Francia y Reino Unido env¨ªan militares para asesorar a los rebeldes libios
Ambos pa¨ªses aseguran que sus oficiales no dirigir¨¢n los combates
Reino Unido, Francia y Estados Unidos reh¨²yen implicarse a fondo en la guerra aunque hayan declarado su objetivo de derrocar a Muamar el Gadafi. Rechazan el env¨ªo de soldados, algo que suscita un¨¢nime oposici¨®n en Libia, mientras admiten que las adiestradas tropas del dictador dif¨ªcilmente ser¨¢n derrotadas si la campa?a militar prosigue por estos derroteros.
La ecuaci¨®n se complica d¨ªa a d¨ªa. Y probablemente porque apuestan por el desgaste que pueden provocar en el r¨¦gimen las sanciones econ¨®micas, las potencias occidentales han optado por fortalecer a los milicianos rebeldes. El Foreign Office anunci¨® ayer que enviar¨¢ una docena de oficiales a Libia para asesorar al enclenque ej¨¦rcito de los sublevados. Tambi¨¦n un enlace militar de Washington se establecer¨¢ en Bengasi.
Resulta inveros¨ªmil que no trabajen ya en el pa¨ªs magreb¨ª los servicios de inteligencia civiles y militares de un buen n¨²mero de pa¨ªses. La frontera con Egipto es un coladero, y Libia, cerrada herm¨¦ticamente durante d¨¦cadas, es territorio casi virgen para los esp¨ªas. La decena de oficiales brit¨¢nicos que vestir¨¢ de civil y que se sumar¨¢n a los diplom¨¢ticos ya establecidos en Bengasi tienen, sin embargo, una misi¨®n declarada y compartida con Francia. "Asesorar¨¢ al Consejo Nacional de Transici¨®n para mejorar su organizaci¨®n militar, sus comunicaciones y log¨ªstica", asegura un comunicado del Foreign Office, que a?ade: "nuestros oficiales no entrenar¨¢n a las fuerzas de oposici¨®n ni se implicar¨¢n en el planeamiento o ejecuci¨®n de las operaciones".
La nota alude asimismo a "la distribuci¨®n de ayuda humanitaria y a la entrega de equipos m¨¦dicos", una referencia que m¨¢s bien parece destinada a aplacar las cr¨ªticas de algunos Estados que sospechan de prop¨®sitos ocultos de Londres, Par¨ªs y Washington, pese a que el Consejo Nacional, y tambi¨¦n la gran mayor¨ªa de los libios de a pie, aplauden todo respaldo que contribuya a defenestrar al tirano.
Rusia y otros miembros del Consejo de Seguridad critican abiertamente que la OTAN ha sobrepasado con creces el mandato de la resoluci¨®n 1973 del Consejo de Seguridad, que ordena la protecci¨®n de la poblaci¨®n civil, pero no el apoyo militar a uno de los bandos. No lo ocultan los pa¨ªses occidentales y sus socios ¨¢rabes, Catar y Emiratos ?rabes Unidos, principalmente. Han tomado partido, pero aseguran que las iniciativas -Reino Unido ya ha provisto a los rebeldes de equipos de comunicaciones y chalecos antibalas- se enmarcan en la protecci¨®n de los civiles. Una meta que est¨¢ lejos de conseguirse con el despliegue militar actual y la tibieza de los ataques aliados. "Es evidente que la campa?a no est¨¢ teniendo gran impacto cuando la OTAN dice que solo algo m¨¢s de un centenar de veh¨ªculos han sido destrozados, teniendo en cuenta el armamento que ten¨ªa el Ej¨¦rcito libio. Simplemente, no est¨¢n utilizando la capacidad a¨¦rea que se necesita", coment¨® Tim Ripley, de la revista de defensa Jane's.
Reconoc¨ªa ayer el ministro de Exteriores franc¨¦s, Alain Jupp¨¦, que la OTAN hab¨ªa subestimado la capacidad de Gadafi para variar sus t¨¢cticas militares. Y queda meridianamente claro -tambi¨¦n la OTAN admit¨ªa que los ataques a¨¦reos tienen efectos limitados en la guerra urbana que se libra en Misrata, donde han perecido al menos 20 ni?os en seis semanas, seg¨²n Unicef- que con la decisi¨®n de imponer la zona de exclusi¨®n a¨¦rea no basta para que el dictador enarbole bandera blanca. Se necesitar¨ªa al menos, seg¨²n varios analistas militares citados por Reuters, que helic¨®pteros de la alianza y los buques de guerra entraran en acci¨®n para destruir los veh¨ªculos m¨¢s m¨®viles y dif¨ªciles de localizar que emplea el Ej¨¦rcito libio.
El riesgo que entra?a semejante medida es, no obstante, elevado para los l¨ªderes pol¨ªticos occidentales. Los helic¨®pteros son blancos m¨¢s f¨¢ciles para las defensas antia¨¦reas, y el eventual retorno a las capitales europeas de ata¨²des de pilotos -o casi peor, su captura- es la ¨²ltima fotograf¨ªa que desean ver los primeros ministros y presidentes m¨¢s implicados en la contienda.
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