el pa¨ªs del futuro del que hablaba Stefan Zweig.
P. ?La nueva presidenta, Dilma Rousseff, genera tanta ilusi¨®n como Lula?
L. I. O m¨¢s. Lula hab¨ªa terminado por hablar demasiado. Rousseff habla menos pero es m¨¢s operativa. Los ministros le tienen pavor (risas).
P. Antes hablaba de su tradici¨®n, pero usted ya pertenece a la tradici¨®n espa?ola, en parte por el poema de Mestre.
L. I. S¨ª, soy una invenci¨®n de Juan Carlos Mestre. Y es maravilloso, porque los poetas necesitan que alguien los invente para ser ellos mismos.
P. ?C¨®mo surgi¨® ese poema?
J. C. M. Un d¨ªa pens¨¦, como Shelley, que los poetas eran los legisladores del mundo. Hoy sabemos que no, que los legisladores son los mercaderes. Tal vez a los poetas les quede la tarea de ser los legisladores de lo invisible. Un d¨ªa le escuch¨¦ a Antonio Pereira hablar de L¨ºdo Ivo y lo que le¨ª me record¨® que Gamoneda, otro maestro, dice que la belleza no es un lugar al que van a parar los cobardes. Ah¨ª naci¨® en m¨ª la idea de la belleza vinculada a la justicia. La poes¨ªa es el lenguaje de la delicadeza humana. Propone una delicada pero pertinaz resistencia al discurso ¨²nico.
P. ?Por eso es minoritaria? L¨ºdo Ivo dice que ning¨²n poeta es oscuro.
L. I. A la inmensa minor¨ªa, dec¨ªa Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. Es verdad. La poes¨ªa no es un objeto de consumo sino de conciencia. Yo creo que los poetas deber¨ªan ser los legisladores de lo visible, de lo material. Yo creo en Dios pero no creo que los poetas sean los embajadores de Dios sino los servidores del hombre y del lenguaje.
J. C. M. No conozco a ning¨²n poeta herm¨¦tico. Sospecho que solo lo dif¨ªcil es estimulante, pero no hay que confundir lo dif¨ªcil con lo oscuro. La sociedad contempor¨¢nea impone una sola l¨®gica de discurso: el poder siempre quiere que las palabras no signifiquen ninguna otra cosa que aquello que est¨¢ previsto. Y el poeta es consustancialmente desobediente.
L. I. El poder sabe que los poetas son una voz inc¨®moda. Cantan por los que no pueden cantar.
P. Usted dice que tiene una parte de ind¨ªgena, ?se refiere tambi¨¦n a eso?
L. I. Tambi¨¦n. Los Ivo llegaron a Brasil en el siglo XVII, pero otros de mis antepasados vienen de la tribu caet¨¦: indios antrop¨®fagos que se comieron al primer obispo de Brasil, Fernandez Sardinha. Alg¨²n bromista dijo que su destino iba en el apellido.
Dos memorias
- Ma?ana se cerrar¨¢ Cosmopo¨¦tica con una lectura en el Alc¨¢zar de C¨®rdoba de, entre otros, Caballero Bonald, Coral Bracho, Cees Nooteboom y Charles Simic. El poeta estadounidense de origen serbio, que la semana que viene leer¨¢ en la Residencia de Estudiantes de Madrid, ha publicado recientemente en Espa?a Una mosca en la sopa (Vaso roto), unas memorias que recuerdan que, antes de ser premio Pulitzer, el escritor fue un ni?o cuya vida de desplazado qued¨® marcada por Hitler primero y, luego, por Stalin.
- Adem¨¢s del 450? aniversario de G¨®ngora, C¨®rdoba celebra este a?o el centenario de Juan Bernier, miembro del grupo C¨¢ntico, un chorro de hedonismo en la l¨²gubre posguerra espa?ola. Pre-Textos acaba de publicar su poes¨ªa completa y su Diario, una "obra secreta" que Bernier dej¨® in¨¦dita a su muerte en 1989 por su presunto contenido escandaloso. Seg¨²n su sobrino, el poeta Juan Antonio Bernier, responsable de la edici¨®n, "en algunos momentos parece subsanar la ausencia de un Gide, un Genet, un Pasolini en nuestra literatura".
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