Hungr¨ªa antediluviana
La nueva Constituci¨®n es un cheque en blanco para la violaci¨®n de los derechos humanos
Hungr¨ªa era el ¨²nico Estado de Europa oriental que tras la ca¨ªda del comunismo no se hab¨ªa dado una Constituci¨®n. Desde el d¨ªa 18 ya la tiene. Pero en vez de ser un texto poscomunista y democr¨¢tico, es antediluviano: una antolog¨ªa de la discriminaci¨®n contra el ser humano.
El pre¨¢mbulo ya augura lo peor. Se titula Profesi¨®n de fe nacional y arranca con un verso patri¨®tico del siglo XIX que pide a Dios que bendiga a los h¨²ngaros. Pero la invocaci¨®n al Alt¨ªsimo -desde luego, cristiano- es solo un modesto pr¨®logo. El texto restringe el derecho al voto de los aquejados de "capacidades mentales limitadas"; proclama la intangibilidad de la vida desde la fecundaci¨®n, lo que presagia que la ley del aborto vigente tenga los d¨ªas contados; y solo entiende como uni¨®n, a proteger por el Estado, la efectuada entre hombre y mujer. Hungr¨ªa ha firmado, sin embargo, la Convenci¨®n Europea sobre Derechos Humanos, y la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, y est¨¢ desempe?ando su turno como presidente de la Comunidad.
En lo directamente pol¨ªtico no es menor el autoritarismo, como cuando limita la capacidad del Tribunal Constitucional para entender de asuntos presupuestarios, con lo que se viola la separaci¨®n de poderes al poner al Ejecutivo por encima del judicial y legislativo. El partido Fidesz, del primer ministro V¨ªktor Orban, controla casi tres cuartos de los esca?os de la c¨¢mara. Y por ello bastaron para la aprobaci¨®n los 262 votos del partido gobernante contra 44, en un acto que boicotearon socialdem¨®cratas y liberales.
Hungr¨ªa ha emprendido, bajo un Gobierno que tiene la desfachatez de calificarse de centro-derecha, una carrera sobre la que la UE deber¨ªa tener algo que decir, y cuyos mojones han sido la tolerancia ante repetidas agresiones contra la comunidad gitana, la entrada en vigor de una ley que atenaza a los medios de comunicaci¨®n y una actitud muy negativa ante la inmigraci¨®n y el asilo pol¨ªtico.
En el colmo del malabarismo hist¨®rico, la Constituci¨®n declara, por ¨²ltimo, al pueblo h¨²ngaro inocente de los cr¨ªmenes cometidos por el Estado entre la ocupaci¨®n nazi de 1944 y el fin del comunismo en 1990. Orban y los suyos se autoexoneran, por ejemplo, de la persecuci¨®n que el almirante Horthy -el P¨¦tain magiar- desencaden¨® contra los jud¨ªos en los ¨²ltimos meses de la II Guerra. Un caso de delirante chovinismo retrospectivo.
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