"Mi esposa tuvo que pedir reducci¨®n de jornada y perdimos 600 euros mensuales"
Germ¨¢n Higelmo, cuidador en un colegio de educaci¨®n especial de Palencia, ha luchado durante cuatro a?os para conseguir compatibilizar con su trabajo y el de su esposa el cuidado de sus dos hijos de nueve y seis a?os. El Constitucional le da la raz¨®n.
Pregunta. ?En qu¨¦ consiste exactamente su trabajo?
Respuesta. Soy ayudante t¨¦cnico educativo (ATE). Mi trabajo consiste en cuidar ni?os en el colegio de educaci¨®n especial de Palencia. Mi funci¨®n es asistirles como si fuera su segundo padre. Atenderles en la comida, en el aseo, en el tiempo libre y por la noche mientras duermen.
P. ?Qu¨¦ horario ven¨ªa realizando cuando hizo su petici¨®n?
R. En el colegio existen dos horarios: el escolar, de nueve y media a cinco y otro rotatorio para los de residencia de ma?ana tarde y noche. Yo ven¨ªa haciendo este ¨²ltimo. Rotando.
"Nos tenemos que apoyar en los abuelos, y est¨¢n muy mayores"
P. ?Qu¨¦ le impuls¨® a pedir el cambio al turno de noche?
R. En el a?o 1997, ya pude adscribirme a este turno estando soltero y sin hijos. Solo para probarlo, lo hice durante un a?o. Entonces era posible. Lo prob¨¦ para saber si al tener hijos podr¨ªa solicitarlo de nuevo. Me result¨® c¨®modo, factible. En 2003, lo volv¨ª a pedir de palabra a la direcci¨®n del centro. En ese curso se empez¨® a decir que era obligatoriamente rotatorio con el de ma?ana y de tarde. Se quit¨® la posibilidad de estar en el turno de noche durante un curso completo.
P. ?Cu¨¢les eran sus circunstancias personales?
R. Con la primera hija me lo denegaron. Naci¨® el 11 de septiembre de 2002. Al comenzar el curso, mi mujer no ten¨ªa ning¨²n tipo de permiso tras la maternidad. Ella tambi¨¦n trabaja a turnos como auxiliar de enfermer¨ªa. Si yo hubiera podido estar de noche, mi mujer habr¨ªa optado por turnos de ma?ana y tarde sin hacer tantos cambios con sus compa?eros. Antes nos altern¨¢bamos. Nos gustaba tener a los ni?os en casa. No llevarlos a la guarder¨ªa. Pero nuestros horarios siempre se solapaban entre las dos y las tres. Al final, ella pidi¨® la reducci¨®n de jornada, lo que nos supuso perder 600 euros mensuales. As¨ª ha estado cuatro a?os. Se notaba en la econom¨ªa familiar. Es casi la letra de una hipoteca.
P. ?Qu¨¦ efectos tiene para usted esta sentencia?
R. De momento nada. Sigo como hace cuatro a?os. Pero a¨²n quiero el horario de noche porque mi mujer sigue cambiando su jornada una media de ocho d¨ªas al mes para no coincidir con las m¨ªas. As¨ª que nos tenemos que apoyar en los abuelos. Y est¨¢n muy mayores.
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