C¨®mo buscar el voto sin que se note
Calma chicha enga?osa. La campa?a de las primarias entre Alfredo P¨¦rez Rubalcaba y Carme Chac¨®n comenzar¨¢ oficialmente ya en la misma noche del 22 de mayo, tras conocerse el resultado de unas elecciones municipales y auton¨®micas que se han convertido en una rev¨¢lida m¨¢s que curiosa dentro del PSOE. Por lo que se juegan los candidatos locales y el propio partido en ese envite. Pero tambi¨¦n por el periodo de incertidumbre que se abrir¨¢ tras esa contienda sobre el futuro liderazgo del partido de gobierno ahora en Espa?a. Parece que no pasa nada, que nada se mueve, pero los dos precandidatos est¨¢n ya mucho m¨¢s que buscando el voto.
Eso s¨ª, ni Rubalcaba ni Chac¨®n han revelado todav¨ªa ni siquiera cu¨¢ndo piensan comunicar el anuncio de su lanzamiento. Ninguno de los dos ha oficializado o comentado tampoco en p¨²blico que se van a presentar a ese concurso. Tampoco se lo han adelantado al partido. Ni se lo han confesado el uno al otro. Es m¨¢s, cuando se les pregunta m¨¢s o menos directamente, ambos siguen estrictamente el protocolo, el pacto no escrito alcanzado con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y el PSOE tras el Comit¨¦ Federal del 2 de abril de no precipitar la competici¨®n antes del 22-M. Pero ambos se est¨¢n moviendo, y mucho. Aunque cada uno a su estilo.
Rubalcaba y Chac¨®n han hecho un pacto de silencio, pero ambos se mueven ya para recabar apoyos
Rubalcaba juega un papel, cumple un cometido y tiene un perfil que ahora, para esta contienda, no le conviene. El vicepresidente primero, ministro del Interior y portavoz del Gobierno es el precandidato oficial de libro, el que cuenta en teor¨ªa con el respaldo mayoritario del aparato, del grueso de los barones regionales y provinciales y de los miembros de los principales ¨®rganos ejecutivos del PSOE. Pero sabe que esa ventaja para esta carrera no cuenta. O, peor incluso, que puede ser contraproducente. Ya lo ha sido. La estrategia a seguir ahora tiene que ser otra.
Rubalcaba siempre ha sido una figura muy querida por las bases y militantes del PSOE, que aprecian sobremanera su destreza dial¨¦ctica, su trabajo, su tes¨®n para no eludir los conflictos en los peores momentos: antes, durante los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez; luego, durante su traves¨ªa de acercamiento a Zapatero, y ahora, en la fase final de ese zapaterismo de Nueva V¨ªa que parec¨ªa ajeno a su generaci¨®n. Su veteran¨ªa y solvencia se han impuesto. En la direcci¨®n del PP lo tienen as¨ª de claro: "El peor candidato del PSOE para nosotros y para Mariano Rajoy en 2012 es Rubalcaba". Y no se refieren solo a su temida oratoria o a sus requiebros al destino y al pasado. Creen que es un peligroso cartel electoral, porque en estos momentos de zozobra pol¨ªtica y econ¨®mica del pa¨ªs los ciudadanos buscar¨¢n en las urnas una figura que les transmita seguridad y elimine cualquier riesgo de nuevas aventuras. Es una cr¨ªtica a una parte del mandato de Zapatero, pero tambi¨¦n una admisi¨®n de los m¨¦ritos del rival.
En el entorno de Rubalcaba, esa zona de la que todo el mundo habla en el PSOE y que por ahora pocos delimitan, quieren aprovechar l¨®gicamente ese tir¨®n y su conexi¨®n con los votantes, algo que el ministro siempre ha cuidado con esmero pese a su reacci¨®n a los trabajos de puro aparato de partido. Saben que cuenta con mucho respaldo org¨¢nico, pero ahora toca la hora de provocar la simpat¨ªa y la empat¨ªa, con los militantes propios y en el futuro con la gran masa de votantes de centro. Sin estridencias.
?C¨®mo se hace eso que parece tan f¨¢cil y que es tan complicado? ?C¨®mo se toma esa temperatura sin que se note antes de tiempo? ?C¨®mo se siembra el voto sin pedirlo expresamente? En eso est¨¢n ambos.
Chac¨®n, por ejemplo, ha intensificado su agenda p¨²blica. Y no solo como ministra de Defensa. Acude a m¨¢s actos. Va a m¨¢s desayunos pol¨ªticos para presentar o escuchar a otros compa?eros y para que se la vea. Protagoniza m¨¢s m¨ªtines del partido. Hasta hace poco solo hablaba y muy espor¨¢dicamente de lo suyo (asuntos militares); ahora arremete contra Mariano Rajoy, Dolores de Cospedal, Javier Arenas y todo dirigente del PP que se le ponga por delante. Ha sido incluida en las convocatorias oficiales del PSOE. Y es demandada por muchas federaciones. Sigue sin ofrecer ruedas de prensa, porque as¨ª selecciona m¨¢s sus palabras y evita al m¨¢ximo cualquier error. Pero se ha hecho m¨¢s visible. La ministra de Defensa, promocionada en todos sus cargos por Zapatero, tambi¨¦n busca a su manera su caladero de votos. Su juventud (40 a?os) le permite la etiqueta de m¨¢s moderna, pero le reporta menos experiencia, incluso para haber dejado alguna huella en muchas agrupaciones.
Ni Rubalcaba ni Chac¨®n se han desmarcado, por ahora, del discurso pol¨ªtico del todav¨ªa presidente. Pero no se descarta que lo hagan. Mejor dicho, algunos en el entorno de Rubalcaba y de Jos¨¦ Blanco s¨ª temen que Chac¨®n pueda caer en la tentaci¨®n de remarcar sus opciones por esa v¨ªa, la que ya intent¨® Tom¨¢s G¨®mez en las primarias de Madrid frente a Trinidad Jim¨¦nez. Por subrayar las ideas m¨¢s de izquierdas, del gusto de las bases, de los votantes tradicionales del PSOE, y tan reactivas en estos momentos para Espa?a.
Otro temor, m¨¢s profundo, menos evidente y expl¨ªcito, tiene que ver con el papel que se reserva Zapatero. Todos proclaman que ser¨¢ exquisitamente neutral. El mejor ¨¢rbitro hasta que exista nuevo l¨ªder electoral, y hasta que se resuelva la bicefalia en un futuro congreso tras las elecciones generales de 2012. Pero Zapatero tampoco ha hablado de sus preferencias. Ni ha dado una pista. Y eso tambi¨¦n inquieta, a Chac¨®n y a Rubalcaba.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.