But¨¢n, un reino para los juegos

Ambas son actrices de teatro. Ambas son madres. Yolanda Bausela tiene experiencia en proyectos de cooperaci¨®n en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Eva L¨®pez ha trabajado en varias multinacionales tecnol¨®gicas. Cuando decidieron poner en marcha El Reino de But¨¢n, un comercio y una web dedicados a la venta de cuentos infantiles y juegos para todas las edades, solo tuvieron que hacer un gesto: observar sus propias vidas y ponerlas en valor.

Amigas desde que eran peque?as, en febrero de 2010 estas dos emprendedoras eran dos paradas m¨¢s. La crisis se hab¨ªa llevado por delante sus respectivos empleos y, seg¨²n explica Eva, "a la salida de un espect¨¢culo de teatro para ni?os decidimos poner en marcha nuestro propio sue?o. Cansadas de trabajar para otros, del estr¨¦s diario y de trabajos que no nos aportaban ning¨²n tipo de crecimiento personal, pensamos que hab¨ªa llegado nuestro momento. Quer¨ªamos ser empresarias". As¨ª, con su bagaje personal y profesional, m¨¢s 50.000 euros (un 80%, salido de la capitalizaci¨®n de sus respectivas prestaciones por desempleo, y el resto, de sus bolsillos), pasaron el invierno del a?o pasado asesor¨¢ndose e instruy¨¦ndose sobre la forma de ser empresarias para, llegado el mes de mayo, tener ya listo su Reino de But¨¢n.

Aunque el primer paso fue abrir un comercio tradicional a pie de calle, este peculiar reino de la diversi¨®n "para ni?os y adultos", como bien se encarga de remarcar Yolanda, nace con una vocaci¨®n de mercado global, de ah¨ª su presencia en Internet desde los or¨ªgenes. Seg¨²n Yolanda, el objetivo de su tienda digital no es solo vender, "queremos ser capaces de transmitir los mismos valores con los que abrimos la tienda f¨ªsica". Esto es: capacidad para desarrollar, por medio del juego, las aptitudes f¨ªsicas y emocionales de los ni?os, adem¨¢s de incentivar el crecimiento cognitivo y social.

Nada m¨¢s entrar en la tienda y oficinas de la firma, ubicadas en San Sebasti¨¢n de los Reyes (Madrid), en un barrio en el que abundan las parejas j¨®venes con ni?os, se ve que lo han conseguido. Ojeando los libros, curioseando los juegos y dej¨¢ndose empapar por una decoraci¨®n en la que priman la luz y los tonos claros llenos de energ¨ªa y optimismo, el visitante se da cuenta de que esta es una empresa especial. En palabras de Eva, "no quer¨ªamos solo una tienda. Busc¨¢bamos ofrecer un espacio de educaci¨®n y ocio para los ni?os. Y tampoco quer¨ªamos vender ¨²nicamente entradas para los espect¨¢culos que organizamos en el local (n¨²meros de magia, cuentacuentos, gui?ol...), sino que la gente pueda conocernos a trav¨¦s de nuestra p¨¢gina virtual".

Un ejemplo es la interacci¨®n existente entre El Reino de But¨¢n f¨ªsico y digital en los talleres para ni?os que ofrecen. "Los padres no suelen quedarse a estas actividades, por lo que podr¨ªan perderse lo que hacen sus hijos. Sin embargo, tomamos fotos que luego, con una contrase?a que facilitamos a los padres, pueden verse en nuestra web", explican.

La tienda est¨¢ rodeada de lo que en principio deb¨ªa ser la competencia: grandes superficies y franquicias donde poder adquirir cualquiera de los juegos publicitados en televisi¨®n o las ¨²ltimas virguer¨ªas tecnol¨®gicas. Sin embargo, Eva y Yolanda han logrado diferenciarse. "Mucha gente huye de lo que sale en la tele y nosotras intentamos huir de los c¨¢nones impuestos. Por eso, desde nuestra experiencia tratamos de divulgar valores a trav¨¦s de productos no tan comerciales", se?ala Eva. Lo consiguen trayendo hasta su comercio las ¨²ltimas novedades que aparecen en Alemania, Francia e Inglaterra, mercados en los que el juego did¨¢ctico tiene mucha m¨¢s aceptaci¨®n que en Espa?a. "Tambi¨¦n est¨¢n los consejos de las editoriales con las que trabajamos", agrega Yolanda.

Y es que Eva y Yolanda, Yolanda y Eva (tanto monta, monta tanto) lo tienen claro: quieren llevar a sus clientes a ¨ªndices de felicidad similares a los que viven los habitantes de But¨¢n, el peque?o pa¨ªs (entre China e India) que pasa por tener el ¨ªndice de felicidad bruta mayor del planeta ?O es que nadie se hab¨ªa preguntado el porqu¨¦ de la elecci¨®n del nombre de la empresa?