Cristiano, entre contradicciones
El t¨¦cnico duda entre el pelotazo a Adebayor o apostar por ?zil y el portugu¨¦s de falso 'nueve'
Al acabar el cl¨¢sico del s¨¢bado, Jos¨¦ Mourinho comenz¨® a planificar la final de Copa sin contemplar un cambio de esquema. Dicen en Valdebebas que el entrenador del Madrid, en un principio, solo se plante¨® un cambio de hombres. Arbeloa por Albiol y Adebayor por Benzema. Seg¨²n su interpretaci¨®n del partido, si en la segunda parte el Bar?a retrocedi¨® no fue por la entrada de ?zil, que a?adi¨® elaboraci¨®n en el medio campo, sino por el ingreso de Adebayor, cuya estatura (1,91m) y h¨¢bitos le ayudaron a recibir de espaldas, d¨¢ndole una salida m¨¢s segura al juego en largo del equipo.
Mourinho se fue a dormir con una convicci¨®n. Reafirm¨¢ndose en una versi¨®n retocada de su idea del repliegue y el pelotazo. La convicci¨®n le dur¨® lo que dura un sue?o. Cuando ley¨® la prensa al d¨ªa siguiente comenz¨® a dudar. Porque a Mourinho no solo le preocupan las decisiones t¨¦cnicas. Quiere que sus medidas tengan cierto respaldo social. Hace c¨¢lculos pol¨ªticos.
"Hasta ahora en este club no hab¨ªamos conocido a un entrenador profesional", dec¨ªa un directivo madridista hace unos meses, fascinado por la rutina del t¨¦cnico. "Este pertenece a otra categor¨ªa. Comparados con Mourinho, todos los dem¨¢s eran diletantes. ?El t¨ªo es el primer empleado en llegar a Valdebebas! ?Es el que abre las puertas todos los d¨ªas a las ocho de la ma?ana!".
Mourinho entra a su despacho con la luz del alba. Va cargado de una pila de peri¨®dicos. Su primera ocupaci¨®n de la jornada consiste en dedicar dos horas a leer la prensa. No solo estudia los diarios espa?oles. Contrat¨® a una persona especialmente para que le hiciera un dossier con todas las menciones que hacen de ¨¦l en radios, televisiones y peri¨®dicos de todo el mundo que tengan relevancia en el negocio. En base a lo que ve que dicen de ¨¦l, el t¨¦cnico dise?a su estrategia de comunicaci¨®n, conjetura preguntas period¨ªsticas, y ensaya posibles respuestas y esl¨®ganes. As¨ª consigue que sus soluciones futbol¨ªsticas, por impopulares que puedan parecer, sean aceptadas por la opini¨®n p¨²blica.
Desde el domingo, Mourinho observa con inquietud que los medios m¨¢s influyentes destacan su error al no alinear a ?zil contra el Bar?a. El lunes, cuando ley¨® que el presidente de honor madridista, Alfredo Di St¨¦fano, a quien cre¨ªa su amigo, dec¨ªa que su t¨¢ctica en el cl¨¢sico hab¨ªa sido mezquina, se sinti¨® abrumado. "Est¨¢ muy nervioso con eso", coment¨® ayer un empleado del club. Mourinho se conturb¨® tanto que estudi¨® la posibilidad de darle la titularidad a ?zil sacrificando a Adebayor. La elecci¨®n representar¨ªa un cambio profundo. M¨¢s que de hombres, de esquemas y costumbres. Sin un punta puro, Cristiano deber¨ªa ejercer de delantero centro camuflado, tarea que al jugador no le agrada del todo. En este caso, Mourinho dejar¨ªa en el banquillo a sus tres puntas, Higua¨ªn, Benzema y Adebayor, cuya presencia en la plantilla reclam¨® con tanta urgencia, durante el mes de enero, que no dud¨® en provocar una crisis institucional en el club.
Fernando Morientes fue, junto con Van Nistelrooy, el 9 del Madrid en la ¨²ltima d¨¦cada. Seg¨²n el manchego, Cristiano funciona mejor retrasado. "El 9 es una demarcaci¨®n de especialistas", observa Morientes. "Es muy complicado moverse entre dos centrales cuando est¨¢n pendientes de ti. Tienes que ser como el p¨ªvot de balonmano. Es dif¨ªcil pasar inadvertido los partidos, con la porter¨ªa y la defensa a tu espalda. Tienes que hacer jugar a tus compa?eros, ayudarles, crear espacios, y saber desmarcarte en el momento adecuado para que otro compa?ero aproveche esos espacios. A Cristiano le costar¨ªa un poco m¨¢s porque a ¨¦l le gusta el contacto con el bal¨®n".
Hugo S¨¢nchez, el 9 madridista m¨¢s prol¨ªfico de los ¨²ltimos 40 a?os, piensa m¨¢s o menos lo mismo que su sucesor. "Cristiano", dice el mexicano, "tiene muchas facultades. Puede jugar por la banda derecha, puede ser delantero centro, media punta o extremo izquierdo. Puede partir de cualquier posici¨®n y convertirse en un peligro constante en cualquier zona. De todos modos, donde mejor ha jugado ha sido donde le puso Ferguson al principio en el Manchester, como extremo derecho. Desde ah¨ª puede centrar, o tirar la diagonal y pegarle con la derecha o con la izquierda".
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