Cuando nos invade la nostalgia
Entre las m¨²ltiples experiencias que nos permite nuestro mundo emocional se encuentra el sentimiento de nostalgia. Un viaje imposible, pero a?orado hacia nuestro pasado.
De pronto, uno se siente invadido por im¨¢genes, resonancias, palabras o sensaciones del ayer. Se da cuenta de que no es un mero ejercicio de la memoria, ya que, acompa?ando esos trazos de vida vivida, amanecen vagas emociones que parecen instalarse definitivamente en nuestro interior. Ocurre entonces que de aquellas emociones imprecisas despierta un enorme sentimiento que cubre todo nuestro ser con su presencia. Es como si de golpe todo el pasado vivido quedara resumido en esa estampa agridulce. Como si el tiempo se atorara con el ¨²nico prop¨®sito de meternos en la encrucijada de ser lo que ya no podemos ser.
"Menuda encrucijada someterse al quiero y no puedo. Vaya plan perderse en el laberinto del tiempo sin poder salir de ¨¦l"
"La funci¨®n de la nostalgia es, sin duda, acordarnos de aquel que fuimos y poder observar al que somos ahora"
Hay sentimientos m¨¢s llevaderos que otros; sin embargo, el de la nostalgia puede llegar a doler. Menuda encrucijada someterse al quiero y no puedo. Vaya plan perderse en el laberinto del tiempo sin poder salir de ¨¦l sin sufrir, a?orando un regreso imposible. No obstante, algunas personas descubren en tal pasi¨®n una forma adictiva de vivir, un refugio para su incomprensible vida, un exilio interior que llena los vac¨ªos de su existencia.
El regreso sufriente
"Los ¨²nicos acontecimientos importantes de una vida son las rupturas. Ellas son tambi¨¦n lo ¨²ltimo que se borra de nuestra memoria" (E. M. Cioran)
La palabra nostalgia se nutre, en su ra¨ªz griega, de nostos, que viene de nesthai (regreso, volver a casa), y de algos (sufrimiento). Podr¨ªa definirse entonces la nostalgia como el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. Seg¨²n ad¨®nde queramos regresar podremos observar, al menos, tres formas diferentes de nostalgia.
La primera es la puramente sentimental, una especie de lamento de las p¨¦rdidas de nuestra vida, como pueden ser, por ejemplo, los amores pasados. No es de extra?ar que el primer amor sea aquel al que siempre regresamos, sobre todo cuando las cosas no nos van bien en las relaciones actuales, o por ausencia de ellas. Parece que encontramos refugio regresando al centro de los d¨ªas en los que la ¨²nica preocupaci¨®n era descubrir el dulce sabor de los primeros besos. Siendo como es un bonito recuerdo, con la nostalgia se convierte en una desesperanza.
Atesoramos experiencias cuyo significado ha calado tan hondo en nuestra existencia, que su inesperado recuerdo nos traslada hasta ese mismo instante en el que logramos aquel ¨¦xito, en el que surgi¨® el amor, en el que vivimos con intensidad, en el que descubrimos a Dios o en el que nos pareci¨® que est¨¢bamos cambiando el mundo. Tal vez no repetir¨ªamos los mismos acontecimientos, pero qu¨¦ duda cabe que volver¨ªamos gustosos a envolvernos de los mismos sentimientos.
Elogio del tiempo pasado
"El crep¨²sculo de la desaparici¨®n lo ba?a todo con la magia de la nostalgia" (Milan Kundera)
Una segunda manera de vivir la nostalgia es la que representan aquellas personas que viven sin desprenderse nunca de su pasado. Lo recuerdan adrede, lo revisan en fotos o v¨ªdeos, lo mantienen vivo en cada conversaci¨®n (fuimos tan felices...qu¨¦ bien lo pas¨¢bamos... tenemos que volver... ?te acuerdas de...?).
Es una manera de permanecer a trav¨¦s del tiempo, lejos de abrir los ojos a su realidad m¨¢s inmediata, tal vez m¨¢s oscura que la de aquellos a?os que fueron tan felices. Por supuesto, es una falacia, una interesada comparaci¨®n, porque ni aquellos d¨ªas fueron tan incre¨ªbles, ni los de ahora son tan grises. Ocurre, eso s¨ª, que al creer con convicci¨®n en el determinismo del pasado, todo lo bueno que exista ahora en sus vidas ser¨¢ difuminado para no estropear el a?orado recuerdo con el que se quiere vivir.
Elogiar el tiempo pasado desde la gratitud puede entenderse como un acto de alineamiento interior. Poder mirar atr¨¢s, lo vivido, en paz y tranquilidad. No se trata de evitar una presencia nost¨¢lgica, sino integrarla como parte del inmenso don de haber podido vivir momentos de tanta plenitud.
Sin embargo, cuando todo "era mejor antes" tenemos un problema existencial. No existe armon¨ªa entre lo vivido y el ahora y el aqu¨ª. La nostalgia entonces deviene una armadura contra lo real. Una obsesi¨®n del regreso.
El mito del eterno retorno
"Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios, aunque uno tenga en tierra extra?a y lejana la mansi¨®n m¨¢s opulenta" (Homero)
La ¨²ltima de las nostalgias que estamos observando tiene mucho que ver con la idea del regreso a casa. Es la nostalgia de los griegos convertida en mito a trav¨¦s de la figura de Ulises, en su larga traves¨ªa de retorno a ?taca. Vivir puede asemejarse a un largo viaje, lleno de aventuras, de infortunios, de alegr¨ªas, tristezas, azares y desesperanzas. Sin embargo, detr¨¢s de cada envite, de cada puerto visitado, de cada amor entretenido, persiste la nostalgia de volver al hogar. Uno anda buscando siempre la manera de regresar a casa, como s¨ªmbolo del encuentro con la propia paz interior.
A menudo esa paz tambi¨¦n se encuentra en el regreso a los contextos que nos construyeron durante la infancia y la adolescencia. En ese sentido, los pueblos, sus gentes, sus calles, sus entornos, configuran una trama de paisajes, olores, fotogramas y secuencias de nuestras andaduras ancladas en nuestro sistema emocional. Mucha gente, cuando llega la hora del retiro del mundanal ruido prefiere regresar a sus lugares de origen y reencontrarse con esas viejas emociones, cerrando as¨ª el c¨ªrculo de la existencia. Tambi¨¦n nuestras almas encuentran reposo en la serenidad, como nostalgia de aquel lugar eterno al que regresaremos alg¨²n d¨ªa. Por eso Luc Ferry, el fil¨®sofo franc¨¦s, etiqueta de cosmol¨®gica este tipo de a?oranza.
El yo que ya no existe
"Deber¨ªamos utilizar el pasado como trampol¨ªn y no como sof¨¢" (Harold McMillan)
?Qu¨¦ funci¨®n puede tener entonces la nostalgia? Sin duda, acordarnos de aquel que fuimos y poder observar al que somos ahora. El sentimiento de a?oranza no deja de ser una p¨¦rdida por un yo que existi¨®. Forma parte de nuestra historia personal y a veces se entromete en nuestra cotidianidad para que le hagamos un espacio. No obstante, al momento siguiente regresamos de nuevo al ahora, a nuestro yo actual, que puede admirar serenamente c¨®mo la vida es puro movimiento.
En la l¨ªnea de Heidegger, el ser humano concreto se experimenta como urgido a renovar, de un modo dram¨¢tico y liberador, un pasado m¨¢s o menos nost¨¢lgico o privilegiado con el fin de ir asumiendo m¨¢s l¨²cidamente su futuro, individual o colectivo.
Tambi¨¦n lo reflexiona Manuel Cruz, catedr¨¢tico de la Universidad de Barcelona, cuando pregunta: ?Qu¨¦ sentido podr¨ªa tener la nostalgia por un pasado que atribuir¨ªamos a un yo diferente del actual? ?O la melancol¨ªa por lo que pudo haber sido y no fue... de otro? ?Tendr¨ªa m¨¢s sentido la ilusi¨®n por lo que pueda esperarle a alguien que tal vez ni siquiera sea yo mismo? Una vez m¨¢s, andamos al encuentro de nuestro ser en el tiempo. Debemos interrogarnos sobre el sentido de la identidad, el ritmo de la vida y qu¨¦ hacer con nuestro pasado. Lo cierto es que no descansamos en paz, hasta poder diluirlo en el flujo de la existencia.
Integrar los recuerdos
Libros
- 'La ignorancia'. Milan Kundera. Tusquets Editores.
- 'La sabidur¨ªa de los mitos'. Luc Ferry. Taurus.
- 'Amo, luego existo'. Manuel Cruz. Espasa Libros (premio Ensayo 2010).
Pel¨ªculas
- 'El paciente ingl¨¦s', de Anthony Minghella. 1996.
- 'Memorias de ?frica', de Sydney Pollack. 1985.
- '2046', de Wong Kar-Wai. 2004.
?De qu¨¦ se nutre la nostalgia?
"Uno evoca dulzuras
cielos atormentados
tormentas celestiales
esc¨¢ndalos sin ruido
paciencias estiradas
¨¢rboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
c¨¢nticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sue?o
perdones bien ganados
pero con esos m¨ªnimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros
la v¨¢lida la ¨²nica
nostalgia es de tu piel"
(Mario Benedetti)
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