El r¨¦gimen sirio exagera el peligro del islamismo para deslegitimar la protesta
La oposici¨®n convoca marchas para ma?ana en todo el pa¨ªs, incluida Damasco
La crisis siria se hace cada d¨ªa m¨¢s grave y compleja. Numerosos testimonios de ciudadanos en Homs, Deraa y otras ciudades aseguran que grupos islamistas armados aprovechan las manifestaciones contra la dictadura para fomentar el caos, y que en algunas mezquitas se escuchan soflamas incendiarias e invocaciones a la yihad, la guerra santa.
La muerte a tiros de un general del Ej¨¦rcito y de sus dos hijos el pasado domingo, en Homs, parece confirmar que las protestas por la falta de libertades y de empleo se combinan con una revuelta religiosa que reclama un Gobierno isl¨¢mico.
Mahmud Issa, un dirigente de la oposici¨®n al r¨¦gimen, fue detenido ayer de madrugada en Homs por haber puesto en duda, durante una entrevista con la televisi¨®n catar¨ª Al Yazira, que el general y sus hijos hubieran sido tiroteados por milicianos islamistas. Issa pidi¨® que se abriera una investigaci¨®n sobre los hechos, lo que, seg¨²n la Liga Siria de los Derechos Humanos, enfureci¨® a los familiares del general, enterrado ayer mismo. El director de la Liga, Mazen Darwish, explic¨® que la familia amenaz¨® a Issa y luego exigi¨® a la polic¨ªa que le detuviera.
Varios testimonios aseguran que en algunas mezquitas se invoca a la yihad
Ciudadanos que desean reformas temen que el pa¨ªs se hunda en el caos
El Gobierno de Bachar el Asad insiste desde el inicio de la crisis en que existe una sublevaci¨®n armada salafista (musulmanes sun¨ªes radicales que solo aceptan la ley cor¨¢nica), pero la polic¨ªa, hasta ahora, solo ha matado a manifestantes desarmados, al menos 230 seg¨²n los recuentos m¨¢s conservadores. El r¨¦gimen, que veta la presencia de periodistas y practica una pol¨ªtica de absoluta opacidad informativa, no ha presentado ninguna prueba que confirme la presencia de bandas islamistas con armas en la mano.
Much¨ªsimos sirios deseosos de reformas y de mayores m¨¢rgenes de libertad temen, en cualquier caso, que aumente la violencia y el pa¨ªs se hunda en el caos. A¨²n se recuerda la sublevaci¨®n islamista de finales de los setenta, que Hafez el Asad, padre del actual presidente, ahog¨® en sangre en 1982 destruyendo con aviaci¨®n y artiller¨ªa la ciudad de Hama y dejando entre las ruinas entre 10.000 y 20.000 cad¨¢veres. La diversidad de sectas religiosas en el pa¨ªs (mayor¨ªa sun¨ª, ¨¦lite chi¨ª alau¨ª, cristianos de diversas confesiones), el recelo ante las tendencias secesionistas de la minor¨ªa kurda y la proximidad del caos iraqu¨ª podr¨ªan llevar a Siria a una guerra civil con m¨²ltiples bandos, similar a la que destroz¨® L¨ªbano a partir de 1975.
En cualquier caso, las manifestaciones contra el r¨¦gimen de El Asad no amainaban. Varios miles de estudiantes y j¨®venes desfilaron ayer en torno a la mezquita de El Omari, en Deraa, la ciudad donde a mediados de marzo comenzaron las protestas. En Alepo, al norte, grupos de estudiantes contrarios a El Asad se enfrentaron con grupos de fieles al r¨¦gimen y hubo disturbios dentro de la universidad y en las calles pr¨®ximas, seg¨²n France Presse.
El anuncio de que el Gobierno hab¨ªa aprobado la derogaci¨®n del estado de excepci¨®n, vigente desde 1963, lo que en teor¨ªa deber¨ªa privar al r¨¦gimen de sus instrumentos m¨¢s represivos (detenciones arbitrarias, torturas, censura, prohibici¨®n de actos p¨²blicos), no convenci¨® a casi nadie. Era dif¨ªcil de creer que Bachar el Asad fuera a moderar el comportamiento de su aparato policial, porque el env¨ªo a la Asamblea del proyecto de derogaci¨®n coincidi¨® con una actuaci¨®n brutal de las fuerzas de seguridad en Homs y con la muerte de una docena de manifestantes.
El viernes se perfilaba como una fecha crucial. En numerosas ciudades, incluida Damasco, hab¨ªan sido convocadas manifestaciones y la oposici¨®n esperaba que la indignaci¨®n por el comportamiento de la polic¨ªa animara a cientos de miles de personas a salir a la calle. Por otra parte, circulaban por Internet amenazas contra la minor¨ªa cristiana, presuntamente emitidas por grupos salafistas, y en ellas se anunciaba que ma?ana se producir¨ªan "castigos a los infieles". Era imposible saber si las amenazas eran ver¨ªdicas o una maniobra de los servicios secretos sirios para atemorizar a los cristianos y atraerlos hacia la relativa seguridad del actual r¨¦gimen.
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