Una zona verde sin vida
La demanda de los campos de golf est¨¢ relacionada con el urbanismo depredador de baja densidad, y no con la demanda social de la pr¨¢ctica de un deporte. Con menos de 25.000 federados (el 6% de la federaci¨®n espa?ola) no se puede decir que el golf sea un deporte de masas en el Pa¨ªs Valenciano. La mayor¨ªa de los campos est¨¢n vac¨ªos todo el a?o excepto en ¨¦pocas vacacionales. Con casi una treintena de campos de golf en funcionamiento, muchos de los nuevos proyectos de campos (otros 30), como los ya implantados, est¨¢n relacionados con PAI, y aunque tienen todos los permisos oficiales, sin embargo, est¨¢n en espera de tiempos mejores debido a la explosi¨®n de la burbuja inmobiliaria en 2007 que los paraliz¨®.
La Ley 9/2006 de 5 de diciembre, de la prol¨ªfica factor¨ªa Blasco, intent¨® desvincular los campos de golf de los proyectos urban¨ªsticos, pero aprobada en puertas de la explosi¨®n de la burbuja, ha sido virtual, ya que no se aplica a los proyectos presentados antes de su aprobaci¨®n. La mayor¨ªa de los nuevos campos aprobados recientemente vienen de esa ¨¦poca y siguen relacionados con el mal llamado turismo residencial. El campo de golf es la dotaci¨®n que prestigia y valoriza la urbanizaci¨®n, estableci¨¦ndose una gradaci¨®n en los precios de las viviendas en base a la cercan¨ªa al green, igual que en la costa los apartamentos ven aumentar sus precios en primera l¨ªnea de playa, independientemente de sus prestaciones reales.
El campo de golf se vende como un espacio de gran calidad ambiental, cuando en realidad no pasa de ser una zona verde artificial, con intenso tratamiento fitosanitario y un desierto en cuanto a biodiversidad, ya que fuera de las cespitosas y de alg¨²n ¨¢rbol decorativo la vida est¨¢ prohibida.
El riego de los campos de golf supone una presi¨®n importante sobre los recursos h¨ªdricos. Aunque la Ley 9/2006 recomienda el uso de aguas residuales depuradas, es pr¨¢ctica com¨²n y legal el uso de agua potable que compite con el uso agr¨ªcola, con el benepl¨¢cito muchas veces de las comunidades de regantes, h¨¢bilmente infiltradas por los promotores urban¨ªsticos.
Carlos Arribas es portavoz de Ecologistas en Acci¨®n del Pa¨ªs Valenci¨¤.
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