El genio de la botella
Las gaviotas reidoras no vinieron para salvar el Manzanares como sostiene Ana Botella, sino a certificar su agon¨ªa. Las gaviotas reidoras se parecen a los buitres, aunque son menos selectivas con su nutrici¨®n, a falta de una buena carro?a se contentan con las basuras que pueden llevarse al pico. Nadie sabe de qu¨¦ se r¨ªen las gaviotas, ni las hienas, porque alimentarse de desechos y pringarse las alas en lodos infectos y vertederos ciudadanos no parece cosa de mucha risa. La risa de la gaviota reidora (Larus ridibundus) es una risa hist¨¦rica y chirriante que hiere los o¨ªdos, una risa sarc¨¢stica y psicop¨¢tica. Las gaviotas, como las garzas y las garcetas, las cig¨¹e?as, las cig¨¹e?uelas y otras aves que la responsable del medio ambiente madrile?o cita como ejemplo de la riqueza de la avifauna de nuestro aprendiz de r¨ªo, hoy al borde de la jubilaci¨®n, se han convertido, necesidad obliga, a la vida urbana, han devenido carro?eras y se alimentan de nuestras sobras, su contacto con la sociedad humana las ha degradado y se han contagiado, como las palomas, de nuestros h¨¢bitos m¨¢s inmundos. Las gaviotas reidoras son agresivas, gregarias y oportunistas por eso se han adaptado estupendamente a nuestros usos y costumbres.
La concejal Ana Botella pas¨® revista al censo zool¨®gico de las riberas y las aguas del Manzanares
Elegir a la gaviota como emblema de un partido pol¨ªtico tiene connotaciones que desde luego no buscaron los creadores de imagen del PP, gente de tierra adentro, pues las gentes de mar no suelen emocionarse precisamente con estas aves bullidoras y voraces. Quiz¨¢ pensaban los creativos que parieron el invento en Juan Salvador Gaviota, ins¨®lito ejemplar de la especie, ave solitaria, m¨ªstica y acrob¨¢tica, protagonista de la sobrevalorada narraci¨®n del aviador norteamericano Richard Bach, manual de autoayuda para hippies reciclados en la new age. A la pregunta que se hac¨ªa en forma de canci¨®n el canario Caco Senante: "Qu¨¦ es lo que haces t¨² aqu¨ª, una gaviota en Madrid" no le cabe respuesta en forma de canci¨®n, mejor no saberlo, sino un coro desafinado y chirriante de aves neurast¨¦nicas.
Entre risas, las suyas y las de su coro de gaviotas aplaudidoras, pas¨® revista, Ana Botella, m¨¢s feliz que una perdiz, al censo zool¨®gico de las riberas y las aguas del Manzanares, evocando un ed¨¦n visionario, una postal imposible e impredecible, ilustrada por ¨¢nades, cormoranes y zampullines, gal¨¢pagos, tortugas leprosas y culebras viperinas. Eso a primera vista pues, como explic¨® la concejal impartiendo una lecci¨®n de microbiolog¨ªa para tarados: "En el agua, en el n¨²cleo de agua m¨¢s insignificante, tiene usted cantidad, miles de distintas especies", una verdad incontrovertible, ni se sabe la cantidad de virus y bacterias que pueden desarrollarse felizmente sobre lodos primigenios y aguas fecales.
Quede para otro d¨ªa, do?a Ana, la enumeraci¨®n de las especies unicelulares y los microorganismos de nuestro r¨ªo, o de lo que queda de ¨¦l. Madrid R¨ªo, proyecto estrella en la Villa y Corte del fara¨®n, se articula alrededor de una charca, Madrid se reencuentra con su r¨ªo y se tropieza con un lodazal infame a no ser que se mire con los ojos iluminados de la concejal. Los nuevos parques, rotondas, pasarelas y miradores de Madrid R¨ªo se entroncan con la tradici¨®n de nuestros reyes alcaldes, los magn¨ªficos puentes de Segovia y de Toledo se construyeron para ennoblecer a un aprendiz de r¨ªo que nunca creci¨® lo suficiente como para merecerlos. Al alcalde Gallard¨®n y a su n¨²mero dos habr¨ªa que decirles, primero pongan el r¨ªo y luego todo lo dem¨¢s.
En el censo ictiol¨®gico de este r¨ªo imaginario e id¨ªlico, Ana Botella mencion¨® al pez gato y al lucio, especies importadas y depredadoras y ante la incredulidad del concejal socialista Sant¨ªn que la interpelaba, invit¨® a su rival a vestirse de buzo y comprobar in situ la presencia de los citados peces en el cauce. No hay que vestirse de buzo para chapotear en el lodo, si acaso ponerse la escafandra para no aspirar sus emanaciones. La trampa de la Botella se hizo evidente, el coto de Do?a Ana se extiende a lo largo de todo el cauce del Manzanares, no solo al degradado tramo que atraviesa Madrid y que motivaba su triunfal comparecencia. Tuvo tiempo la responsable de nuestro medio ambiente para explayarse sobre los h¨¢bitos de sus gaviotas favoritas que aprovechan los recursos alimenticios que les ofrece el entorno. La postura del Ayuntamiento, se explic¨®, es la de no intervenci¨®n "para que el ecosistema pueda ser ocupado por el mayor n¨²mero de especies", del mosquito al cocodrilo, en r¨¦gimen de libre competencia. Como respondi¨® Sant¨ªn eso es neoliberalismo puro y duro aplicado en el ¨¢mbito zool¨®gico. Puro genio de la Botella.
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