La 'precuela' de 'Vida y destino'
'Por una causa justa', reci¨¦n editada, comparte escenarios y personajes con el gran fresco de Vasili Grossman
Rechazado por miope como combatiente voluntario, Vasili Grossman, entonces de 35 a?os, presenci¨® como reportero de Estrella Roja, la revista del Ej¨¦rcito, los combates contra los ej¨¦rcitos invasores alemanes desde el r¨¢pido repliegue de los primeros d¨ªas de la Operaci¨®n Barbarroja, pasando por la defensa de Mosc¨², la batalla de Stalingrado, donde permaneci¨® cinco meses, la contraofensiva por Ucrania, hasta la toma de Berl¨ªn; lleg¨® hasta el despacho de Hitler en el b¨²nker de la canciller¨ªa y se llev¨® de recuerdo varios tampones personales: "Orden del F¨¹hrer", "El F¨¹hrer confirma"... En esos cinco a?os solo ley¨® una novela: Guerra y paz, la obra maestra de Le¨®n Tolst¨®i sobre el pueblo ruso ante la invasi¨®n napole¨®nica. La ley¨® dos veces. Y se propuso volver a escribirla.
La historia concluye cuando se libran los primeros combates en Stalingrado
Su talento literario mantiene en vilo al lector entre amores y batallas
Su novela r¨ªo Vida y destino, muy conocida entre nosotros, se propon¨ªa, como su modelo, tejer un tapiz ¨¦pico en el que se alternasen con naturalidad las peripecias de los numerosos protagonistas con los avatares de la patria en sus momentos de mayor peligro, oscilar entre los destinos individuales de los personajes, la descripci¨®n precisa de las batallas decisivas y la meditaci¨®n sobre la naturaleza humana, su grandeza y miseria sometidas a la prueba de la historia. Algunos destacados hombres de letras espa?oles juzgan que en efecto Grossman consigui¨® emular a Tolst¨®i, que la comparaci¨®n entre ambos escritores no es grotesca, aunque curiosamente las ¨¦lites culturales rusas no consideran Vida y destino como un "cl¨¢sico del siglo XX".
Por una causa justa, que acaba de publicarse (Galaxia Gutemberg), algo as¨ª como la precuela de la gran obra, est¨¢ ambientada en el primer a?o de la invasi¨®n nazi de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y concluye cuando se libran los primeros combates en Stalingrado; participa de la misma ambici¨®n ¨¦pica y coral de Vida y destino, y el lector de esta novela encontrar¨¢ aqu¨ª algunos de los personajes de la otra: V¨ªctor Shtrum, el f¨ªsico que opera como ¨¢lter ego del autor, el comisario Kr¨ªmov, los Shaposhnikov, el clan familiar en torno al que se articula el relato... El punto de vista es tambi¨¦n el del tradicional narrador omnisciente que observa y describe con la misma facilidad lo que sucede en el campo de batalla, en el cuartel general de los dos ej¨¦rcitos y en la mente de los combatientes. (El narrador est¨¢ incluso al corriente, y nos cuenta, de lo que pensaron Hitler de Mussolini y viceversa, reunidos en un c¨®nclave secreto mediada la campa?a: "Mussolini conjetur¨® que el invierno y la cruel derrota sufrida en el asedio a Mosc¨² hab¨ªan hecho mella en Hitler". En cuanto a este, "al echar un vistazo al Duce barrunt¨® que al cabo de cinco o seis a?os aquel ya habr¨ªa entrado de lleno en la decrepitud").
?Asombrosa facultad de meterse en la conciencia de dos personajes hist¨®ricos!... Quiz¨¢ hubiera debido disimularla un poco, por mor de la verosimilitud... Bromas aparte, lo cierto es que el autor ten¨ªa ya aqu¨ª el mismo modelo tolstoiano, el mismo conocimiento de primera mano de los mil detalles significativos de la materia que trata, un caudal de an¨¦cdotas, episodios y conocimientos t¨¦cnicos sobre la guerra, y dispon¨ªa del mismo talento literario para mantener en vilo al lector entre amores y batallas y para movilizar un enorme n¨²mero de personajes: dotes y talentos que dan amenidad a las mil p¨¢ginas de esta novela y que desplegar¨ªa majestuosamente en Vida y destino.
Pero a diferencia de su celebrada obra Por una causa justa, que comenz¨® a redactar despu¨¦s de la rendici¨®n de Von Paulus en Stalingrado, en 1943, s¨ª pudo ser publicada, y adem¨¢s en el a?o 1952, en vida de Stalin, con lo que eso significa sobre la ecuanimidad de su juicio cr¨ªtico de los acontecimientos que narra y sus protagonistas. En aquellas fechas el m¨¢s tenue signo de escepticismo estaba fuera de la ley, y ya desde el mismo t¨ªtulo la ambig¨¹edad queda descartada y se afirma la intenci¨®n de la obra. De cara a la publicaci¨®n, Grossman fue obligado a reescribir una docena de veces algunos episodios, a corregir y a podar para adaptarse a la conveniencia del discurso oficial sobre la "Gran Guerra patria" y a la est¨¦tica del realismo socialista. Aqu¨ª no pudo haber ninguno de los atrevidos paralelismos entre los campos de concentraci¨®n alemanes y sovi¨¦ticos, ni la sombra de una cr¨ªtica al poder bolchevique, aunque de todas maneras se deslizaron entre las mallas de la censura algunas frases quiz¨¢ involuntariamente chocantes y significativas, como este elogio de la honestidad del tesorero de un kolj¨®s: "En toda su vida jam¨¢s hab¨ªa sido llevado a juicio ni interrogado".
Babelia
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