"La monja recib¨ªa dinero en sobres"
Galicia acumula diez denuncias por supuestos casos de robos de beb¨¦s en cl¨ªnicas y orfanatos, la mayor¨ªa en torno al Hospital Almirante Vierna de Vigo
El mismo d¨ªa en el que naci¨®, el 13 de abril de 1978, en el Hospital de la Cruz Roja de Vigo, Jos¨¦ Eduardo Castro Carro ya ten¨ªa los apellidos de sus padres adoptivos, que dos d¨ªas despu¨¦s se lo llevaron con ellos a Ordes, donde creci¨® y donde todav¨ªa vive. Tanto en el parte de nacimiento que firma el pediatra Ram¨®n Rodr¨ªguez Blanco, titular de una cl¨ªnica privada en Vigo, como en el certificado de entrada en el hogar de las Siervas de la Pasi¨®n figura como hijo de madre "desconocida". No existe ning¨²n documento que exprese la renuncia de la madre biol¨®gica. "Yo no me voy a quedar tranquilo", avisa Jos¨¦ Eduardo, uno de los primeros gallegos en presentar su denuncia por presunta adopci¨®n irregular ante la Fiscal¨ªa General de Estado el pasado enero. Con ¨¦l, son diez los casos en Galicia que est¨¢n en conocimiento de las fiscal¨ªas provinciales, nueve en Pontevedra y uno en A Coru?a, seg¨²n el ¨²ltimo listado de la Asociaci¨®n Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir).
Castro ya ten¨ªa el apellido de su familia adoptiva a las horas de nacer
Sor Josefa Garc¨ªa gestion¨® dos adopciones para los padres de Eduardo
"Me da pena que se hayan aprovechado de su juventud y de su falta de cultura"
A la madre de Juan Jos¨¦ le propusieron abandonar al ni?o porque ten¨ªa 12 m¨¢s
En el certificado de adopci¨®n, que Castro consigui¨® despu¨¦s de no pocos problemas con su familia, el entonces cura de Ordes avala "la solvencia moral y econ¨®mica" de los adoptantes. El tr¨¢mite lo autoriza Josefa Garc¨ªa Veiga, la directora de la Casa Cuna, con la que la familia Castro Carro manten¨ªa una relaci¨®n estrecha y cuyo nombre aparece vinculado a otra presunta adopci¨®n irregular en Barcelona cuatro a?os antes. Garc¨ªa Veiga firm¨® tambi¨¦n el expediente de la ni?a que los padres de Castro recogieron dos a?os despu¨¦s de la misma casa cuna de Vigo. "Todos los a?os ven¨ªa a pasar unos d¨ªas a casa y se llevaba un sobre con dinero. Mi madre me dec¨ªa que eran donativos para la congregaci¨®n", cuenta. Ahora se pregunta si esos sobre con dinero eran el pago que sus padres hac¨ªan por ¨¦l.
"Las adopciones se hac¨ªan noblemente. Muchas madres no quer¨ªan que se diese su nombre", explica ahora una de las hermanas del hogar Santa Isabel de Vigo, cuya principal tarea es hoy la protecci¨®n de embarazadas y v¨ªctimas de violencia machista. Josefa Garc¨ªa Veiga, natural del municipio ourensano de Vilardev¨®s y Superiora General en 2004 de la congregaci¨®n Siervas de la Pasi¨®n -con hogares en Vigo, Barcelona, Valencia, Yaound¨¦ (Camer¨²n), Quer¨¦taro y Celaya (M¨¦xico)- est¨¢ ahora retirada y no ha atendido a EL PA?S. S¨ª acept¨® participar en el documental de Montse Armengou y Ricard Belis Torneu-me el fill! Els nens robats del franquisme, emitido el pasado enero en el espacio Sense Ficci¨® de la televisi¨®n p¨²blica catalana. "Primeramente es que no estamos seguras. Y segundo, que no me entra en la cabeza ya desvelar nada. Que te mates ahora a dar vueltas in¨²ltimente para m¨ª es una p¨¦rdida de tiempo, de verdad", dec¨ªa entonces. Pero la "p¨¦rdida de tiempo" a la que se refiere la religiosa es indispensable para la tranquilidad de Jos¨¦ Eduardo. Asegura que toda la vida se ha sentido discriminado por su color de piel: cree que podr¨ªa ser hijo de alg¨²n estudiante guineano -el gobierno conced¨ªa ayudas a j¨®venes de la antigua colonia- que dej¨® embarazada a una chica espa?ola forzada a renunciar al beb¨¦. Su contacto con otros afectados no hace m¨¢s que incrementar sus sospechas. Ni siquiera conf¨ªa en el dato de que su madre lo trajo al mundo en Vigo. "Pudo venir a parir desde otro lugar", apunta. Adem¨¢s, el parte m¨¦dico que da constancia de su nacimiento en el Hospital de la Cruz Roja ni siquiera est¨¢ sellado por este centro, sino por el de la cl¨ªnica privada regentada por el m¨¦dico, lo que tal vez se deba a que el quir¨®fano fue alquilado para el parto, algo habitual en la ¨¦poca.
Jos¨¦ Eduardo representa una cara de la moneda, la de los beb¨¦s nacidos en los cincuenta, sesenta, setenta y ochenta cuyas adopciones quedan en entredicho cuando empiezan a investigar y se percatan de la inexistencia de documentos clave o de un inexplicable baile de fechas. Del otro est¨¢n los padres biol¨®gicos que en esas mismas fechas salieron del hospital con la noticia de que el hijo reci¨¦n nacido hab¨ªa muerto. Ni siquiera pudieron ver o enterrar el cad¨¢ver, porque el hospital de turno "se encarg¨®" de ello. A?os despu¨¦s, descubren que el sepelio nunca se produjo. Es el caso del hermano de Mar¨ªa del Carmen Portas, vecina de Pontecesures. Su madre dio a luz en el Hospital Provincial de Pontevedra la madrugada del 1 de abril de 1966 tras un parto complicado. Pes¨® cuatro kilos y su madre lo escuch¨® llorar, pero la matrona lo sac¨® de la habitaci¨®n y la siguiente noticia que tuvo de ¨¦l a la ma?ana siguiente fue la de su fallecimiento. "Le dijeron que no pod¨ªa verlo y que el Hospital se responsabilizaba del entierro", cuenta Portas.
La matrona que atendi¨® a la madre de Portas, Mercedes Otero, la desafi¨® en una conversaci¨®n telef¨®nica "a que buscase papeles". No los hay. La parturienta sali¨® del centro sin parte m¨¦dico alguno ni certificado de defunci¨®n del peque?o, que tampoco est¨¢ anotado en el legado de abortos. Su paso por el hospital no dej¨® ni rastro. Pero la principal prueba aportada a su denuncia es que en el registro del cementerio de Pontevedra no consta el entierro del ni?o. Portas se aferra a otro dato: en la misma fecha y a la hora en la que dio a luz su madre est¨¢ registrado un beb¨¦ con otros apellidos. Mar¨ªa del Carmen se pregunta ahora si ese peque?o, con el que se ha puesto en contacto, puede ser el hermano que le falta. Por ahora, el hombre ha rechazado someterse a pruebas de ADN para comprobar su parentesco.
Tampoco aparece por ning¨²n lado el documento que pruebe que el hermano de Juan Jos¨¦, vecino de Ponteareas, haya nacido en el Hospital Almirante Vierna de Vigo. Su nacimiento deber¨ªa constar en el legajo de abortos, porque a los padres les dijeron que vino al mundo muerto el 16 de abril de 1967, pero no aparece. "A mi madre le ense?aron un cad¨¢ver muy fr¨ªo", cuenta Juan Jos¨¦, que tambi¨¦n ha denunciado su caso. Antes de parir, los m¨¦dicos le sugirieron a la embarazada, ya fallecida, "que diese el ni?o en adopci¨®n, porque ya ten¨ªa otros 12, pero ella se neg¨®", recuerda ahora su hijo. Una historia similar, tambi¨¦n denunciada, es la de Menchu, que busca a un hermano nacido en el mismo hospital en 1962 y muerto, seg¨²n el personal sanitario, pocas horas despu¨¦s. En el cementerio municipal de Pereir¨®, donde supuestamente est¨¢ enterrado, no hay ning¨²n registro que lo pruebe. Semanas despu¨¦s del parto, la madre quiso ir al camposanto a visitar la tumba pero no hall¨® ni rastro de ella. En su momento, el padre solo vio un paquete, nunca el cuerpo del beb¨¦. "Era un tema del que no se pod¨ªa hablar en casa, porque siempre provocaba discusiones, pero mi madre cay¨® en una depresi¨®n desde entonces. Me da pena que se hayan aprovechado de su incultura y de su juventud", lamenta.
El Hospital Almirante Vierna de Vigo, con al menos tres denuncias que lo se?alan, es el centro sobre el que se ciernen m¨¢s dudas. Enrique Vila, el abogado de Anadir, reconoce que en una reuni¨®n mantenida hace semanas con posible afectados en Vigo "muchos preguntaban precisamente por este hospital". Mar Soriano, responsable de la Plataforma de Afectados por Cl¨ªnicas de Toda Espa?a, exige que "se abran los archivos de los hospitales para poder consultar los libros de defunci¨®n, porque sin la documentaci¨®n completa todo acabar¨¢ en nada". Vila se muestra seguro que las denuncias se ir¨¢n incrementando conforme las familias de otras ciudades vayan atando cabos y recabando informaci¨®n.
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