La incre¨ªble historia de Mariano Rajoy
Del ciclo pol¨ªtico actual, una de las intrigas a analizar en el futuro ser¨¢ qu¨¦ ha sucedido con el l¨ªder de lo oposici¨®n en Espa?a. Dada la situaci¨®n econ¨®mica, uno esperar¨ªa que Mariano Rajoy fuese un pol¨ªtico bien valorado por la ciudadan¨ªa o, al menos, con mejor puntuaci¨®n media que el presidente del Gobierno. Pero los datos nos muestran todo lo contrario. Nunca un l¨ªder de la oposici¨®n ha estado tan mal valorado por los espa?oles.
Si analizamos los datos el CIS, vemos que en el bar¨®metro de enero Mariano Rajoy no solo empeora su nota respecto a encuestas anteriores, sino que todav¨ªa no ha conseguido superar en valoraci¨®n media a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Esto ¨²ltimo es una novedad. Todos los presidentes del Gobierno se han visto sobrepasados en alg¨²n momento por el l¨ªder de la oposici¨®n.
Tras las primarias del PSOE, el l¨ªder del PP se enfrentar¨¢ en las generales a un rival mejor valorado que ¨¦l
A Felipe Gonz¨¢lez le sucedi¨® a lo largo de 1995. Durante gran parte de ese a?o, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar obtuvo mejores valoraciones medias que el l¨ªder socialista. Una vez alcanz¨® el poder, tanto Almunia como Borrell lograron superarle en algunas ocasiones en su valoraci¨®n media.
Durante la legislatura 2000- 2004, con excepci¨®n de tres bar¨®metros, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero siempre estuvo mejor valorado que el presidente del Gobierno. Pero desde que el l¨ªder socialista gan¨® las elecciones de 2004, Mariano Rajoy nunca ha conseguido aventajar al presidente del Ejecutivo.
La crisis econ¨®mica actual parec¨ªa propicia para cambiar esta tendencia. De hecho, casi todos los primeros ministros europeos se est¨¢n viendo superados por sus alternativas. En Francia, Nicolas Sarkozy ya es el presidente conservador m¨¢s impopular de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Seg¨²n el Journal du Dimanche, su nivel de aceptaci¨®n es inferior al que ten¨ªa Jacques Chirac en sus peores momentos, y es superado en aceptaci¨®n por el pol¨ªtico socialista Dominique Strauss-Kahn.
En Reino Unido, desde el comienzo de la crisis a principios de 2008, David Cameron siempre super¨® a Gordon Brown en grado de aprobaci¨®n en todas las encuestas que publicaron The Sunday Times y The Telegraph. Finalmente, el pol¨ªtico conservador acab¨® ganando las elecciones, aunque en estos momentos Ed Miliband ya posee un grado de popularidad similar a James Cameron. De hecho, las encuestas ya sit¨²an a los laboristas por delante.
En ocasiones, los dirigentes del PP argumentan que el problema de su l¨ªder es la mala valoraci¨®n que le dan los votantes de otros partidos. Pero si analizamos los datos del CIS, vemos que los electores del PSOE han sido m¨¢s ben¨¦volos con Mariano Rajoy que los del PP con Jos¨¦Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Es decir, el l¨ªder socialista ha sido mucho m¨¢s castigado por los votantes rivales que el candidato del Partido Popular. A pesar de ello, el pol¨ªtico conservador nunca ha conseguido superar al presidente del Gobierno, puesto que gran parte de los problemas de Mariano Rajoy est¨¢n en su propio electorado: desde que perdi¨® las elecciones en 2008, sus votantes le dan poco m¨¢s que un aprobado raspado.
La pregunta que surge es: ?qu¨¦ ha sucedido con el l¨ªder del PP para que se encuentre con este escenario? Dos son las posibles respuestas. El primero de sus problemas est¨¢ en el origen de su liderazgo. Para ser designado candidato del Partido Popular, le bast¨® con tener la confianza de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. No necesit¨® someterse a ninguna votaci¨®n interna, ya fuese en forma de congreso o primarias. Este tipo de procesos, aunque algunos lo interpretan como l¨ªos, son un excelente ejercicio para forjar l¨ªderes. Los pol¨ªticos se ven en la necesidad de explicar qu¨¦ quieren hacer y por qu¨¦ desean encabezar sus formaciones. Tienen que obtener la confianza de sus compa?eros de partido, algo de gran ayuda para ganarse la confianza de los ciudadanos.
Es cierto que en 2008 Mariano Rajoy se someti¨® a un congreso en Valencia, pero entonces era un pol¨ªtico mucho m¨¢s d¨¦bil que en 2004. El origen de su liderazgo no solo era producto del deseo de un solo hombre, sino que adem¨¢s hab¨ªa perdido dos elecciones consecutivas. Por ello, tuvo que firmar muchas hipotecas con sus compa?eros de partido, saliendo de Valencia menos l¨ªder de lo que entr¨®.
Adem¨¢s, el origen de su candidatura tambi¨¦n perjudica su imagen: est¨¢ asociada al pasado, especialmente a la legislatura 2000-2004. Esta etapa fue muy negativa para el PP, puesto que pas¨® de la mayor¨ªa absoluta a la oposici¨®n en cuatro a?os, enfrent¨¢ndose constantemente a la opini¨®n p¨²blica.
El segundo de sus problemas est¨¢ en la falta de un proyecto y de una estrategia. Todav¨ªa no sabemos qu¨¦ quiere hacer Rajoy cuando llegue al Gobierno. De hecho, propone cosas contradictorias como subir el gasto bajando los ingresos. Por ejemplo, se opuso a los ajustes de mayo de 2010 y, al mismo tiempo, plantea constantemente rebajas fiscales. Adem¨¢s de no clarificar su proyecto pol¨ªtico, nunca ha tenido una estrategia definida.
El gran dilema de un partido pol¨ªtico es si se aproxima al centro renunciando a algunos de sus principios o, en cambio, se presenta como el guardi¨¢n de las esencias ideol¨®gicas. En la legislatura anterior, Mariano Rajoy opt¨® por la crispaci¨®n, present¨¢ndose como un l¨ªder muy radical. En cambio, desde que comenz¨® la crisis, ha decidido que lo mejor es no tener estrategia, confiando en que los malos datos econ¨®micos har¨¢n su trabajo de oposici¨®n.
Quiz¨¢s, el ¨²nico consuelo que podr¨ªa tener el l¨ªder del PP es que la valoraci¨®n de los candidatos no es determinante a la hora de decidir el voto. Es cierto que en la literatura acad¨¦mica, algunos autores sostienen que la valoraci¨®n de los l¨ªderes apenas tiene incidencia en los resultados electorales. No obstante, recientes estudios muestran que en algunas ocasiones un buen l¨ªder puede tener m¨¢s impacto electoral que la valoraci¨®n de la econom¨ªa y el posicionamiento de los votantes sobre determinadas pol¨ªticas. Por ejemplo, Guillem Rico demuestra que la valoraci¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero tuvo un mayor efecto en el apoyo al PSOE que la retirada de las tropas de Irak (L¨ªderes pol¨ªticos, opini¨®n p¨²blica y comportamiento electoral en Espa?a, CIS).
En definitiva, aunque en las pr¨®ximas semanas se hablar¨¢ mucho del liderazgo en el Partido Socialista, en el momento que quede resuelta esta cuesti¨®n, el Partido Popular tendr¨¢ un problema. Con escasos meses para las elecciones, el peor l¨ªder de la oposici¨®n se enfrentar¨¢ a un candidato socialista que, sea quien sea, seguro que estar¨¢ mejor valorado que Mariano Rajoy.
Ignacio Urquizu es profesor de Sociolog¨ªa de la UCM y colaborador de la Fundaci¨®n Alternativas.
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