Ilustrados forofos
Carlin, P¨¤mies, Espadaler, Vila-Matas y Punt¨ª calentaron el Bar?a-Madrid
El cul¨¦ de calle mata como puede los largu¨ªsimos periodos entre estos cuatro Bar?a-Madrid de f¨²tbol con los que esta punta de Europa ha sido bendecida consumiendo desaforadamente prensa deportiva o, incluso, asaltando cualesquiera de los abundantes micr¨®fonos de radio o tele vociferando imposibles pron¨®sticos tipo 8-0. Como a los escritores se les supone personas cultas, cinco de ellos -John Carlin (extremo derecho), Sergi P¨¤mies, (interior por esa banda); Anton Maria Espadaler (delantero centro), Enrique Vila-Matas (interior derecho) y Jordi Punt¨ª (extremo) decidieron matar parte de las ¨²ltimas tres horas antes de la final de Copa del Rey de ayer reunidos en la librer¨ªa La Central de Barcelona para hablar supuestamente de f¨²tbol y literatura. No fue exactamente as¨ª.
Finos estilistas de lo literario, tambi¨¦n ense?aron los tacos, sobre todo a 'Mou'
Arbitrados por el editor Toni Munn¨¦ (que para eso iba de negro), con el campo m¨¢s prieto que cuando se llenaba Les Corts, la alineaci¨®n (todos de la casa, excepto Carlin, y cul¨¦s, con alg¨²n antimadridista confeso como Punt¨ª) era de lujo, de los de primer toque, finos estilistas..., pero que ense?aron pronto los tacos.
La culpa, como siempre, del ¨¢rbitro, que empez¨® sacando el nombre de Mourinho. "Est¨¢ enloquecido; es la demostraci¨®n de que el poder corrompe la mente", zancadille¨® Carlin. "Sospecho que es del Bar?a, un quintacolumnista que no lo sabe, el antagonista perfecto en lo literario, un JR de Dallas", descoloc¨® P¨¤mies, que acab¨®: "Estoy dispuesto incluso a perder, pero que se quede: no es tan f¨¢cil ponerse cinco millones de personas en contra; busque un personaje as¨ª en una novela". ?Era un t¨²nel, lo suyo?
Vila-Matas, gato viejo, jugador cerebral, record¨® que los que en el fondo han querido estar en el otro lado (Helenio Herrera, por ejemplo, deseaba entrenar al Madrid) han dado gloria. Y, enigm¨¢tico, hizo una especie de cola de vaca sobre el partido que se acercaba: "Me he despertado esta ma?ana pensando en Afellay; que pasar¨ªa algo con ¨¦l". P¨¤mies le volvi¨® a convertir en microrrelato: "S¨ª, lo veo: minuto 43 de la segunda parte, uno a uno y chuta desde 40 metros y la mete. Y que solo haga eso en toda su carrera deportiva". ?Y la ausencia de Puyol? "Seg¨²n Mars¨¦, es el alma", expone Vila-Matas. "Yo le veo demag¨®gico, de ¨¦pica compulsiva, tipo p¨¢same la sala y se tira al suelo".
Incluso la grada joven (con alg¨²n ch¨¢ndal cul¨¦ y cerveza en mano, gentileza de la propia librer¨ªa) disfrutaba del juego, a pesar de que Espadaler parec¨ªa avisarles cuando lanz¨® que hay que empezar a prepararse para bajar de la nube "y no s¨¦ si esta Junta, sin ideas, tiene paliativos para eso" ("estos j¨®venes que no saben lo que es estar 15 a?os en el s¨®tano con Gaspart dentro", conjuraba P¨¤mies). Pero Punt¨ª iba a lo suyo: recordaba haber visto al gran capit¨¢n Puyol ?con seis libros!... "pero todos sobre c¨®mo mantenerse en forma". ?Y Guardiola?, volv¨ªa a provocar el ¨¢rbitro-pir¨®mano. "Un personaje obsesivo" (Punt¨ª). "Un punto de repelente por su obsesi¨®n por la perfecci¨®n" (P¨¤mies).
La afici¨®n quiso entender las cr¨ªticas por los nervios: se acercaba la hora. Las sillas se giraron hacia la pantalla gigante para ver el partido. No todos los cracks se quedaron. Una agente explicaba por qu¨¦: "En su casa lo viven como cualquier otro, aqu¨ª no estar¨ªan c¨®modos y no podr¨ªan gritar o exteriorizar sus man¨ªas". Ay, esos escritores tan, tan humanos... ilustrados forofos gracias al f¨²tbol.
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