Ra¨²l Castro pone firme al partido
El presidente cubano, que reconoce resistencias internas, anuncia que la reforma econ¨®mica requerir¨¢ "un quinquenio" en la apertura del VI Congreso del PCC
Ra¨²l Castro inaugur¨® ayer el VI Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC) con un rapapolvo hist¨®rico a la organizaci¨®n que durante medio siglo ha ostentado el monopolio pol¨ªtico y regido los destinos de Cuba. El presidente cubano y segundo secretario del PCC critic¨® con dureza al partido por entrometerse en las labores de Gobierno y usurpar funciones que no le son propias, adem¨¢s de exigirle "desterrar el inmovilismo fundamentado en dogmas y consignas vac¨ªas" y no frenar las reformas econ¨®micas que impulsa su Gobierno en busca de un nuevo modelo econ¨®mico. Castro hizo a los 1.000 delegados al Congreso una propuesta que nadie esperaba: limitar a dos periodos de cinco a?os el tiempo que pueden ejercer el poder los principales cargos del Gobierno y el PCC.
Propone limitar a 10 a?os el mandato de los principales cargos del r¨¦gimen
El l¨ªder comunista habla de batallar contra la burocracia y los dogmas
El mandatario cubano afirm¨® -visiblemente enfadado- que el PCC en muchas ocasiones ha bloqueado decisiones pol¨ªticas convirti¨¦ndolas en papel mojado. Tambi¨¦n ahora. "Hay que despojar al partido de las funciones que no le corresponden", dijo en el discurso, que fue muy duro con el sector m¨¢s ortodoxo del partido, refractario a los cambios. Castro reconoci¨® las resistencias internas y habl¨® de la tarea de domesticar la burocracia y a los dogm¨¢ticos en t¨¦rminos de una batalla: "Ya veremos c¨®mo va a ser la pelea, c¨®mo se van a librar los combates". Y a?adi¨®: "Pero esperamos ganarla".
El presidente cubano asegur¨® que el proceso de reformas iniciado, llamado oficialmente "actualizaci¨®n del modelo", va a continuar, aunque asegur¨® que es una tarea compleja que requerir¨¢ de al menos de "un quinquenio". Habl¨® de la necesaria descentralizaci¨®n del Estado y la reducci¨®n de su papel, y tambi¨¦n confirm¨® que se ampliar¨¢n los m¨¢rgenes de la iniciativa privada (en los ¨²ltimos meses se han concedido cerca de 200.000 licencias para ejercer el trabajo por cuenta propia). Eso s¨ª, aclar¨® que las transformaciones persiguen preservar el socialismo, no destruirlo. No habr¨¢ "pol¨ªticas de choque" neoliberales, aunque la libreta de racionamiento tiene los d¨ªas contados y los gastos sociales se reducir¨¢n, indic¨®. El proceso de reducci¨®n de empleos -est¨¢ previsto liquidar 500.000 puestos de trabajo estatales- seguir¨¢, pero acomodado a las circunstancias y con "flexibilidad" en los plazos.
Tambi¨¦n se refiri¨® al proceso de excarcelaci¨®n de presos pol¨ªticos -"contrarrevolucionarios", seg¨²n la terminolog¨ªa oficial- ocurrido en los ¨²ltimos meses. Dijo que hab¨ªa sido una decisi¨®n soberana y alab¨® a la Iglesia cat¨®lica, en especial al cardenal Jaime Ortega, agradeciendo tambi¨¦n al exministro de Asuntos Exteriores espa?ol, Miguel ?ngel Moratinos, su contribuci¨®n a la soluci¨®n humanitaria. Ra¨²l Castro asegur¨® que la colaboraci¨®n emprendida con la Iglesia consolidaba tambi¨¦n la unidad del pueblo cubano, frase que debe haber chirriado a los jacobinos que en ese momento le escuchaban.
Las palabras de Ra¨²l cobran especial relevancia por ser este el ¨²ltimo Congreso de la dirigencia hist¨®rica. Fidel, de 84 a?os, lleva alejado del poder desde 2006 y su salud le impide seguir como primer secretario del PCC. Ra¨²l, a punto de cumplir 80, ha reconocido en varias ocasiones que la situaci¨®n de su pa¨ªs es cr¨ªtica y que a su generaci¨®n solo le queda esta "oportunidad" para tratar de enmendar "errores" del pasado y "dejar el rumbo trazado".
Algo es seguro: los hist¨®ricos seguir¨¢n hasta el ¨²ltimo momento. Pero el relevo, en medio de dif¨ªciles equilibrios y cuando la necesidad de transformar sustancialmente el modelo choca con la inercia del inmovilismo y el exceso de prudencia, se impone. El mandatario admiti¨® que el traspaso de poder era asunto delicado, dejando caer que en los pr¨®ximos a?os habr¨¢ que preparar una nueva cantera de dirigentes debido a los errores cometidos por el PCC.
En juego est¨¢ la supervivencia del sistema. Nada menos. Y ello pasa obligatoriamente por la apertura econ¨®mica y la reforma del r¨¦gimen, en l¨ªnea con las experiencias del socialismo asi¨¢tico. Menos Estado y m¨¢s mercado e iniciativa privada, pero sin ceder poder pol¨ªtico ni abandonar el imaginario de la revoluci¨®n, y desde luego a ritmo cubano.
No es casualidad que el VI Congreso del PCC arrancara -con nueve a?os de retraso- despu¨¦s de una gran parada militar en la plaza de la Revoluci¨®n. Como testigos de la revista, las esculturas de Jos¨¦ Mart¨ª, los comandantes Che Guevara y Camilo Cienfuegos y una gigantograf¨ªa de Fidel Castro, ausente pero siempre omnipresente; y por supuesto, tanques, piezas de artiller¨ªa y vuelos de aviones MIG, a la vieja usanza socialista.
La escenograf¨ªa estuvo concienzudamente pensada. Un gran desfile para conmemorar el 50? aniversario de la victoria de Bah¨ªa de Cochinos y la proclamaci¨®n del car¨¢cter socialista de la revoluci¨®n, reafirmaci¨®n del sello "antiimperialista" y antiyanqui -por cierto, en su discurso Ra¨²l volvi¨® a ofrecer a EE UU di¨¢logo en igualdad de condiciones y dijo aceptar el "desaf¨ªo de tener relaciones normales con Washington"-. Tambi¨¦n, en primer plano estuvo el verde olivo y los galones, muestra del futuro y sus actores inmediatos en una isla donde los militares ocupan importantes carteras ministeriales y buena parte de los cargos en el Consejo de Estado y el Politbur¨®, que ahora ser¨¢ renovado. En cualquier ecuaci¨®n de futuro, el Ej¨¦rcito es clave y llave.
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