Pong¨¢monos pol¨ªticos
La idea de que el Banco Central Europeo (BCE) oblig¨® al Gobierno portugu¨¦s a pedir un rescate podr¨ªa parecer algo exagerada, pero probablemente no diste mucho de la verdad. Antonio de Sousa, el director de la Asociaci¨®n Portuguesa de Bancos (APB), dice que la amenaza de las entidades de boicotear la deuda del Gobierno proven¨ªa de unas instrucciones claras del BCE de frenar su exposici¨®n gubernamental. El golpe de los compradores quiz¨¢ fue clave para que el primer ministro, Jos¨¦ S¨®crates, cambiase completamente de opini¨®n y decidiese pedir ayuda.
Si eso fuese cierto, al BCE, sin duda, no le habr¨ªan faltado buenos motivos. Los bancos portugueses dependen de la financiaci¨®n del banco central, y Portugal se hab¨ªa vuelto cada vez m¨¢s dependiente de sus bancos para superar un bache financiero de 13.000 millones de euros antes de julio. La obligaci¨®n del BCE no es financiar gobiernos y quiere que los bancos adictos se acostumbren a no contar con su suministro de liquidez. Hace mucho que era necesario un rescate. Pero la paralizaci¨®n pol¨ªtica de Portugal tras la dimisi¨®n de su primer ministro amenazaba con retrasar lo inevitable y hacer aumentar los costes de financiaci¨®n del Gobierno. Hac¨ªa falta un empuj¨®n externo.
Adem¨¢s, puede que el BCE estuviese preocupado por la estabilidad del sistema bancario portugu¨¦s. La deuda del pa¨ªs hab¨ªa sufrido varias rebajas de su calificaci¨®n, lo que hac¨ªa que a los bancos les resultase m¨¢s caro recaudar fondos del banco central con unas garant¨ªas que se degradaban r¨¢pidamente. Una espiral de rebajas adicionales y rendimientos disparados podr¨ªa haber espantado a los inversionistas. Al seguir apuntalando la deuda soberana, los bancos se arriesgaban a enturbiar a¨²n m¨¢s sus balances generales.
Puede que los puristas se encrespen por lo que podr¨ªa interpretarse como una intromisi¨®n de un banco central en asuntos soberanos. No ser¨ªa la primera vez que el BCE ha hecho alarde de fuerza durante una crisis; podr¨ªa haber empujado a Irlanda a pedir un rescate, y luch¨® contra los planes del nuevo Gobierno irland¨¦s de obligar a los principales acreedores de los bancos a asumir su parte de las p¨¦rdidas.
Pero esa cr¨ªtica, aunque fundamentada, no se fija en lo m¨¢s importante. El BCE se ha visto obligado a tomar medidas extraordinarias a lo largo de la crisis, como inundar el sistema de liquidez barata o comprar bonos del Estado. Algunas de ellas estaban justificadas por la necesidad de garantizar una correcta transmisi¨®n de su pol¨ªtica monetaria. Pero otras de las acciones del banco tambi¨¦n se debieron al hecho de que los Gobiernos no lograron ser lo bastante audaces, o lo bastante r¨¢pidos, a la hora de responder a la crisis de la deuda. La crisis pol¨ªtica portuguesa, que ha puesto de manifiesto el vac¨ªo de gobierno de la eurozona, simplemente ha hecho que el papel del BCE sea m¨¢s visible.
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