El cargo es m¨ªo y lo dejo cuando quiero
En ¨¦poca de grandes esc¨¢ndalos, la dimisi¨®n de altos cargos en Espa?a es una rareza - Los que renunciaron en el pasado creen que, en realidad, no sirve para nada fuera del ¨¢mbito personal
"Recuerde, joven, en pol¨ªtica no se dimite nunca". Han pasado 30 a?os desde que un d¨ªa de 1982 el socialista Juan Jos¨¦ Laborda visit¨® en su casa a Josep Tarradellas, expresidente de la Generalitat de Catalu?a. Durante la conversaci¨®n, el pol¨ªtico catal¨¢n, ya anciano, le dio tres consejos. "Primero, me dijo que no jugara a las cartas. Segundo, que jam¨¢s faltara a una cita, aunque se muriera mi padre. Y por ¨²ltimo, que en pol¨ªtica no se dimite nunca". Laborda tard¨® a?os en entender a qu¨¦ se refer¨ªa el viejo l¨ªder catal¨¢n, pero el consejo se le qued¨® grabado. Durante la d¨¦cada siguiente, vio dimitir a decenas de compa?eros de partido. Cree que Tarradellas ten¨ªa raz¨®n.
Se podr¨ªa decir que toda una generaci¨®n de dirigentes pol¨ªticos que ocupan las m¨¢s altas responsabilidades en la actualidad parecen profundamente tarradellistas. Sorprende la presi¨®n que son capaces de soportar hoy ministros, presidentes y consejeros auton¨®micos ante meteduras de pata, desautorizaciones palmarias, conversaciones bochornosas hechas p¨²blicas, fracasos dolorosos en sus proyectos pol¨ªticos, mentiras evidentes o, directamente, indicios de delito.
Corcuera: "Uno no debe parapetarse en el puesto para defenderse"
Pimentel: "Un dimisionario corre el riesgo de ser visto como un fracaso"
Demetrio Madrid: "El l¨ªmite es cuando perjudicas a la instituci¨®n"
Josep Tarradellas aconsejaba a los j¨®venes pol¨ªticos no dimitir jam¨¢s
Adem¨¢s, a veces los ciudadanos encuentran a mano comparaciones odiosas. Una de ellas ha sido la reciente dimisi¨®n del ministro de Defensa de Alemania, Karl Theodor zu Guttenberg. El diario S¨¹ddeutsche Zeitung public¨® a mediados de febrero las sospechas de que el ministro hab¨ªa plagiado algunos pasajes de su tesis doctoral. A los 39 a?os, Zu Guttenberg era un pol¨ªtico elocuente, culto, guapo, estrella indiscutible del Gobierno de Angela Merkel y m¨¢s que posible sucesor.
Ante la reacci¨®n social y pol¨ªtica por el plagio, y contra la opini¨®n de la canciller, Zu Guttenberg dud¨® lo justo, dos semanas, antes de dar por terminada su carrera pol¨ªtica el 1 de abril. "Es el momento m¨¢s doloroso de mi vida", dijo. Era el pol¨ªtico m¨¢s valorado de Alemania, con una aprobaci¨®n popular del 70% que en Espa?a no ha visto un ministro desde hace d¨¦cadas.
El caso de Zu Guttenberg coincidi¨® en fechas con el de la vicepresidenta de la Generalitat de Catalu?a, Joana Ortega, de la que se descubri¨® que no era licenciada en Psicolog¨ªa, como dec¨ªa su biograf¨ªa oficial. Ella se disculp¨® diciendo que era un "error". Un error que, curiosamente, no solo cometi¨® como vicepresidenta, sino tambi¨¦n en la biograf¨ªa que colg¨® en 2006 como diputada y tambi¨¦n en la que ten¨ªa la p¨¢gina web de su partido, UDC. La oposici¨®n catalana nunca ha considerado suficientes las disculpas, pero tanto Ortega como su partido, que ha llegado a atacar a los medios por el trato dado a la vicepresidenta, han dejado bien claro que la cosa no va a pasar de ah¨ª.
Aunque lo parezca, no hay casos tipo para exigir la dimisi¨®n de alguien. A veces, por ejemplo, uno lanza un ¨®rdago y lo pierde. "Algunos dicen que me pas¨¦ diecisiete pueblos", dice hoy Jos¨¦ Luis Corcuera, que dimiti¨® como ministro del Interior el 23 de noviembre de 1993. Corcuera est¨¢ jubilado y su actividad pol¨ªtica se limita a que, a veces, cuando se cabrea mucho leyendo el peri¨®dico, pega un telefonazo a la sede del PSOE en Ferraz y les suelta su opini¨®n de militante. Corcuera vincul¨® directamente su cargo a una decisi¨®n que no estaba en su mano, sino en la de otro. Si el Tribunal Constitucional tocaba una sola coma de la Ley de Seguridad Ciudadana (conocida entonces como ley de la patada en la puerta), proclam¨® en sede parlamentaria, ¨¦l dimitir¨ªa. "Lo ¨²nico inconstitucional fue una sola palabra de la ley", relata. Y dimiti¨®. Toda una lecci¨®n: nunca m¨¢s un ministro ha vuelto a amenazar con nada parecido, por si acaso.
Tras su experiencia, Corcuera rechaza dar lecciones sobre cu¨¢ndo debe dimitir un pol¨ªtico. Tan solo una sugerencia: "Con car¨¢cter general, no faltar a la palabra dada". Y sin entrar en casos concretos de la actualidad: "Cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero deber¨ªan tener en cuenta que determinadas actitudes no benefician al buen nombre de la pol¨ªtica". Corcuera dimiti¨® no solo de ministro, sino tambi¨¦n de diputado: "No quer¨ªa que nadie pensara que utilizaba mi cargo para eludir la justicia. Cuando uno est¨¢ en una situaci¨®n de dificultad, lo mejor que puede hacer es defenderse como el com¨²n de los mortales, sin parapetarse en el cargo".
Pero el exministro tambi¨¦n advierte contra las cazas de brujas. "Lo m¨ªo no fue un acto de soberbia, sino de acojono", asegura. "Yo estaba acojonado de las cosas que se dec¨ªan en casi todos los medios de comunicaci¨®n. ?Yo era un liberticida! El m¨¢s benevolente ve¨ªa seis motivos de inconstitucionalidad en la ley". A Corcuera le molesta especialmente el papel de la prensa en estas situaciones. "Los pol¨ªticos dimiten con m¨¢s facilidad que ustedes los periodistas cuando se equivocan y hacen un terrible da?o. Hemos dimitido m¨¢s pol¨ªticos que periodistas han pedido disculpas por equivocarse".
Despu¨¦s de dimitir, "est¨¢s se?alado durante mucho tiempo", dice Corcuera. Pero sin arrepentimientos. "Mucha gente me ha felicitado. Me lo han reconocido hasta haci¨¦ndome favores gente que no es de mi partido y que me conoce precisamente por aquello". Sin embargo, el reconocimiento al gesto de la dimisi¨®n no parece trascender el ¨¢mbito personal. "Tengo la experiencia de que, cuando se hace esto, el valor es cero. Los medios pasan a otra cosa", dice Corcuera. "Dimitir no se hace para que te lo pague nadie".
En los ocho a?os del PP, en los que tampoco faltaron precisamente esc¨¢ndalos, solo dimiti¨® un ministro por razones pol¨ªticas (no para irse a otro cargo). Manuel Pimentel se fue del Ministerio de Trabajo un 19 de febrero de 2000. "En mi caso hab¨ªa una discrepancia pol¨ªtica", explica. "Yo entend¨ª en un momento dado que lo mejor que pod¨ªa hacer era irme y no molestar un proyecto".
Pimentel, que inici¨® una carrera como editor literario tras abandonar la pol¨ªtica, no ve la dimisi¨®n como nada traum¨¢tico. "Yo no tengo ninguna amargura", afirma. "Es verdad que en Espa?a se vive la dimisi¨®n como un drama. Yo creo que si est¨¢s en un proyecto y crees que no debes seguir, debe ser algo m¨¢s natural. Le damos demasiada trascendencia. No pasa nada".
El editor Pimentel rechaza opinar sobre notorios casos actuales de pol¨ªticos contra las cuerdas. "No voy a ir quemando gente. Pero es verdad que, ante una sociedad crispada, hay cosas poco ejemplares. Hay casos en los que, aunque solo sea por deontolog¨ªa, o por pura catarsis, ser¨ªa conveniente". Pone como ejemplo a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. "No es exactamente una dismisi¨®n, pero no deja de abandonar un puesto. Es l¨ªcito y ha liberado tensi¨®n".
Pimentel reconoce que "en Espa?a no hay cultura de dimisi¨®n. Un dimisionario corre el riesgo de ser percibido como un fracaso. En culturas democr¨¢ticas m¨¢s avanzadas se ve como algo m¨¢s normal y una dimisi¨®n es un s¨ªmbolo".
Pero los pol¨ªticos pertenecen a organizaciones, que muchas veces los animan a seguir. "Por eso, ?hasta qu¨¦ punto es una decisi¨®n personal?", se pregunta Pimentel. "Una dimisi¨®n no solo es ante uno mismo, sino ante una organizaci¨®n. Y las organizaciones generan sus propias din¨¢micas: hay h¨¦roes, villanos, etc¨¦tera. Son din¨¢micas muy complejas, casi cu¨¢nticas, y cada caso es diferente".
Por todo esto Pimentel no est¨¢ de acuerdo con establecer una norma general sobre cu¨¢ndo hay que dimitir. "M¨¢s ahora, cuando la pol¨ªtica est¨¢ judicializada permanentemente". Cree que se puede dar una din¨¢mica viciosa de "yo te denuncio, un juez imputa y hay que dimitir".
Algo as¨ª le ocurri¨® en 1986 a Demetrio Madrid (PSOE), primer presidente de Castilla y Le¨®n. Madrid, que hoy est¨¢ en el Consejo Consultivo de la comunidad aut¨®noma, fue procesado por la Audiencia Provincial de Valladolid en un supuesto caso de fraude comercial en una empresa. El l¨ªder regional de Alianza Popular, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, hab¨ªa puesto el grito en el cielo. Demetrio Madrid dimiti¨® como presidente el 29 de octubre de 1986. Al anunciarlo dijo que era inocente, pero que irse era "m¨¢s positivo para la democracia y para la comunidad". Fue absuelto en 1990. Para entonces, Aznar ya era presidente auton¨®mico. El PSOE jam¨¢s recuper¨® Castilla y Le¨®n.
Para Demetrio Madrid hubo pocas felicitaciones. "Much¨ªsima gente me lo afe¨®, me dijo que no ten¨ªa que haber dimitido, que fue un error", recuerda.
Madrid s¨ª cree que se puede responder a la pregunta de cu¨¢ndo hay que dimitir. "Todos los ciudadanos tienen derecho a la presunci¨®n de inocencia. Antes de ser presidente eres persona y tienes tus derechos constitucionales. Pero cuando uno arrastra una responsabilidad institucional, yo creo que hay un l¨ªmite". Un pol¨ªtico debe dimitir "cuando empiezas a perjudicar a la instituci¨®n. Aunque t¨² est¨¦s convencido de que no tienes culpa, puedes acabar perjudicando lo que representas".
Ese es el l¨ªmite a partir del cual no se debe aguantar en pol¨ªtica. "Tienes derecho a la defensa, pero no debe hacerse arrastrando la instituci¨®n. En un sistema representativo, t¨² est¨¢s ah¨ª porque te han puesto los ciudadanos, lo mires por donde lo mires. Eso no puede ser defraudado, por mentir, por una situaci¨®n indecorosa o por un delito". Cuando se le pregunta si vale la pena, cree que "en el orden personal vale mucho".
Demetrio Madrid advierte tambi¨¦n de que hay un factor ajeno a la pol¨ªtica que dificulta dimitir. ?l dimiti¨® pensando que "siendo un asunto tan sencillo", su caso estar¨ªa sentenciado en unos meses y podr¨ªa presentarse a las elecciones de 1987. "Tard¨® cuatro a?os". La lentitud de la justicia "es uno de los graves atrasos de la democracia en Espa?a".
Sorprende tambi¨¦n que fuera de la pol¨ªtica las dimisiones tengan esa naturalidad de la que hablaba Pimentel, como si otros ¨¢mbitos fueran m¨¢s "avanzados". Ejemplo reciente es el de ?lex de la Iglesia, que dimiti¨® como presidente de la Academia de Cine al fracasar su esfuerzo personal para que la normativa antipirater¨ªa fuera consensuada con el mundillo cibern¨¦tico.
Despu¨¦s, la ley fracas¨® en su primer tr¨¢mite parlamentario. En cambio, la ministra de Cultura, ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde, no daba cr¨¦dito cuando le preguntaron si pensaba dimitir tras ser rechazado por el Congreso el mayor proyecto pol¨ªtico de su vida. Literalmente, la ministra dijo no ver ninguna raz¨®n para dimitir.
El pasado d¨ªa 13, dimiti¨® el presidente de las C¨¢maras de Comercio, Javier G¨®mez-Navarro. Las c¨¢maras se enfrentan a una ¨¦poca de dificultades econ¨®micas por culpa de un reciente cambio normativo.
?Y por qu¨¦ no en pol¨ªtica? ?Qu¨¦ quer¨ªa decir Josep Tarradellas cuando recomendaba a los j¨®venes pol¨ªticos que no dimitieran nunca? "La competitividad en pol¨ªtica es mayor que en cualquier otro orden de la vida", asegura Laborda. "T¨² crees que con tu dimisi¨®n vas a hacer crujir los cimientos del Estado, pero en realidad no le importa a nadie m¨¢s que a tu familia". Dimitir, en pol¨ªtica, siempre es definitivo. "Cuando dimites, dejas un hueco, simplemente. Y en pol¨ªtica no hay huecos. Cuando uno se va, inmediatamente ese espacio lo ocupa otro".
Las dimisiones m¨¢s importantes
Presidentes del Gobierno y vicepresidentes:
- Adolfo Su¨¢rez, el 29 de enero de 1981, por la crisis interna de su Gobierno.
- Alfonso Guerra, el 12 de enero de 1991, por los negocios de su hermano Juan.
- Narc¨ªs Serra, 28 de junio de 1995, por el caso de las escuchas del Cesid.
Ministros:
- Fernando Abril Martorell, vicepresidente de Asuntos Econ¨®micos (1980).
- Francisco F. Ord¨®?ez, ministro de Justicia (1981).
- Juli¨¢n Garc¨ªa Valverde, ministro de Sanidad (1992).
- Jos¨¦ Luis Corcuera, ministro de Interior (1993).
- Antoni Asunci¨®n, ministro de Interior (1994).
- Vicente Albero, ministro de Agricultura (1994).
- Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, ministro de Defensa (1995).
- Manuel Pimentel, ministro de Trabajo (2000).
- Jos¨¦ Bono, ministro de Defensa (2006).
- Mariano Fern¨¢ndez Bermejo, ministro de Justicia (2009).
Presidentes de comunidades aut¨®nomas:
- Demetrio Madrid, de Castilla y Le¨®n (1986)
- Javier Otano, de Navarra (1996).
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