Verdades de una mujer ¨¢rabe
Si usted es de los que prefieren seguir apoltronados en su visi¨®n del mundo ¨¢rabe, no lea Yo mat¨¦ a Sherezade. Lo advierte la propia autora, Joumana Haddad: este libro no est¨¢ pensado para los que quieren reafirmar sus prejuicios anti¨¢rabes o masturbarse con la murga del choque de civilizaciones. Ahora bien, si usted est¨¢ dispuesto a enterarse de cosas que desconoc¨ªa, este es un material estupendo. Por ejemplo, le ayudar¨¢ a comprender lo que sorprendi¨® a tantos y tantas durante las revoluciones tunecina y egipcia: la presencia en la vanguardia del combate democr¨¢tico de numerosas muchachas. Tambi¨¦n lo anticipa Haddad: "Aunque soy lo que se dice una mujer ¨¢rabe, yo, y muchas mujeres igual que yo, vestimos como nos da la gana, vamos a donde nos place y decimos lo que queremos. Aunque soy lo que se dice una mujer ¨¢rabe, yo, y muchas mujeres igual que yo, no llevamos velo, no estamos dome?adas, no somos analfabetas, no estamos oprimidas y, desde luego, no somos sumisas".
Yo mat¨¦ a Sherezade. Confesiones de una mujer ¨¢rabe furiosa
Joumana Haddad
Traducci¨®n de Marta Mabres Vicens
Debate. Madrid, 2011
142 p¨¢ginas. 16,90 euros
Libro electr¨®nico: 11,99 euros
Dicho lo cual, cabe precisar que Haddad, una periodista y escritora nacida en Beirut en 1970, es una revoluci¨®n en s¨ª misma. "De jovencita", cuenta, "pensaba que solo hab¨ªa dos cosas que merec¨ªa la pena hacer cuando ten¨ªa la ocasi¨®n de estar sola: leer y masturbarme". Y as¨ª, en la adolescencia, ya devor¨® en franc¨¦s Justine, Lolita y Sexus, lo que, proclama, la liber¨® de algunos "grilletes mentales". Le¨ªa estos y otros textos en un Beirut que era en aquel entonces escenario de batallas y atentados de una crueldad extraordinaria. M¨¢s tarde, Haddad escribi¨® poes¨ªa er¨®tica y en 2008 dio el campanazo al editar la primera revista ¨¢rabe consagrada a la sensualidad corporal: Jasad.
Entre el ensayo y la autobiograf¨ªa, Yo mat¨¦ a Sherezade es su primer libro. Aunque nacida en una familia cristiana, Haddad se rebela contra la idea de que el islam sea m¨¢s mis¨®gino y reaccionario que las otras religiones monote¨ªstas. Y aunque fuma habanos y habla sin pelos en la lengua, reivindica la feminidad y se desmarca del feminismo ortodoxo. As¨ª lo sintetiza: "Soy, sin duda, lo que se dice una mujer 'con un par de pelotas', pero no tengo envidia del pene".
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