El choque ideol¨®gico en el Congreso amenaza la gobernabilidad de EE UU
La divisi¨®n sobre el aborto y las energ¨ªas renovables bloquea el presupuesto
![Antonio Ca?o](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fbeac12ba-699c-4d3e-89c6-e30be1d9a86c.png?auth=74fed457e58f28ed1f5682cefdc437f0ffd7a482e0124e2212ab78e056c83af2&width=100&height=100&smart=true)
Los dos grandes partidos de Estados Unidos han aprovechado el calor de la pol¨¦mica sobre el cierre del Gobierno para debatir en p¨²blico sus diferencias ideol¨®gicas, incluida la del aborto, y anticipar lo que ya ser¨¢ la principal batalla hasta las elecciones de 2012: la reducci¨®n del gasto p¨²blico frente a la defensa de los programas sociales. Esos dos modelos chocan hoy tan violentamente que se ha puesto en juego incluso la gobernabilidad del pa¨ªs.
No tanto por lo que el cierre del Gobierno en s¨ª significa -m¨¢s incomodidades que verdaderos perjuicios a los ciudadanos-, sino por lo que este paso muestra sobre la voluntad de ambos partidos de defender sus posiciones, en algunos casos bastante extremas, hasta el l¨ªmite. El cierre es una situaci¨®n provisional en la que el Gobierno federal, sin la autoridad de utilizar el tesoro p¨²blico, tiene que prescindir de algunos servicios secundarios, como la atenci¨®n a los parques p¨²blicos o la emisi¨®n regular de pasaportes. Pero el problema que lo origina, la presi¨®n de las agendas pol¨ªticas, no va a desaparecer de la noche a la ma?ana.
Bill Clinton gan¨® la reelecci¨®n en 1996, tras el 'cierre' de la Administraci¨®n
La crisis pol¨ªtica que EE UU vive es consecuencia directa de la victoria en noviembre pasado de un sector radical del Partido Republicano, identificado con el Tea Party, y la transferencia del poder en la C¨¢mara de Representantes a la oposici¨®n. Ahora, el presidente de esa c¨¢mara, John Boehner, un moderado por naturaleza y tradici¨®n, se ve incapaz de contener al caballo sobre el que cabalg¨® para obtener la mayor¨ªa y se ve condenado a defender opciones extremas en las que no cree.
Enfrente, el Partido Dem¨®crata, que ve en ese radicalismo una oportunidad de oro para ganar en 2012, trata de agudizar las divisiones detectadas entre sus rivales y, de paso, evitar un debate serio sobre el problema de la deuda y del d¨¦ficit p¨²blico.
Estamos, por tanto, ante el teatro de la pol¨ªtica en su m¨¢s cruda expresi¨®n. Los dos partidos saben que se juegan mucho en esta representaci¨®n y por eso, ante la atenta mirada de los medios de comunicaci¨®n, han desatado un debate intenso, que se resolver¨¢ dentro de a?o y medio y del que el electorado ser¨¢ el ¨²ltimo juez.
La pol¨¦mica sobre el cierre del Gobierno ha dejado, por ejemplo, en evidencia que los republicanos han recrudecido la batalla contra el aborto. Los fondos p¨²blicos -300 millones de d¨®lares-para la organizaci¨®n Planned Parenthood, que ofrece abortos y diversos servicios sanitarios, han sido hasta el ¨²ltimo minuto los m¨¢s duramente atacados por la oposici¨®n en su plan de recortar gastos de un presupuesto para 2011 de 3,5 billones de d¨®lares.
El simple hecho de que se est¨¦ a¨²n discutiendo el presupuesto para este a?o fiscal cuando el Gobierno ya ha presentado el presupuesto para el siguiente, es una prueba de la dif¨ªcil situaci¨®n del pa¨ªs. En ocasiones anteriores, ese retraso ha sido mera consecuencia de la complejidad del sistema pol¨ªtico. Esta vez, es la comprobaci¨®n de que, como se tem¨ªa, Barack Obama va a tener casi imposible aprobar iniciativas de importancia en el actual Congreso.
Los republicanos propusieron inicialmente recortar el presupuesto en 60.000 millones de d¨®lares. Los dem¨®cratas y la Casa Blanca aceptaron solo 30.000 millones. Unos defend¨ªan la prioridad absoluta de reducir el d¨¦ficit, y otros se negaban a recortar beneficios sociales que consideraban imprescindibles. A medida que la negociaci¨®n se desarrollaba, se ha ido comprobando que los republicanos combinaban su voluntad ahorradora con su odio a algunos programas p¨²blicos a los que han exigido limitar dr¨¢sticamente la financiaci¨®n: la radio y televisi¨®n p¨²blicas, la FDA (reguladora de alimentos y medicinas) o las subvenciones a las energ¨ªas renovables. Nunca pretendieron, en cambio, recortar de las subvenciones al petr¨®leo, a la agricultura extensiva o el presupuesto del Pent¨¢gono.
En medio de ellos -o tratando de aparentar estar en medio de ellos-, Obama act¨²a m¨¢s como mediador que como firme defensor de una parte. En 1995, la ¨²ltima vez que se cerr¨® el Gobierno, Bill Clinton sali¨® fortalecido y gan¨® f¨¢cilmente la reelecci¨®n.
![Barack Obama comparece ante la prensa el jueves en la Casa Blanca.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CMZYZDVTPFPCLEHEYQO6MIZD6U.jpg?auth=242517316a37f1eda5046c097dcb2bec7533562f4add2503eba42e0e77d34d5b&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.